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 Capítulo Dos
 Señales Alienígenas en la Noche
 
 
			
			Extractos de las memorias personales de Nikola Tesla
 
 El desarrollo del hombre es vitalmente dependiente de la invención. 
			Es el producto más importante de su cerebro creativo. Su propósito 
			más importante es la completa maestría de la mente sobre el mundo 
			material, el atrapar las fuerzas de la naturaleza a las necesidades 
			humanas.
 
 Esta es la difícil tarea del inventor, quien a menudo es mal 
			entendido y no es recompensado. Pero el encuentra amplia 
			compensación en los placenteros ejercicios de sus poderes y en el 
			conocimiento de ser uno de esa excepcionalmente privilegiada clase 
			sin la cual la raza hace mucho tiempo habría perecido en la amarga 
			lucha contra los implacables elementos. Hablando por mí mismo, yo ya 
			he tenido más de mi medida completa de este exquisito disfrute; 
			tanto, que durante muchos años, mi vida estaba un poco corta del 
			éxtasis continuo.
 
 Me acreditan ser uno de los trabajadores más duros y quizá lo soy, 
			si el pensamiento es equivalente a la labor, ya que he dedicado a 
			ello casi todas mis horas despierto. Pero si el trabajo es 
			interpretado como la ejecución definida en un tiempo específico, 
			según reglas rígidas, entonces podría ser que soy el peor de los 
			holgazanes.
 
 Cada esfuerzo bajo obligación exige un sacrificio de la energía de 
			vida. Yo jamás pagué tal precio. Por el contrario, he prosperado en 
			mis pensamientos. En procurar dar una cuenta fiel y conectada de mis 
			actividades en esta historia de mi vida, deberé vivir, no obstante, 
			al menos renuente, de las impresiones de mi juventud y las 
			circunstancias y eventos que han sido instrumentales en determinar 
			mi carrera.
 
 Nuestros primeros esfuerzos son puramente instintivas incitaciones 
			de una vívida e indisciplinada imaginación. Pero esos impulsos 
			tempranos, aunque no son inmediatamente productivos, son del momento 
			más grande y podrían darle forma a nuestros mismos destinos.
 
 De hecho, ahora siento que si los hubiera entendido y cultivado en 
			vez de suprimirlos, habría podido agregar un valor sustancial a mi 
			legado para el mundo. Pero solo hasta que logré la humanidad realicé 
			que yo era un inventor. Esto fue debido a varias causas.
 
 En primer lugar, yo tenía un hermano que era dotado a un grado 
			extraordinario; uno de esos raros fenómenos de mentalidad, los 
			cuales la investigación biológica ha fallado en explicar. Su 
			prematura e inesperada muerte dejó a mis padres desconsolados.
 
 Poseíamos un caballo que nos había sido presentado por un querido 
			amigo. Era un magnífico animal de raza arábiga, poseedor de una 
			inteligencia casi humana, y era cuidado y querido por toda la 
			familia, habiendo una vez salvado la vida de mi amado padre bajo 
			notables circunstancias.
 
 Una noche de invierno, a mi padre lo llamaron para ejecutar una 
			tarea urgente, y mientras cruzaba las montañas, infestadas de lobos, 
			el caballo se asustó y escapó, tirándolo violentamente al suelo.
 
 Llegó a casa sangrando y exhausto, pero después de que fuera sonada 
			la alarma, inmediatamente se volvió, regresando al punto, y antes de 
			buscar la partida, estaba en camino para donde encontramos a mi 
			padre, quien había recuperado la consciencia y se volvió a montar, 
			sin darse cuenta que había estado yaciendo en la nieve durante 
			varias horas.
 
 Este caballo era responsable de las heridas mortales de mi hermano. 
			Yo fui testigo de la trágica escena y aunque habían transcurrido 
			muchos años desde entonces, mi impresión visual de ella no había 
			perdido ninguna fuerza.
 
 El recuerdo de sus logros hizo parecer cada esfuerzo hecho por mi 
			parte aburrido en comparación. Cualquier cosa que yo hiciera causaba 
			que mis padres sintieran más agudamente su pérdida. Así, pues, crecí 
			con poca confianza en mí mismo. Pero estaba muy lejos de ser 
			considerado un muchacho estúpido, si he de ser juzgado por un 
			incidente del cual tengo todavía una vívida remembranza.
 
