por Yoichi Shimatsu
18 Diciembre 2012
del Sitio Web Rense 

traducción de Adela Kaufmann
Versión original en ingles

Versión en italiano

 

 

 

YoichiShimatsu, un escritor de ciencia con sede en Hong Kong, es el director de Beyond&Above, que proporciona asesoramiento en salud a los residentes de Fukushima Prefecture.

 

 

 

 

 

Comentario

fuente

 

Este es un ejemplo perfecto de cómo el curso de la humanidad ha sido masivamente retrasada en su crecimiento y manipulada.

 

Por lo tanto, a menudo se derivan conclusiones erróneas debido a la información incompleta o falsa.

 

Tal es el caso con el calendario maya.

 

Si hubiera habido el siguiente(s) para seguir lo descubierto y permitido, una conciencia mayor, consciente de nuestra verdadera realidad, habría sido obvia.

 

Por ello, los opresores buscan y destruyen a los pueblos originarios y su historia , culturas y  chamanes y a todos los aquellos que acarrean la verdadera sabiduría y enseñanzas de generación en generación.

 

Información que ellos mismos han robado y encerrado en bastiones como el Vaticano .

 

El Calendario Maya está por expirar porque no hay más cronometradores del tiempo.

 

El próximo ciclo de años y eones se volvió imposible de calcular cuando el gremio antiguo de astrónomos fue abolido por los conquistadores españoles. El asalto cultural, no un apocalipsis inminente, es la razón de la pérdida del sistema maya del seguimiento del tiempo. 

Los antiguos mayas celebraron el paso de los años como un ciclo evolutivo de nacimiento, madurez y plenitud, tanto a nivel físico y espiritual, que fue coordinado con el movimiento de los planetas y la Luna.

 

Sus observadores de estrellas marcaban el tiempo con una precisión asombrosa, superando la inexactitud del calendario Gregoriano de Europa. 

La cronología maya fue una víctima del impulso del Sacro Imperio Romano de imponer su autoridad sobre la América indígena.
 Durante la conquista de 170 años de la Península de Yucatán, los mayas cronometradores del tiempo fueron asesinados, esclavizados o expulsados ​​a los bosques, y sus registros astrales inscritos en piedra fueron deliberadamente estrellados por los invasores. 

La destrucción de la astronomía y matemáticas maya es uno de los mayores crímenes culturales en contra de nuestro patrimonio mundial y por desgracia el llamado Día Final maya  sólo refleja y perpetúa el malentendido occidental de una gran tradición científica.
 

 

 

 

Guerra contra la Astronomía 

Los "Exploradores" del imperio de los Habsburgo saquearon los reinos incas y aztecas de su oro y plata, pero su vandalismo en contra de los logros científicos de los mayas fue infinitamente peor.

 

Durante los siglos 16 y 17, los españoles exterminaron sistemáticamente la cultura maya, sacrificando astrónomos y desfigurando las inscripciones por toda la Península de Yucatán. 

Esta campaña sostenida para suprimir una tradición científica nativa requirió costosos viajes llenos de riesgos para abastecer a los miles de soldados, caballos y armas a un costo superior al valor de cualquier botín tomado.
 ¿Qué fue lo que obligó a los europeos a desterrar para siempre los siglos de conocimiento acumulado por los mayas? En pocas palabras, un odio visceral de la verdad científica. 

En el mismo período en que fue vencido Yucatán, los emperadores Habsburgo estaban enfrascados en una lucha feroz contra librepensadores intelectuales en toda Europa, que se oponían al irracional dogma religioso y luchaban contra el sometimiento a la monarquía absoluta.

 

La Guerra de los Treinta Años estaba siendo librada contra los disidentes protestantes, quienes consideraban los textos bíblicos y no los ignorantes frailes como la verdadera base de la teología y la moral y el parlamento, no una monarquía absoluta, como la base del gobierno. 

Una lucha por el control correspondiente sobre la mente humana era dirigida contra la teoría heliocéntrica de Nicolás Copérnico, quien sugirió que la Tierra es un planeta que gira alrededor del sol.

 

Armado con sólo un telescopio primitivo y ecuaciones, el astrónomo italiano Galileo Galilei rastreó la órbita de los planetas, cuyos movimientos irregulares indicaban que la Tierra, como una plataforma de observación, también circunda el sol.

 

Para la Corona, incluso más que para la Iglesia, este hecho sólido era una herejía.
 

 

 

 

El Derecho Divino de los Reyes 

Como heredero del Renacimiento, el papa Urbano VIII estaba intrigado por el reto de los hallazgos de Galileo.

                                                                                                                                     

Puesto que Dios podría actuar de forma misteriosa, incluso un pontífice debe adaptarse al gran plan divino. Los cardenales de la España de los Austrias no toleraba tales desviaciones de la doctrina y exigieron al Vaticano organizar una inquisición contra el astrónomo. 

Para Felipe IV, emperador del Sacro Imperio y rey de Iberia, el absolutismo requería de un sistema Terra-céntrico.
 El palacio de El Escorial era el centro del mundo, y el trono imperial era un punto fijo en la Tierra bajo un sistema de perpetua poder que nunca cambia. 

