por Jüri Lina

2004

extraído por Editorial-Streicher
03 Abril 2016

del Sitio Web Editorial-Streicher
Versión original



 

Presentamos aquí, el capítulo 4 íntegro, del libro del estonio Jüri Lina "Arquitectos del Engaño" (Architects of Deception, 2004), cuya temática se perfila como una crítica al sistema monetario de dinero con intereses, que en castellano sencillo se llama usura.

 

De hecho, el autor señala diversos efectos beneficiosos registrados en la Historia tras la aplicación de divisas libres de deuda o que no implican el pago de interés, lo cual ha sido un invento de los antiguos cambiadores de dinero que alguna vez fueron expulsados de algún templo por causa de su blasfema y desubicada actividad, que hoy tiene a muchas naciones sometidas a su esclavitud y a los esclavizadores afilando sus dientes.

 

Habría que señalar que este libro del señor Lina, aunque dice varias verdades, desbarra sosteniendo claras calumnias y afirmaciones increíbles basadas en fuentes no acreditadas, revelando eso que su interés primordial consiste simplemente en apuntalar su preconcebida tesis.

 

Fuera de ello, la lucidez no lo abandona allí.

 

 

 


 



El Potente Ámbito Financiero

 

Prestar dinero con interés fue condenado por los antiguos filósofos como Platón, Plutarco, Séneca y Cicerón.

 

El dinero era para ellos algo muerto; una cosa muerta a la que no puede serle permitido crecer. Aristóteles escribió en su obra "Política" (Libro Primero, parte X):

"La manera de actuar más odiada, y con la mayor razón, es la usura, que hace ganancia del dinero en sí y no de su objeto natural. Porque el dinero estaba destinado a ser utilizado en el intercambio, pero no para aumentar a base de interés... De lo cual se sigue que de todas las maneras de conseguir riqueza ésta es la más anti-natural".

Hasta finales de la Edad Media a los cristianos les estaba prohibido cobrar intereses.

 

Cobrar intereses por un préstamo era equivalente al asesinato y al robo. Más tarde, aquellos que cobraban intereses eran tratados como herejes.

Martin Lutero dijo claramente:

"¡Todos los usureros son ladrones y pertenecen a la horca!".

Cualquiera que prestase dinero a una tasa de interés de 5 ó 6% era considerado un usurero.

 

Durante la Edad Media sólo a los judíos se les permitía prestar dinero con interés.

 

El Deuteronomio prohíbe a un judío cobrar interés a su hermano. Pero el goy (no-judío) no era su hermano. Y para los extremistas judíos el saqueo no les era desconocido.

Para garantizar el normal desarrollo económico el rey de Babilonia capturaba a los ladrones israelitas que saqueaban las caravanas en el desierto. Esos ladrones de caravanas vivían del trabajo y el esfuerzo de los demás.

El filósofo esotérico sueco Henry T. Laurency resumió el giro de los acontecimientos de la siguiente manera en su gran obra "La Piedra Filosofal" (De Vises Sten, Skovde, 1995, p. 249):

"Los judíos eran una incivilizada tribu de pastores que en cierta medida vivía de los robos.

 

Tenían un dios tribal Yahwe que anhelaba sacrificios de sangre y vigilaba celosamente que otros dioses no recibieran ningún sacrificio. El exilio babilónico fue el primer contacto de los israelitas con una filosofía más sensata y con cultura...

 

A través de datos históricos adquiridos y en parte a través de sus propias tradiciones orales se construyó una historia de los judíos.

 

Los escritos de los profetas constituían sus propias revisiones de aquello que había sido captado durante la cautividad".

En la antigua Babilonia (Sumeria) la tasa de interés legal era de un 30% sobre el dinero y un 50% sobre el grano.

 

En Asiria no había ningún límite máximo para la tasa de interés. Los agricultores a menudo estaban tan profundamente endeudados que morían de hambre junto con sus familias. Aquello llevó a la explotación despiadada del suelo.

En la ciudad de Uruk en Babilonia vivían dos hermanos que prestaban dinero con interés. Cuando el prestatario ya no podría pagar su préstamo, perdía su casa y tenía que empezar a trabajar de forma gratuita para los hermanos.

 

El esclavo podía ser prestado también a otros empleadores. Este es un ejemplo clásico de esclavitud económica.

Hace casi 3.700 años el gobernante de Babilonia, Hammurabi (1848-1805 a.C.), que era descendiente de la dinastía Amorita, prohibía a través de sus actas legales (que contienen 93 párrafos) el cobro de interés sobre intereses, lo que significaba que el prestatario, además de los activos que le habían prestado, tenía que entregar la misma cantidad en bienes o en dinero.

 

Quien rompía la norma era severamente castigado, aunque muy pocos la respetaban. Los 282 estatutos de Hammurabi escritos en acadio fueron encontrados en 1901 en excavaciones en Susa en el antiguo Elam (actual Irán).

Hammurabi entendió que el interés sobre el interés llevaría a una terrible carga económica que la gente no sería capaz de soportar.