 Un día los concejales pasaban por una calle donde yo estaba jugando 
			con otros muchachos. Los mayors y venerables caballeros, acaudalados 
			ciudadanos, hicieron una pausa en su camino para obsequiarnos una 
			pieza de plata a cada uno de nosotros.
 
			  
			
			Al llegar a mí, el 
			repentinamente paró y me ordenó:  
				
				“Mírame a los ojos”. 
			
			Encontré su mirada fija, mi mano se estiró para recibir la tan 
			valorada moneda, cuando para mi consternación, el dijo, 
				
				“No, no mucho. No obtendrás nada de mi. Eres demasiado listo.” 
			
			Mi madre era descendiente de una de las familias más antiguas del 
			país y de una línea de inventores. Ambos, su padre y su abuelo 
			originaron numerosos implementos domésticos, agrícolas y de otros 
			usos. Ella era verdaderamente una gran mujer, de raras habilidades, 
			valor y fortaleza. Le debo tanto a sus buenas tolerancias e 
			inventiva mental que todavía ahora puedo ver sus maravillosas 
			características grabadas en mi mente.
 
 Haciendo Real La Mente Interior
 
 En mi juventud yo sufrí de una peculiar aflicción debido a la 
			aparición de imágenes, a menudo acompañado por fuertes destellos de 
			luz, que estropeaban la vista de los objetos reales e interferían 
			con mis pensamientos y acciones. Habían cuadros de cosas y escenas 
			que yo realmente había visto, ninguna de estas imaginadas.
 
 Cuando me fue hablada una palabra, la imagen del objeto que 
			designaba se presentaría a sí misma vivamente en mi visión, y a 
			veces era bastante incapaz de distinguir si lo que yo veía era 
			tangible o no.
 
 Esto me causaba mucha incomodidad y ansiedad. Ninguno de los 
			estudiantes de psicología o fisiología a quienes consulté pudieron 
			nunca explicar satisfactoriamente este fenómeno.
 
 Parecen que ha sido únicos, aunque yo estaba probablemente 
			predispuesto, ya que se que mi hermano experimentaba un problema 
			similar. La teoría que yo formulé fue que las imágenes eran el 
			resultado de una acción de reflejo desde el cerebro sobre la retina 
			bajo gran excitación. Ciertamente no eran alucinaciones, como las 
			producidas por las mentes enfermas y angustiadas, ya que en otros 
			respectos era normal y compuesto.
 
 Para dar una idea de mi desesperación, supongamos que he sido 
			testigo de un funeral o algún otro espectáculo que toca los nervios. 
			Entonces, inevitablemente, en la quietud de la noche, un vívido 
			cuadro de la escena se presentaría ante mis ojos y persistiría, a 
			pesara de todos mis esfuerzos para quitarlo de mi más íntimo ser.
 
 También comencé a ver visiones de cosas que no guardaban ninguna 
			resemblanza a la realidad. Era como si me estaban mostrando ideas de 
			alguna mente cósmica, esperando hacer reales sus concepciones.
 
 Si mi explicación es correcta, debería ser posible proyectar en una 
			pantalla la imagen de cualquier objeto que uno conciba y hacerlo 
			visible. Tal avance revolucionaría todas las relaciones humanas. 
			Estoy convencido que esta maravilla puede y será lograda en el 
			tiempo por venir.
 
 Puedo agregar que he dedicado mucho pensamiento a la solución del 
			problema. He logrado reflejar tal cuadro que he visto en mi mente a 
			la mente de otra persona en otra habitación.
 
 Para liberarme a mí mismo de estas tormentosas apariciones, he 
			tratado de concentrar mi mente en otra cosa que haya visto, y de 
			esta manera, a menudo obtuve un alivio temporal; pero para 
			conseguirlo, tuve que conjurar continuamente nuevas imágenes.
 