La impensable posibilidad de adoptar la teoría heliocéntrica significaría que la humanidad habitaría en una roca desolada dando vueltas por el vacío helado sin reglas ni orden.

 

En su juicio, en 1633, por lo tanto, Galileo fue encontrado culpable de promover la infernal idea  de que la Tierra no era el centro de toda la existencia. 

No es de extrañar entonces que los colonizadores españoles estuvieran tan profundamente preocupados por la astronomía nativa del 'Nuevo Mundo', que al igual que Galileo se basaba en la observación empírica y no en el dogma.
 El sacerdocio maya era un cuerpo muy disciplinado de astrónomos, que pasaba todas las noches en la cima de los templos, que servían también como observatorios celestes.

 

Sus meticulosos registros tomados durante más probablemente siglos y milenios, eran más precisos que cualquier registro en Europa hasta la invención del telescopio, y superaba a los antiguos babilonios. 

Su paciente trabajo y el método empírico significaba, sin embargo, que cientos de años de recolección de datos eran necesarios para calcular el siguiente gran ciclo del calendario maya.

 

Durante estos últimos siglos previos al solsticio de invierno que se avecina, sin embargo, han sido testigos de una alta cultura reducida a la servidumbre y a la pobreza bajo el "superior" régimen europeo.

 

El gran ciclo de los mayas fue roto por la crueldad, la codicia, la superstición y la ignorancia.

 

 

 

 

Genio Indígena 

Los pocos registros astrales que sobrevivieron a la masacre española indican que los mayas fueron capaces de calcular la órbita de Venus alrededor del Sol, un triunfo matemático no fácil de lograr debido a la 
retrogradación planetaria.

 

Al igual que el tránsito de Venus por delante del Sol del verano pasado, el segundo planeta (visto desde la Tierra) parece invertir su dirección, es decir, ir retrógrado. La única manera en que los mayas pudieron haber estimado con precisión la órbita venusiana era observarlo en la propia Tierra como planeta que gira alrededor del sol.


En los jeroglíficos mayas, la tierra es representada como un círculo en un plano más amplio.

 

Normalmente condescendientes, los arqueólogos modernos sugieren que este símbolo es un mapa de la tierra-plana. Los métodos empíricos de los mayas, sin embargo, indican lo contrario, que el círculo de la tierra es una representación en dos dimensiones de nuestro planeta en el espacio. Desde el punto de vista de la teología europea, tal modelo del Universo era intolerable. 

Fue fácil 
para los inquisidores demonizar la astronomía maya. Los mayas llamaron al planeta Venus por Quetzalcoatl, la serpiente emplumada y el símbolo de la renovación fecunda, al igual que la mítica ave fénix de Oriente.

 

La "estrella de la mañana" nunca fue bien vista por el clero cristiano, siendo identificada con la diosa pagana de la atracción erótica y, por tanto, de naturaleza diabólica.

 

La astronomía era el camino a la condenación.

 

 

 

Los ataques en contra del espíritu científico 

La destrucción de los registros maya por el Sacro Imperio Romano es una trágica pérdida para la humanidad.

 

También sirve como una advertencia hoy en contra de las mentiras tejidas por las instituciones mundiales y las grandes corporaciones, cuyo objetivo es torcer la ciencia hacia fines siniestros.

... estas son sólo algunas de las muchas falsas "soluciones" promovidas por las charlatanas industrias. 

El desastre de Fukushima es el Yucatán de esta década.

 

La industria nuclear, los grandes gobiernos y organismos internacionales están financiando una campaña de desinformación en todo el mundo para negar los peligros de la radiación para la salud humana y el medio ambiente.  

 

  • Los niveles de radiación en Japón y en América del Norte están siendo deliberadamente contados como menos por la OIEA o no contados en absoluto. 
     

  • Está siendo montada una inhumana campaña, incluso por la Organización Mundial de la Salud, para negar los efectos negativos de las llamadas dosis bajas de exposición.
     

  • Los datos de contaminación de los alimentos y el agua están siendo subestimados.
     

  • El impacto de la radiactividad en la atmósfera superior está siendo ignorado a pesar de la expansión del agujero de ozono en el Ártico desde marzo de 2011 y la ola de tornados locos, que son erróneamente atribuidos al calentamiento global.   

     

  • El envenenamiento de la vida marina en el Pacífico está siendo señalado en una imaginaria "marea roja" en aguas frías donde las algas no puedan sobrevivir

     

  • La descarada publicación de la mentira en nombre de la industria nuclear es equivalente a una nueva inquisición en contra de la ciencia basada en hechos y observación empírica.

 

Los enemigos de la honestidad científica aniquilaron la civilización maya, y tal vez hoy en día sus descendientes psicológicos tendrán que destruir a Japón para eliminar las pruebas. Sin importar cuánto sean amañados los registros, nunca podrán borrar los hechos - los mentirosos serán condenados. 

Por lo tanto, 
en el solsticio de invierno que se avecina, sería desatinado a encogerse de miedo de quedarse sin tiempo.

 

En cambio, deberíamos rendir tributo al espíritu científico de una tradición indígena, cuyos astrónomos miraban al cielo con temor y estudiosidad y emulaban su rigor matemático y el respeto por la verdad.