 

Por eso él creía que era necesario castigar severamente la usura. La tasa de interés máxima permitida se estableció en un 20%. El comercio y la economía en general mejoraron inmediatamente, aunque era difícil cumplir con la ley.

 

Los israelitas disfrutaban de la práctica de la usura y comenzaron a explotarla con entusiasmo.

El profeta Mahoma exigía que la usura fuera prohibida. Recomendó que el prestamista actuara como un inversionista que habría de recibir parte de los beneficios. Si no hay ningún beneficio uno debe estar satisfecho con perder el dinero.

El tribuno romano Tiberio Graco intentó en 133 a.C. reducir el poder de los cambiadores de dinero mediante leyes más estrictas contra la usura, limitando la propiedad legal de la tierra a un iugerum [1] por familia.

 

Él fue asesinado aquel mismo año.

En 48 a.C. Julio César privó a los cambistas de dinero del derecho de acuñar moneda y la acuñó él mismo. Con un mayor suministro de dinero fue capaz de levantar muchos edificios públicos. La gente común adoraba a César por su contribución a hacer que el dinero estuviera más disponible.

 

Tras el asesinato de César, llegó el final de la abundancia de dinero.

 

El suministro monetario se redujo en un 90%. Los impuestos se dispararon. Como resultado de ello la mayoría de la gente perdió sus tierras y sus hogares. La difamación contra César continúa todavía hoy.

Jacques Attali, el historiador judío, académico y masón, que escribió el libro "Los Judíos, el Mundo y el Dinero" (París, 2001) declaró en la revista L'Express que los judíos habían inventado el capitalismo.

 

Attali destacó:

"Mi conclusión es que los judíos tienen toda la razón para estar orgullosos de esa parte de su historia".

Los judíos masónicos, por lo tanto, querían adquirir tanta riqueza como les fuera posible para servir a sus demonios durante los siglos XIX y XX.

Attali explica de la siguiente manera el que los judíos hayan llegado a ser tan ricos:

"Fue un desarrollo natural.

 

Dentro del Islam existe el mismo tabú contra el préstamo y el interés que el que existe entre los cristianos. Los judíos se encontraban entre los pocos que sabían leer y escribir.

 

En consecuencia, eran los únicos capaces de organizar las transacciones de préstamo que el comercio de aquella época necesitaba. Además de eso, los educados empresarios judíos eran la única red internacional de prestadores de dinero, comerciantes y cambistas".

Durante los primeros trescientos años d.C. los judíos fueron las únicas personas en Europa que tenían derecho a prestar dinero.

 

Attali tuvo que falsear la Historia para que calzara con su tesis. Había mucha gente educada y altamente sofisticada que no tenía ninguna intención de hacerse rica mediante la usura.

 

¿Deben los judíos también estar orgullosos de que sus extremistas desarrollaran el capitalismo de Estado, el comunismo, que ha cosechado increíblemente tantas víctimas?

El reformador religioso judío Johann Calvin (nacido Cauin, 1509-1564) de Suiza permitió el interés, y el francmasón Enrique VIII de Inglaterra redujo las leyes contra la usura. Los cambistas de dinero una vez más eran capaces de afirmarse.

La Iglesia católica no cedió a la presión sobre los intereses sino hasta 1745.

La economista irlandesa Margrit Kennedy (1939-2013) ha señalado que un préstamo al 1% se duplica en 70 años. Un préstamo al 3% acumula el doble de interés en tan sólo 24 años. Un préstamo al 6% lo duplica en 12 años, y al 12%, la cantidad se duplica en sólo seis años.

Si alguien hubiera prestado un centavo en el año 1 d.C. y hubiera cobrado un 4% de interés, en 1750 podría haber comprado tanto oro como el peso de toda la Tierra (al 5% de interés le habría sido posible ya en el año 1403).

 

En 1990 hubiera podido comprar 12.246 pepitas de oro del tamaño de la Tierra.

Estos ejemplos extremos muestran cuán demencialmente el interés daña a la economía de cada país.

 

 


El Interés como Arma

Durante los siglos XVI y XVII los españoles sacaron más de 16.000 toneladas de plata pura y 185 toneladas de oro desde Hispanoamérica, de acuerdo a registros oficiales españoles.

 

El oro y la plata se utilizaban, entre otras cosas, para la compra de armas en Inglaterra y Flandes. Europa recibió así una afluencia enorme de capitales, que gradualmente sentó las bases para los bancos de los Rothschild y de los Baring.

 

Aquellos bancos entonces prestaban dinero a diversos gobiernos.

En el siglo XVI el cobro de intereses fue utilizado mucho más ansiosamente. Los mercaderes de Venecia estaban conduciendo ese desarrollo. En 1571 a los blanqueadores de dinero ingleses se les permitió cobrar un interés de un 10% como máximo. Después de la así llamada Revolución francesa el uso del papel moneda se había generalizado.

Los comerciantes de oro comenzaron a practicar fraudes económicos para llegar a ser aún más poderosos.