 No fue mucho antes que encontré que había agotado todo eso a mi 
			comando; mi “carrete” había corrido hasta terminarse, porque había 
			visto muy poco de los objetos solo de este mundo en mi casa y en los 
			alrededores inmediatos.
 
 Al realizar estas operaciones mentales por segunda o tercera vez, 
			para poder espantar las apariciones de mi visión, el remedio 
			gradualmente perdió toda su fuerza. Luego, instintivamente comencé a 
			hacer excursiones más allá de los límites del pequeño mundo del que 
			tenía conocimiento, viendo nuevas escenas.
 
 Estos eran al principio muy velados e indistintos, y se iban al 
			intentar concentrar mi atención en ellos. Ganaron fuerza y 
			distintivo, y finalmente asumieron la solidez de las cosas reales.
 
 Pronto descubrí que mi mejor comodidad fue lograda si yo simplemente 
			me adentraba cada vez más en mi visión, obteniendo nuevas 
			impresiones todo el tiempo, y así comencé a viajar; por supuesto en 
			mi mente. Cada noche, (y a veces durante el día), cuando estaba 
			solo, yo comenzaría mis viajes, veía nuevos lugares, ciudades y 
			países; vivía allí, conocía gente y hacía amistades y conocidos y, 
			aunque suena increíble, es un hecho que los apreciaba tanto como 
			aquellos en la vida real, y no un poco menos intensos en sus 
			manifestaciones.
 
 Hacía esto constantemente hasta que tuve como dieciséis años, cuando 
			mis pensamientos se volcaron seriamente hacia los inventos. Luego 
			observé, para mi placer, que podía visualizar con la mayor 
			facilidad. No necesitaba modelos, dibujos o experimentos. Yo podría 
			representarlos todos como verdaderos, en mi mente.
 
 Así, al haber sido guiado inconscientemente a evolucionar lo que 
			considero un nuevo método de materializar conceptos e ideas 
			inventivos, lo cual es radialmente lo contrario a lo puramente 
			experimental, y es, en mi opinión siempre mucho más expeditivo y 
			eficiente.
 
			
			En el momento en el cual uno construye un dispositivo para llevar a 
			la práctica una idea en crudo, uno se encuentra a sí mismo 
			inevitablemente aborto con los detalles del aparato. Al ir mejorando 
			y reconstruyendo, la fuerza de concentración disminuye, y se pierde 
			de vista el gran principio subyacente.
 
 Pueden obtenerse resultados, pero siempre con sacrificio de la 
			calidad. Mi método es diferente. Yo realmente no me apresuro hacia 
			el trabajo real. Cuando obtengo una idea, comienzo inmediatamente a 
			construirla en mi imaginación. Cambio la construcción, rehago 
			mejoras y opero el dispositivo en mi mente.
 Es absolutamente inmaterial para mi si hago correr mi turbina en mi 
			pensamiento o la pruebo en mi taller. Incluso puedo notar si está 
			fuera de balance. No hay diferencia alguna; los resultados son los 
			mismos.
 
 De esta manera soy capaz de desarrollar rápidamente y perfeccionar 
			una concepción sin tocar nada. Cuando he llegado tan lejos como para 
			corporizar en la invención cualquier mejora posible que pueda pensar 
			y no veo errores por ninguna parte, pongo este producto final en 
			forma concreta en mi cerebro. Invariablemente mi dispositivo 
			funciona como he concebido que debería hacerlo, y el experimento 
			sale exactamente como lo he planeado.
 
 En veinte años no ha habido una sola excepción. ¿Porqué tendría que 
			ser de otra manera? La ingeniería, lo eléctrico y lo mecánico son 
			positivos en sus resultados. Raramente existe un artefacto o 
			dispositivo que no pueda ser examinado de antemano, desde la 
			información disponible en teoría y práctica.
 
 El llevar a cabo a la práctica de una idea cruda como se hace 
			generalmente es, sostengo, nada más un desperdicio de energía, 
			dinero y tiempo. Sin embargo, mi temprana afición tenía otra 
			compensación. El incesante esfuerzo mental desarrolló mis poderes de 
			observación y me habilitó para descubrir una verdad de gran 
			importancia.
 
 Yo había observado que la aparición de imágenes era siempre 
			precedida por reales visiones de escenas bajo condiciones muy 
			peculiares y generalmente muy excepcionales, y me impulsaron en cada 
			ocasión a ubicar el impulso original.
 
 Un poco después, este esfuerzo creció a ser casi automático, y gané 
			gran facilidad para conectar causa y efecto. Pronto me volví 
			consciente, para mi sorpresa, que cada pensamiento que yo concebía 
			era sugerido por una impresión externa. No solo esto, sino todas mis 
			acciones eran incitadas de una manera similar.
 
 Con el tiempo se volvió perfectamente evidente para mi que yo era 
			simplemente una automatización dotada con energía de movimiento, 
			respondiendo al estímulo de los órganos del sentido, y pensando y 
			actuando en consecuencia.
 
 El resultado práctico de esto fue la clase de “tele-automáticos” que 
			ha sido llevado a cabo solamente de una manera imperfecta. Sus 
			latentes posibilidades, sin embargo, serán eventualmente 
			demostradas. Llevo años planeando autómatas auto-controlados, y creo 
			que pueden producirse mecanismos que actuarán como si poseyeran 
			razonamiento, a un grado limitado, y crearán una revolución en 
			muchos departamentos comerciales e industriales.
 
 Yo tenía aproximadamente unos doce años de edad cuando tuve éxito en 
			desterrar una imagen de mi visión con esfuerzo de voluntad, pero 
			nunca tuve ningún control sobre los destellos de luz a los cuales me 
			he referido anteriormente. Fueron quizás mi experiencia más extraña 
			e inexplicable.
 
 Usualmente ocurrieron cuando me encontraba en situaciones peligrosas 
			o desesperantes, o cuando estaba grandemente regocijado. En algunas 
			instancias he visto todo el aire a mi alrededor lleno con lenguas de 
			llamas vivas. Su intensidad, en vez de disminuir, se incrementaba 
			con el tiempo, y al parecer llegó al máximo cuando tenía como 
			veinticinco años de edad.
 
 Mientras estuve en París, en 1883, un prominente fabricante francés 
			me envió una invitación a una expedición de tiro, la cual acepté. 
			Había estado confinado mucho tiempo a la fábrica, y el aire fresco 
			tiene un maravilloso efecto vigorizante en mí.
 
 A mi regreso a la ciudad esa noche, sentí una positiva sensación que 
			mi cerebro había cogido fuego. Yo era una luz, como si un pequeño 
			sol estuviera allí, y pasé toda la noche aplicándome compresas frías 
			a mi torturada cabeza.
 
 Finalmente, los destellos disminuyeron en fuerza y frecuencia, pero 
			tomó más de tres semanas antes que cesaran completamente. Cuando se 
			me extendió una segunda invitación, mi respuesta fue un enfático 
			¡NO!
 
 Estos fenómenos luminosos todavía se manifiestan de vez en cuando, 
			como cuando una nueva idea se está abriendo posibilidades me golpea, 
			pero ya no son excitantes, siendo de relativamente poca intensidad. 
			Cuando cierro mis ojos, invariablemente observo primero un fondo de 
			un azul muy oscuro y uniforme, parecido al cielo en una noche clara 
			pero sin estrellas.
 
 En unos pocos segundos, este campo se vuelve animado con 
			innumerables copos de un verde centellante, ordenados en varias 
			capas y avanzando hacia mi. Entonces aparece, a la derecha, un bello 
			patrón de dos sistemas de líneas paralelas cercanas, a ángulos 
			rectos unas de otras, en toda clase de colores, con el amarillo, 
			verde y dorado predominando.
 
 Inmediatamente después, las líneas se vuelven más brillantes, y el 
			todo es gruesamente salpicado con puntos de luz parpadeantes. Este 
			cuadro se mueve lentamente a través de campo de visión, y en 
			aproximadamente diez segundos se desvanece a la izquierda, dejando 
			atrás una base de un más bien desagradable gris hasta alcanzar la 
			segunda fase.
 
 Cada vez, antes de dormirme, revolotean ante mi vista imágenes de 
			personas u objetos. Cuando los veo, se que estoy por perder la 
			conciencia. Si se ausentaran y se rehusaran a llegar, esto 
			significaba una noche sin sueño.
 