 

Ellos prestaban secretamente parte del oro que se les había depositado y mantenían los intereses de aquellos préstamos ilegales. Luego los comerciantes de oro emitieron más recibos (billetes) por los depósitos de oro que el oro que tenían, y a su vez prestaban esos recibos y cobraban intereses por ellos.

 

De esa manera mucho más dinero fue prestado que aquel sobre el cual el acreedor tenía cobertura. Pronto esos ladrones de dinero habían prestado hasta diez veces más que lo que ellos tenían depositado en oro.

Este abuso de confianza se ha hecho común en todos los ámbitos del mundo de la masonería. Los bancos estadounidenses tienen derecho a prestar diez veces más dinero del que realmente tienen.

 

Esto significa que los intereses que ellos cobran en realidad están cerca del 80% y no del 8% que se afirma oficialmente.

 

Los banqueros masónicos crean dinero de la nada y nos obligan a pagar intereses sobre aquél.

El Priorato de Sión inició, con la ayuda de los cambistas (sobre todo del rabino portugués Menasseh ben-Israel, que había vivido en Holanda, y de Antonio Fernández y Moses Carvajal), la insurrección de 1642, dirigida por Oliver Cromwell, la que a su vez condujo a la primera República (commonwealth) en Inglaterra en 1649.

El año 1643 un numeroso grupo de judíos ricos llegó a Inglaterra.

 

Se reunieron con el embajador portugués en Londres, Antonio de Souza (un marrano, un judío converso al cristianismo), donde se discutieron los nuevos planes. Todas sus acciones eran coordinadas por Carvajal (revista alemana Diagnosen, Febrero de 1986, p. 50).

Después de haber depuesto y ejecutado a Carlos I, en 1649, y de nombrarse a sí mismo como dictador en 1653, Oliver Cromwell llegó a ser cruel y hostil al desarrollo cultural, permitiendo a los cambiadores de dinero fortalecer su poder financiero.

 

Bajo la norma puritana del Lord Protector Cromwell, la música y otras actividades culturales fueron prácticamente prohibidas.

 

Incluso las ropas coloridas fueron prohibidas. Sólo después de la muerte de Oliver Cromwell pudo el genial compositor Henry Purcell presentar su actividad públicamente.

 

Fue Oliver Cromwell quien en 1656, después de haber negociado con Menasseh ben-Israel, dejó que una vez más los judíos se establecieran en Inglaterra.

En Noviembre de 1688 (bajo el signo de Escorpión), fue derrocado el rey católico de Inglaterra Jaime II (Stuart) mediante una bien organizada invasión financiada por los adinerados judíos de Ámsterdam y dirigida por el Priorato de Sión y la Orden de Orange.

 

El rey se exilió en Francia y en Febrero de 1689 Guillermo de Orange, príncipe de Nassau, fue puesto en el trono inglés mediante un golpe de Estado, que llegó a ser conocido como la Revolución Gloriosa. Incluso los historiadores oficiales admiten que la gente no participó en ese golpe.

Inglaterra en ese momento estaba en una pobre condición después de más de cincuenta años de guerra con Francia y los Países Bajos, y el nuevo rey, William III (de Orange), pidió ayuda a diversos banqueros poderosos. Éstos proporcionaron al Estado inglés un préstamo de 1,25 millón de libras, pero sólo entregaron 750.000 libras.

 

Los términos del préstamo fueron los siguientes: los nombres de los prestamistas no serían revelados y a éstos se les garantizaría el derecho a fundar el Banco de Inglaterra, cuyos directores se aseguraron de establecer una reserva de oro para ser capaces de emitir préstamos por un valor de 10 libras por cada libra de oro depositada en la bóveda del banco.

 

También se les permitió consolidar la deuda nacional y asegurar el pago de una anualidad e intereses a través de impuestos directos a la población.

El privadamente poseído Banco de Inglaterra fue establecido en 1694 con un control absoluto sobre la moneda (el derecho a emitir billetes bancarios). El préstamo de dinero con usura fue capaz de continuar en una escala aún mayor.

 

De esta manera la población inglesa sufrió una enorme deuda nacional. Los impuestos tuvieron que ser aumentados y los precios se duplicaron.

 

A los banqueros masónicos les era necesario tener un monopolio sobre la emisión del dinero. De aquella forma podían tener enormes beneficios y también controlar los procesos políticos.

Al Banco de Inglaterra se le permitió prestar dinero hasta una cantidad diez veces mayor a la que podía responder la garantía fijada por el prestamista. Con un 5% de interés, al Banco sólo le tomó dos años recuperar una cantidad igual a la garantía original.

Hacia 1698 la deuda nacional había aumentado desde 1¼ millón a 16 millones de libras. En 1815 era de 885 millones de libras esterlinas; en 1945 había crecido a 22.500 millones de libras, y en 1960 la deuda nacional era de 28.000 millones de libras.

 

Para 1995 la deuda nacional había aumentado hasta más de 300.000 millones de libras, equivalentes al 45% del PNB. Desde 1946 ese banco central ha sido oficialmente propiedad del gobierno británico.

 

Hoy la City de Londres es el centro financiero de Europa y está custodiada por 2.000 agentes de policía privados.