 Durante este período contraje muchos extraños gustos, disgustos 
			hábitos, algunos de los cuales puedo rastrear a impresiones 
			externas, mientras que otros son inexplicables. Yo estaba fascinado 
			con el brillo de cristales, pero las perlas casi me dan un ataque.
 
 Después de acabar los estudios en el Instituto Politécnico y en la 
			Universidad, tuve una completa crisis nerviosa y, mientras duró el 
			mal, observé muchos fenómenos, extraños e increíbles.
 
 
 Nikola Tesla – Nacido el 9/10 de Julio de 1856
 
 De los propios escritos de Tesla podemos observar que tenía una 
			capacidad mental única, que pocos de sus congéneres humanos hayan 
			podido alguna vez alcanzar. No es de extrañarse que cuando Tesla fue 
			enfrentado con un acontecimiento tan estremecedor como la revelación 
			que los humanos podrían no estar solos en el universo, el le hizo 
			frente con la cabeza en alto.
 
 La manera atípica en que enfrentaba y trataba con lo desconocido ha 
			conducido a algunos a especular que su verdadero parentesco puede 
			haberse originado más allá de este planeta. Esta sugerencia no es 
			nueva, de hecho, Tesla una vez le confió a uno de sus asistentes 
			personales que a menudo sentía como si fuese un extraño en este 
			mundo.
 
 Tesla era de una familia de origen serbio. Nacido en la aldea de 
			Smilian, Lika (Austria-Hungría) en lo que es ahora Croacia. El padre 
			de Tesla era un sacerdote ortodoxo; su madre no era letrada pero 
			altamente inteligente. Un soñador con un toque poético, al madurar, 
			Tesla agregó a estas cualidades tempranas aquellas de al 
			auto-disciplina y un afán por la precisión.
 
 Margaret Cheney, en su libro: Tesla: Hombre fuera del tiempo 
			- 
			
			Tesla: Man out of time (1981) 
			observó que Tesla, cuando niño, comenzó a hacer inventos originales. 
			Cuando tenía cinco años, el construyó una pequeña rueda de agua, 
			bastante diferentes de las que había visto en el campo. Era lisa, 
			sin paletas, sin embargo giraba uniformemente en la corriente. Años 
			más tarde el habría de recordar este hecho cuando estaba diseñando 
			su turbina única sin cuchillas.
 
 Algunos de sus otros experimentos fueron menos exitosos. Una vez 
			estaba subido en el techo de la azotea, agarrando el paraguas de la 
			familia e hiper ventilándose en la fresca brisa de la montaña, hasta 
			que su cuerpo se sintió ligero, y el mareo en su cabeza lo convenció 
			de que podía volar. Cayéndose a la tierra, el yació inconsciente y 
			fue acarreado a su cama por su mamá. Tesla más tarde escribiría que 
			este incidente fue el catalizador para sus inusuales visiones.
 
 En su libro El Regreso de la Paloma, Margaret Strom afirma que Tesla 
			no era un hombre terrestre. En la página 71 de su libro privadamente 
			impreso, dice que la gente espacial relató que un niño varón nació a 
			bordo de una nave espacial que estaba en un vuelo desde Venus a la 
			Tierra en julio de 1856.
 
 El pequeño fue llamado Nikola. La nave aterrizó a medianoche, entre 
			el 9 y el 10 de julio, en una remota provincia en las montañas en lo 
			que es ahora Croacia. Allí, según arreglos anteriores, el niño fue 
			colocado al cuidado de un buen hombre y su esposa, el Reverendo 
			Milutin y Djouka Tesla.
 
 Supuestamente, la gente del espacio liberó esta información en 1947 
			a Arthur H. Matthews en Quebec, Canadá.
 
 
 Señales Alienígenas en la Noche
 
 Arthur H. Matthews era un ingeniero eléctrico, quien desde su niñez 
			estuvo cercanamente asociado con Tesla. Matthews afirmó que Tesla le 
			confió muchas tareas, incluyendo el dispositivo de Tesla para las 
			comunicaciones interplanetarias que fue primero concebido en 1901, 
			con el objetivo de comunicarse con el planeta Marte.
 