Ni siquiera el Comité MacMillan, que fue nombrado en 1929, consiguió averiguar quién gobierna el Banco de Inglaterra. Sólo un nombre se ha filtrado, el de los Rothschild.

 

Todas las grandes guerras han sido iniciadas y financiadas por el conglomerado económico que emana de una única familia bancaria: los Rothschild.

En los Países Bajos, las sociedades secretas habían sido capaces de fundar un banco central ya en 1609. Unos 40 de los bancos centrales más importantes del mundo fueron establecidos de manera similar a la del Banco de Inglaterra.

 

De esa manera los banqueros masónicos determinaron el desarrollo del mundo a largo plazo, con el préstamo a interés como método, los bancos centrales como intermediarios, los políticos como marionetas y la gente como ignorantes esclavos asalariados.

 

Los bancos controlados por los masones podían así gobernar la vida política actuando sin ser vistos. El pueblo inglés reforzó el poder de esos masones invisibles mediante el pago de impuestos durante tres siglos. Los bancos centrales mantenían estable la economía.

 

Pero en realidad esto funciona de una manera muy diferente.

Benjamin Franklin escribió acerca de las colonias británicas en América del Norte en la década de 1750:

"En ningún lugar de la Tierra encuentra uno a gente más feliz y con más bienestar".

Él explicó que eso se debía a que,

"nosotros en las colonias emitimos nuestra propia moneda", llamada 'Colonial script'.

Él posteriormente explicó:

"Al emitir nuestra propia moneda podemos controlar su poder de compra y no estamos obligados a pagar intereses a nadie".

En esas colonias británicas de la costa Este de Norteamérica, llamadas Nueva Inglaterra, había una riqueza que contrastaba fuertemente con la pobreza y la miseria de Inglaterra.

 

Había suficiente dinero y aquél era totalmente libre de intereses.

Cuando los banqueros masónicos de Inglaterra oyeron eso en el discurso de Benjamin Franklin ante el Parlamento británico, se aseguraron de que dicho Parlamento prohibiera que las colonias utilizaran su propio sistema financiero y exigieron que en vez de eso utilizaran dinero sin interés en oro y plata. Sólo una cantidad insuficiente de ese dinero debía estar disponible.

 

La emisión monetaria se redujo a la mitad, y las colonias fueron forzadas a pedir prestado el dinero al Banco de Inglaterra. El resultado fue que tanto el precio como el interés aumentaron.

 

Al cabo de un año las calles de las colonias estaban llenas de gente desempleada.

En los libros de texto estadounidenses la razón dada para el estallido de la guerra revolucionaria fue el impuesto al té, pero según Franklin,

"las colonias con mucho gusto habrían soportado el bajo impuesto" (del 2%) "al té y otras materias si no hubiera sido porque Inglaterra se llevó su dinero de las colonias, lo que creó desempleo e insatisfacción".

El resultado de la influencia de los bancos ingleses sobre el Parlamento británico fue una terrible pobreza en Estados Unidos.

 

Una vez creada esa situación, fue fácil encontrar gente dispuesta a ir a la guerra, la cual los masones crearon con satisfacción. Ellos querían una base segura para sus futuras actividades globales.

Entre los hombres que elaboraron la Constitución de 1787 hubo quienes pensaban que uno debería protegerse contra la fuga financiera de los banqueros internacionales.

 

Por esa razón el Artículo 1, sección 8 de la Constitución dice:

"El Congreso tendrá el poder... de acuñar moneda y de regular su valor".

Alexander Hamilton, masón y secretario de finanzas del gobierno de George Washington y también agente de los financieros internacionales, ordenó el establecimiento de una unión bancaria privadamente poseída y la introducción de intereses en el dinero.

 

Su argumento era simple:

"Una deuda nacional limitada sería una bendición para una nación".

Él consideraba peligroso para el gobierno emitir su propia moneda.

De esa manera Estados Unidos tuvo el primer banco central en 1791. Era de propiedad privada pero tenía un contrato que sólo duraba veinte años. No fue renovado cuando expiró.

 

Andrew Jackson se refirió al hecho de que la Constitución había dado al Congreso el poder de acuñar moneda en cantidad suficiente pero no de transferir ese derecho a terceros.

El historiador Richard Boesen reveló que el francmasón Nathan Rothschild (1777-1836), quien en 1806 había fundado su banco en Londres y financiado parcialmente las guerras napoleónicas a través del Banco de Inglaterra, posteriormente emitió un ultimátum:

o el contrato era renovado o habría guerra.

Jackson calificó a los banqueros masónicos como un puñado de ladrones y prometió exterminarlos.

 

Rothschild dio sus propias órdenes:

"Enseñar a esos insolentes estadounidenses una lección. Obligarlos a volver a un estatus colonial".

El gobierno británico comenzó a limitar el comercio marítimo estadounidense y refrenó la expansión norteamericana en Canadá.

 

El Presidente James Madison en 1812 no tuvo otra opción sino dejar que el Congreso declarara la guerra a Inglaterra. La intención del líder de los masones, Rothschild, era devastar el país hasta el punto de que los estadounidenses se vieran obligados a buscar ayuda financiera.

 

Gran Bretaña, sin embargo, no pudo recuperar las colonias perdidas, y Estados Unidos no pudo ocupar Canadá.

 

La guerra fue realmente librada en 1814.

Se perdieron muchas vidas pero Rothschild no triunfó esa vez. La renovación del contrato con el banco central fue nuevamente suspendida en 1836 durante la presidencia de Andrew Jackson (1829-1837), a pesar de que él era el gran maestro de Tennessee.

 

El banco central fue abolido...

Aun así los banqueros europeos y sus agentes norteamericanos lograron ejercer un extenso control del sistema monetario estadounidense.

 

Gustavo Myers admite en su libro "Historia de las Grandes Fortunas Estadounidenses" (Nueva York, 1907, p. 556):

"Bajo la superficie, los Rothschild tuvieron siempre una poderosa influencia en el dictado de las leyes financieras estadounidenses. Los registros legales muestran que tenían poderes en el antiguo Banco de Estados Unidos".

En los libros de historia de Estados Unidos no se dice nada sobre el papel de los bancos en la Guerra de la Revolución (1775-1783) y en la Guerra de la Independencia (1812-1814).

 

Tampoco se dice nada sobre los "billetes verdes" libres de deudas que emitió Abraham Lincoln. Su existencia sólo se puede verificar en muy pocas enciclopedias.

Para financiar la Guerra Civil estadounidense, que estalló el 12 de Abril de 1861, el Presidente Abraham Lincoln se vio obligado a utilizar el derecho del Congreso a acuñar su propia moneda.

 

Entre los años 1862 y 1864 se imprimieron 450 millones de "billetes verdes" libres de intereses. Lincoln prometió en su reelección en 1864 comenzar la lucha contra los bancos tan pronto como la guerra hubiera terminado.

Lord Goschen, representante del mundo financiero, escribió en el London Times:

"Si esta política financiera se convierte en permanente, el gobierno podrá sin gastos adquirir las provisiones monetarias necesarias.

 

Podrá pagar su deuda y pagar sus préstamos sin deuda. Tendrá suficiente dinero para el comercio (en el mercado abierto). Esto le hará ser más saludable que cualquier otro (antes) en la Historia.

 

Si no derribamos este gobierno, él nos derribará a nosotros".

Durante la Guerra Civil el Norte fue financiado por los Rothschild a través de su agente estadounidense August Belmont (en realidad, Schonberg), y el Sur por los hermanos Erlanger, que estaban relacionados con la familia Rothschild.

 

La Guerra Civil finalizó el 9 de Abril de 1865, y la masonería internacional se puso a trabajar para remover al Presidente Lincoln.

El asesinato de Abraham Lincoln fue llevado a cabo por el extremista judío John Wilkes Booth (Botha), masón de grado 33, el 14 de Abril de 1865 en Washington DC, sólo cinco días después del final de la Guerra Civil.

 

Los antepasados del platero judío John Booth habían sido exiliados de Portugal a causa de sus radicales opiniones políticas. El padre de John era Junius Brutus Booth (Stanley Kimmel, "Los Locos Booth de Maryland", Nueva York, 1970).

 

Izola Forrester, nieta de Booth, afirmó en su libro "Esta Loca Ley" (1937) que Booth pertenecía a la logia Caballeros del Círculo Dorado y también al movimiento "revolucionario" Young America de Mazzini.

 

Izola Forrester reveló en detalle que los masones estuvieron involucrados en el asesinato del Presidente. El posterior asesinato del asesino de Lincoln fue organizado por Judah P. Benjamin, un importante masón y agente de Rothschild (William Guy Carr, "Niebla Roja sobre Estados Unidos", 1968, p. 194).

 

Él era el jefe del servicio secreto confederado y más tarde huyó a Inglaterra.

La logia masónica Caballeros del Círculo Dorado estaba involucrada en el complot.

 

Ese nombre había comenzado a ser visto en la prensa, y por ello el masón Soberano Gran Comendador Albert Pike decidió en 1866 rebautizarla como Kuklos Klan; "kyklos" en griego significa "círculo" (John Daniel, "Escarlata y la Bestia", vol. III, Tyler, Texas, p. 76).

 

Los Caballeros del Círculo Dorado aparecieron primero en Cincinnati, Ohio, bajo la supervisión del organizador en el Medio Oeste del Rito Escocés Killian van Resselaer.

 

Desde allí, los Caballeros se extendieron a través de Ohio, Indiana, Illinois y el Sur de Missisipi hasta el Golfo de Méjico, y en Maryland y Virginia. El Círculo Dorado debía ser un Imperio esclavista centrado en Cuba. Los Caballeros armaron y entrenaron hasta 100.000 hombres.

 

Ellos estaban organizados en logias llamadas "castillos".

Fue fundada oficialmente como una nueva organización, el Ku Klux Klan, en 1865 en Pulaski, Tennessee, por el general Nathan Bedford Forrest. Forrest disolvió formalmente el Klan en 1869, y el gobierno federal aplastó las ramas residuales hacia 1871. En 1882 dicha organización fue prohibida.