			  
			
			Tesla ha 
			sugerido que el podía transmitir a través de la tierra y el aire 
			grandes cantidades de energía a distancias de miles de millas. 
				
				“Puedo fácilmente tender un puente sobre el golfo que nos separa de 
			Marte, y enviar un mensaje casi tan fácilmente como a Chicago.” 
				 
			
			Debido a presiones de otra investigación en ese tiempo, el primer 
			modelo funcionando no fue construido por Tesla hasta 1918.
 En 1899, Nikola Tesla, con la ayuda de su soporte financiero,
			J.P. 
			Morgan, 
			
			instaló en Colorado Springs un laboratorio experimental 
			conteniendo equipo de transmisión de radio de alto voltaje. El 
			laboratorio tenía una torre de 200 pies para transmisión y recepción 
			de ondas de radio y el mejor equipo de recepción disponible en ese 
			tiempo.
 
 Una noche, cuando estaba sola en el laboratorio, Tesla observó lo 
			que el cautelosamente llamó acciones eléctricas que definitivamente 
			parecían ser señales inteligentes. Los cambios ocurrían 
			periódicamente y con tan clara sugestión de número y orden que no 
			podían ser rastreados a ninguna causa, entonces conocida por el.
 
 Tesla elaboró en el tema de “Hablando con los Planetas", en el 
			periódico semanal Collier (marzo 1901):
 
				
				“Cuando estaba mejorando mis máquinas para la producción de acciones 
			eléctricas intensas, también estaba perfeccionando los medios para 
			observar esfuerzos débiles. Uno de los resultados más interesantes, 
			y también uno de gran importancia práctica era el desarrollo de 
			ciertas invenciones para indicar a distancia de muchos cientos de 
			millas una tormenta que se acercaba, su dirección, velocidad y 
			distancia viajada.
 “Fue continuando este trabajo que por primera vez descubrí esos 
			misteriosos efectos que han despertado tal inusual interés. Yo había 
			perfeccionado el aparato referido, hasta tanto que desde mi 
			laboratorio en las montañas de Colorado podía sentir el pulso del 
			globo, como era, notando cada cambio eléctrico que ocurría dentro de 
			un radio de 1,100 millas.
 
 “Nunca podrá olvidar las primeras sensaciones que experimenté cuando 
			supe que había observado algo de consecuencias posiblemente 
			incalculables para la humanidad. Yo sentí como si hubiera estado 
			presente en el nacimiento de un Nuevo conocimiento o la revelación 
			de una gran verdad… Mis primeras observaciones me aterraron 
			positivamente, ya que en ellas estaba presente algo misterioso, por, 
			por no decir sobrenatural, estando solo en mi laboratorio por la 
			noche; pero en ese momento, la idea de estas perturbaciones siendo 
			señales inteligentemente controladas todavía no se me presentó.”
 
 “Los cambios que noté estaban teniendo lugar periódicamente y con 
			tan clara sugestión de números y orden que no eran rastreables a 
			ninguna causa conocida. Yo estaba familiarizado, por supuesto, con 
			tales perturbaciones eléctricas como las producidas por el sol, como 
			la Aurora Boreal y las corrientes terrestres, y estaba seguro, como 
			lo podría estar de cualquier hecho, que estas variaciones no se 
			debían a ninguna de estas causas.”
 
 “La naturaleza de mis experimentos impidió la posibilidad de cambios 
			siendo producidos por perturbaciones atmosféricas, como ha sido 
			afirmado por algunos. Fue algún tiempo después, cuando me llegó el 
			pensamiento, de que los disturbios que había observado podrían 
			deberse a un control inteligente.”
 
 “Aunque en ese tiempo yo no podía descifrar su significado, era 
			imposible para mi pensar en ellos como siendo enteramente 
			accidentales. La sensación crece constantemente en mi, que he sido 
			el primero en escuchar los saludos de un planeta a otro. Un 
			propósito estaba detrás de estas señales eléctricas.”
 
			
			Este incidente fue el primero de muchos en los cuales Tesla 
			interceptó lo que él sentía, eran señales inteligentes del espacio.
 En ese tiempo, era afirmado por científicos prominentes que 
			Marte 
			sería un lugar similar para vida inteligente en nuestro sistema 
			solar, y Tesla primero pensó que estas señales podrían estarse 
			originando del planeta rojo. Más tarde cambiaría su punto de vista, 
			al volverse más adepto a traducir las misteriosas señales. Cerca del 
			final de su vida, Tesla había desarrollado varios inventos que 
			supuestamente podían enviar poderosas cantidades de energía a otros 
			planetas.
 
			  
			
			En 1937, durante una conferencia de prensa en el día de su 
			cumpleaños, Tesla anunció: 
				
				He dedicado mucho de mi tiempo sobre los años a perfeccionar un 
			nuevo aparato, pequeño y compacto, por el cual pueda la energía, en 
			cantidades considerables, ser destelladas a través del espacio a 
			cualquier distancia sin la menor dispersión.”  
				(New York Times, Julio 
			11, 1937.)  
			
			Tesla nunca reveló públicamente los detalles técnicos de su 
			transmisor mejorado, pero en su anuncio en 1937, el reveló una nueva 
			formula, mostrando que, 
				
				“La energía cinética y potencial de un cuerpo es el resultado del 
			movimiento y determinado por el producto de su masa y el cuadrado de 
			su velocidad. Si reducimos la masa, la energía será reducida a la 
			misma proporción. Si se redujera a cero, la energía sería igualmente 
			cero para cualquier velocidad finita.”  
				(New York Sun, julio 12, 
			1937, Pág. 6.)  
			
			Miedo de Extraterrestres
 
 En los diarios de Tesla que destapó, Dale Alfrey observó que por 
			1920, Tesla había ganado confianza de ser capaz de encontrarle 
			sentido a las extrañas difusiones de radio del espacio. No obstante, 
			pronto después, Tesla comenzó a expresar gran preocupación acerca de 
			seres de otros planetas que tenían diseños desagradables para la 
			Tierra.
 
				
				“Las señales son demasiado fuertes para haber viajado las grandes 
			distancias entre Marte y la Tierra,” escribió Tesla. “Así, estoy 
			forzado a admitir a mi mismo que las fuentes deben venir de algún 
			lugar en el espacio cercano o aun de la luna. Estoy seguro, sin 
			embargo, que las criaturas que se comunican unas con otras cada 
			noche no son de Marte, o posiblemente de ningún planeta en nuestro 
			sistema solar.” 
			
			Varios años después de que Tesla anunciara la recepción de señales 
			del espacio, Guglielmo Marconi también afirmó haber escuchado de un 
			transmisor de radio extraterrestre. Sin Embargo, Marconi fue tan 
			rápidamente descartado por sus contemporáneos, quienes afirmaban que 
			el había recibido interferencias de otra estación radial en la 
			tierra.
 Hay una cierta confirmación pública sobre la validez de los diarios 
			perdidos de Tesla y su creencia en extraterrestres, y la importancia 
			de comunicarse con ellos. Como se observó anteriormente, Arthur H. 
			Mathews afirmó que Tesla secretamente había desarrollado el Teslascopio 
			con el propósito de comunicarse con extraterrestres. El Dr. 
			
			Andrija Puharich
			 
			entrevistó a Matthews para el Pyramid Guide, 
			mayo-junio & julio-agosto 1978. Este entrevista reveló por primera 
			vez las conexiones de Matthews con Tesla.
 
 Arthur Matthews nació en Inglaterra, y su padre era asistente de 
			laboratorio para el renombrado físico, Lord Kelvin, atrás en 1890. 
			Tesla fue a Inglaterra a encontrarse con Kelvin… para convencerlo 
			que la Corriente Alterna era más eficiente que la Corriente Directa. 
			Kelvin, por ese tiempo, se oponía al movimiento AC.
 
 En 1902, la familia Matthews dejó Inglaterra, inmigrando a Canadá. 
			Cuando Matthews tenía 16 años de edad, su padre hizo arreglos para 
			el, para que fuera aprendiz bajo Tesla.
 