 

El grupo racista actual del mismo nombre fue fundado en 1915 por William Joseph Simmons y Simon Wolf, y por lo tanto no nació fuera de la organización masónica que existió desde 1866 hasta 1871.

Tras la desaparición del Presidente Lincoln las cosas se "normalizaron". La cantidad de dinero en circulación, que en 1866 ascendía a 1.907 millones de dólares ó 50,46 dólares per cápita, en 1876 se había reducido a 605 millones ó 14,6 dólares por persona.

Como resultado hubo 56.446 quiebras en diez años y una pérdida de 2.000 millones de dólares. En 1887 los banqueros masónicos redujeron posteriormente la cantidad de dinero hasta 6,67 dólares per cápita.

 

La economista irlandesa Margrit Kennedy afirmó en el libro "El Dinero Libre de Interés e Inflación" que la tasa de interés siempre sube cuando hay escasez de dinero.

 

Esto a su vez conduce a quiebras y empeora la tasa de desempleo.

En los libros escolares estadounidenses se afirma que todo se hizo para que en 1896 no fuera elegido el candidato demócrata a la presidencia, William Jennings Bryan, porque él estaba en contra del patrón oro y del "dinero sano" de los bancos (que es dinero que crea deuda).

 

Bryan explicó en su discurso "La Cruz de Oro" en la Convención Nacional Demócrata de Chicago el 9 de Julio de 1896: "Cuando hayamos restaurado el dinero de la Constitución, serán posibles todas las demás reformas necesarias, y hasta que eso no se haga no se podrá llevar a cabo ninguna reforma".

Bryan no fue elegido, y 17 años más tarde, en 1913, el Congreso aprobó un proyecto de ley (introducido por el masónico Presidente Woodrow Wilson), que derogaba el derecho del Congreso a emitir moneda y transfería ese derecho a un sistema de financiación de "reserva federal".

El congresista Charles A. Lindbergh, padre del famoso aviador, dijo lo siguiente al respecto:

"Cuando el Presidente lo firme, el gobierno invisible de los prestamistas se habrá legalizado. El peor crimen jurídico del siglo será un hecho. El día en que haya que aclarar cuentas sólo se habrá retrasado unos pocos años".

Quien jugó un papel crucial en proporcionar a Estados Unidos un banco central fue Paul Warburg.

 

Él era un inmigrante alemán que llegó a Estados Unidos junto con su hermano Felix. Ambos hermanos, que eran Illuminati y también miembros de la logia judía B'nai B'rith, se convirtieron en socios de la banca Kuhn, Loeb & Co., liderada por el illuminatus Jacob Schiff, quien también pertenecía a la B'nai B'rith (Viktor Ostretsov, "La Masonería, la Cultura y la Historia Rusa", Moscú, 1999, p. 583).

 

Los Warburg estaban apoyados por Nelson Aldrich (quien más tarde sería el abuelo de Nelson y David Rockefeller), conocido como el factótum de John Pierpoint Morgan en el Senado.

La familia de (Samuel Moses) Del Branco en 1559 se trasladó desde Italia a Alemania, tomando el nombre de Warburg. En 1798 la familia fundó el banco de M. M. Warburg & Co.

El pánico financiero de 1907 había sido provocado por el banquero masónico J. P. Morgan, concluyó el historiador Fredrick Lewis Allen en 1949. Aquello fue usado como pretexto para mostrar que existía una necesidad de un sistema de banca central.

Frank Vanderlip, quien trabajaba para Rockefeller, admitió más tarde en el Saturday Evening Post:

"No creo que sea una exageración decir que nuestra expedición secreta a la isla Jekyll fue la ocasión de la verdadera concepción de lo que finalmente se convirtió en el sistema de la Reserva Federal".

La isla Jekyll es un centro turístico muy conocido en la costa de Georgia.

Durante la reunión en la isla Jekyll a fines de 1910, Paul Warburg puso énfasis en que el término "banco central" debía ser evitado bajo cualquier circunstancia. Se decidió presentar el proyecto como un Sistema de Reserva Regional.

Se aseguraron de que el candidato de Morgan, el masón Thomas Woodrow Wilson fuera elegido presidente.

 

Su campaña fue financiada por,

  • Jacob Schiff

  • Bernard Baruch

  • Henry Morgenthau

  • el editor del New York Times, Adolph Ochs,

...y otros poderosos financieros judíos y francmasones.

El masón de alto rango Edward Mandel House, asesor confidencial del Presidente Woodrow Wilson, considerado por muchos historiadores como el verdadero presidente de Estados Unidos durante la administración de Wilson, propuso en su novela "Philip Dru: Administrador - Una Historia del Mañana", 1920-1935 (Nueva York, 1912), que fue publicada de manera anónima, una transición hacia un impuesto gradual sobre la renta y un banco central.

 

Estos requisitos ya eran conocidos por el programa de cinco puntos de los Illuminati.

 

El "coronel" House estaba a favor de formar un gobierno mundial y de adoptar un,

"socialismo como el soñado por Karl Marx".

Para lograr eso él estaba dispuesto a hacer uso del fraude político.

 

Su héroe Philip Dru se apoderaba del gobierno de Estados Unidos con el respaldo de un cártel secreto de ricos y poderosos financieros.

El proyecto de la Reserva Federal fue presentado la noche del 22 de Diciembre de 1913, cuando la mayoría de los miembros del Comité del Congreso estaban dormidos.

 

El mismo día en que el proyecto fue apresuradamente impulsado en la Cámara de Representantes y en el Senado, el Presidente Wilson firmó la Ley de la Reserva Federal, y el control sobre el dinero fue transferido desde el Congreso a los banqueros privados masónicos.

 

Cuatro veces antes el pueblo estadounidense había conseguido librarse de un banco central, pero no una quinta vez.

La Ley de la Reserva Federal fue aclamada como la victoria de la democracia sobre las corporaciones monetarias, lo que difícilmente era el caso.

 

Paul Warburg inmediatamente comenzó a trabajar en la Reserva Federal por un sueldo sustancialmente inferior al que recibía como banquero. Ni el Presidente, ni los miembros del Congreso ni el secretario del Tesoro tienen ninguna autoridad sobre la Reserva Federal.

El sistema de la Reserva Federal es en realidad un cártel de 13 grandes bancos privados, de los cuales el Banco de Nueva York es el más importante.

El Presidente Woodrow Wilson permitió que la deuda nacional creciera desde 1.000 millones de dólares hasta 455.000 millones. Los intereses se convirtieron en la tercera mayor asignación del presupuesto federal.

Estados Unidos pidió en préstamo hasta cuatro billones de dólares a diversos bancos privados en 1992.

 

Al mismo tiempo el déficit fue de 285.000 millones de dólares. En 1991 otros dos millones de personas fueron registradas como pobres en Estados Unidos. La deuda nacional era de poco menos de un billón en 1980, y en 1995 era de cinco billones de dólares.

 

32,9 millones de estadounidenses vivían en la pobreza el año 2002.

El economista Milton Friedman está convencido de que el colapso económico de 1929 ocurrió porque el Sistema de la Reserva Federal se negó a comprar bonos del gobierno, lo que habría dado a los bancos más dinero en efectivo, y por lo tanto provocó el colapso monetario, que a su vez condujo a la profunda crisis económica.

En la década de 1810 los masones habían llevado la pobreza a Europa para prepararla para las revoluciones socialistas de ellos. Particularmente grave fue la situación en Guernsey, una de las islas del Canal. De un poco más de la mitad del tamaño de Jersey, goza de un clima templado y húmedo y de suelos fértiles.

 

La gente no tenía dinero para comprar cosas, la producción se había detenido y los trabajadores estaban desocupados.

 

No había comercio ni ninguna esperanza de empleo para los pobres. La bancarrota estaba cerca, ya que los impuestos para Inglaterra y los intereses para los acreedores ya no podían ser pagados y no se concedían nuevos préstamos. La situación era desesperada. La gente estaba empezando a abandonar la isla y a emigrar a Australia.

En 1815 Guernsey necesitaba un mercado financiado. No había dinero.

 

Entonces alguien propuso que la isla debería hacer uso de su antigua prerrogativa y emitir su propia moneda libre de intereses. En un primer momento la propuesta fue rechazada, pero como ellos necesitaban urgentemente 5.000 libras y sólo tenían 1.000 a mano, imprimieron billetes de una libra del Estado de Guernsey libre de intereses.

 

Eso se sumó al suministro de libras inglesas, que ya hacían circular los dos principales bancos de la isla.

Se comenzó a trabajar en el local del mercado, y todo fue pagado con el nuevo dinero. Cuando el local estuvo terminado, llegaron los clientes y el negocio fue mejor de lo esperado.

 

Hacia 1822 el mercado estaba pagado. Los 4.000 billetes de una libra fueron destruidos. El primer proyecto con el nuevo dinero fue tan exitoso que pronto fue seguido por otros.

En Glasgow, por comparación, el mercado de frutas original de Candleriggs fue construido en 1817 y costó 60.000 libras. Ese dinero fue conseguido pidiendo un préstamo con interés.

 

A diferencia del mercado público de Guernsey, reembolsado 6 años después de ser construido, el mercado de Glasgow no fue pagado sino en 1956, ¡139 años después! Entre 1910 y 1956 no menos de 267.886 libras fueron pagadas sólo en intereses (Olive and Jan Grubiak, "The Guernsey Experiment", California, 1960, p. 14).

A continuación se necesitaba una carretera nueva.

 

Había gravilla, piedras y mucha mano de obra, pero no había dinero para pagarla. En total, el Estado emitió billetes por valor de 55.000 libras para pagar los nuevos proyectos. Se construyó una escuela nueva, y luego unas cuantas más.

 

Todo el entorno del local del mercado fue renovado y se construyeron muchos otros edificios públicos, y también se ensancharon las calles.