			  
			
			El eventualmente trabajó 
			para el y continuó su alianza hasta la muerte de Tesla en 1943. 
				
				“No es generalmente conocido, pero Tesla tenía realmente dos enormes 
			transmisores magnificantes, construidos en Canadá,” dijo Matthews.
 “Yo manejé uno de ellos. La gente sabía, más que nada, acerca de los 
			transmisores en Colorado Springs, y el inconcluso en Long Island. Yo 
			vi los dos transmisores canadienses. Toda la evidencia está allí.”
 
			Mathews afirmó que el Teslascopio es el dispositivo que inventó 
			Tesla para comunicarse con seres de otros planetas. Hay un diagrama 
			del Teslascopio en el libro de Matthews,
			
			The 
			Wall of Light.  
				
				"En 
			principio, toma señales de rayos cósmicos”, dijo Matthew.
 “Eventualmente las señales se han trabajado a audio. Hable en un 
			extraño y la señal sale por el otro como un emisor de rayos 
			cósmicos.”
 
			Los diagramas de Matthews del Teslascopio tienen poco sentido 
			electrónico. Nadie nunca ha confirmado la realidad del dispositivo. 
			Matthews afirma, sin embargo, que el construyó un modelo del Sistema 
			de Comunicaciones Planetarias de Telsa en 1947 y lo operó con éxito. 
			
			El sugirió que debido al rango limitado de los sistemas, el solo 
			pudo contactar naves espaciales operando cerca de la tierra. El 
			había esperado algún día construir un sistema capaz de comunicación 
			directa con los planetas.
 
				
				"Tesla me había dicho que seres de otros planetas ya estaban aquí, “ 
			relata Matthews. “El estaba muy asustado de que habían estado 
			controlando al hombre durante miles de años, y que nosotros somos 
			simplemente sujetos de prueba para un experimento de una extrema 
			larga duración.” 
			
			Matthews no compartía las convicciones de Tesla, que los 
			extraterrestres pudieran no tener los mejores intereses en mente 
			para la tierra. Su opinión es que si los extraterrestres fueran tan 
			avanzados como para ser capaces de viajar de un sistema solar al 
			otro, entonces debería de ser socialmente avanzados y amantes de la 
			paz.
 Las ansias de Matthews de continuar experimentando con el 
			Teslascopio era indicativo de los primeros días de la llamada “era 
			moderna de OVNIS”. Por los años cincuenta, contactados como George Adamski y 
			Howard Menger estaban escribiendo libros y dando 
			conferencia a creyentes ansiosos, acerca de los hermanos espaciales 
			como dioses.
 
 Estos ocupantes de los OVNIS afirmaban se de casi cada planeta en el 
			sistema solar, siendo Venus y Marte los más favorecidos. Los 
			hermanos espaciales predicaban una forma de “Religión Espacial de la 
			Nueva Era”, con descripciones utópicas de sus mundos hogar y la 
			denuncia de los modos guerreros de la humanidad.
 
 Tesla se habría sentido ciertamente reivindicado por sus anteriores 
			afirmaciones, si hubiera vivido lo suficiente para experimentar la 
			era moderna de los OVNIS. El menciona en sus diarios sus frustrantes 
			intentos para interesar a aquellos en el gobierno o el ejército, 
			acerca de sus teorías. Al parecer, las cartas de Tesla se quedaron 
			sin respuesta - permanece la interrogante si sus idear fueron o no 
			fueron seriamente consideradas, o si pensaron en ellas como 
			simplemente locas.
 
 La evidencia circunstancial apunta a cierta cantidad de expectativas 
			por parte de los Estados Unidos, al avistarse los primeros OVNI 
			durante la segunda guerra mundial. Podría ser que las ideas de Tesla 
			tuviesen más impacto, no obstante, secretamente, de lo que Tesla 
			alguna vez pudo imaginar.
 
			 
			
			Nikola Tesla sugería que el podía transmitir a través de la tierra y 
			el aire, grandes cantidades de energía a distancias de miles de 
			millas. 
				
				“Puedo fácilmente construir un puente del golfo que nos separa de 
			Marte, y enviar un mensaje tan fácilmente como si fuese Chicago.” 
			
			
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