 

Un nuevo puerto fue construido junto con las mejores carreteras nuevas de Europa y un nuevo alcantarillado. Todo se pagó con los impuestos, y los billetes fueron nuevamente destruidos. Todos esos proyectos proporcionaron trabajo y estímulo económico.

En 1827 el alguacil de Lisle Brock fue capaz de hablar de,

"los mejoramientos, que son la admiración de los visitantes y que contribuyen tanto a la alegría, la salud y el bienestar de los habitantes".

Las cosas ciertamente habían mejorado desde 1815.

 

Es significativo que la gran depresión nunca preocupó a Guernsey. No había desempleo, y el impuesto a la renta era de un 10% parejo.

Las cosas comenzaron a ir mucho mejor. Se redujo la importación de la costosa harina inglesa. El suministro de dinero nunca excedió las 60.000 libras. La cesantía era prácticamente inexistente. Guernsey se convirtió en una próspera comunidad isleña.

 

Pero los masones odiaban ese paraíso por temor a que la idea se extendiera a otras partes de Europa. En ese caso ya no serían capaces de construir sus destructivos proyectos. A los masones no les gusta la gente feliz.

En 1830 los bancos lanzaron un contraataque y comenzaron a inundar la isla con sus propios billetes. Los banqueros Finkelstein & Co. de Londres fueron los primeros en abrir una oficina en la isla. Ellos comenzaron su propaganda de un "mejor dinero", y "dinero real".

 

La gente creyó esa charlatanería, que provocó una escasez de dinero y solicitudes de préstamos en los bancos. El alguacil luchó como un león para salvar la sólida economía de la isla y su alto nivel de vida, pero fue en vano.

 

Las intrigas y la debilitadora obra de los masones condujeron la economía de la isla hacia los bancos y la explotación que ellos hacen.

El experimento de Guernsey desde 1816 a 1835 habla por sí mismo. Podemos prescindir de la economía masónica y hacerlo mucho mejor, pero intentar acabar con el interés es considerado el peor crimen posible contra la Humanidad.

En 1837 el gobierno había puesto en circulación 50.000 libras para el propósito primario de proyectos locales tales como diques, carreteras, el nuevo mercado, una iglesia y un colegio. Esas 50.000 libras más que duplicaban el suministro de dinero, pero no hubo inflación.

En 1914, mientras los británicos restringían su propio suministro de dinero, Guernsey emitía más, otras 140.000 libras, durante los siguientes cuatro años. Hacia 1958 había en circulación más de 500.000 libras de dinero libre de intereses en Guernsey y todavía no había inflación.

Hacia 1990 había un total de 6,5 millones de libras esterlinas en circulación emitidas sin intereses. No había ninguna deuda pública como en el resto de Gran Bretaña, que todavía estaba pagando sus deudas de guerra.

 

Y sin embargo en Guernsey la prosperidad era muy evidente por todas partes (Dr. Jacques S. Jaiko, "El Virus de la Deuda: Una Solución Convincente para los Problemas de la Deuda en el Mundo", 1992).

Eso no era nada nuevo...

 

En 1793 Liverpool sufría de problemas extremos de flujo de dinero en efectivo y resolvió aquello mediante la creación, por una ley del Parlamento, de unas 300.000 libras de dinero no reembolsable, que se utilizaron para obras públicas con un gran beneficio para la ciudad y su gente.

 

Dicha emisión de dinero por parte de la Liverpool Corporation alivió la inmediata crisis de la deuda.

El 30 de Junio de 1934 la revista londinense New Britain publicó una declaración del masón y ex-Primer Ministro David Lloyd George:

"Gran Bretaña es un esclavo sometido a los poderes financieros internacionales".

Los banqueros masónicos durante los últimos 25 años han prestado dinero a los gobiernos de las naciones industriales, a los que les resulta cada vez más difícil pagar su enorme deuda.

 

El sector privado (léase: masónico) ha llegado a ser exactamente así de mucho más rico. Este poder monetario (masónico) tiene el suficiente dinero para frenar a cualquier político intransigente. Los políticos popularmente elegidos ya no tienen ningún medio para llevar a cabo las políticas que desean.

 

Ellos no pueden recuperar su poder hasta que las deudas sean pagadas.

 

Por cada dólar tomado prestado, los políticos renuncian a más poder. Los países en desarrollo están en una situación mucho peor. Ellos no son siquiera capaces de pagar los intereses de sus préstamos.

Entre 1982 y 1990 los bancos de las naciones industriales recibieron 1.345.000 millones de dólares en intereses y pagos anuales de esos pobres países.
 

 

La Isla de Guernsey

emitió sus propios billetes libres de interés

para reconstruir la economía.

 


El 1º de Marzo de 1932 alrededor de las 5 de la tarde, en París un hombre compró una pistola afirmando ser el conocido financiero internacional sueco Ivar Kreuger.

 

En aquel momento Kreuger estaba reunido con su compañero Oscar Rydbeck, así que obviamente algún otro debió de haber comprado el arma.

 

Los diarios afirmaron que ese mismo barón sueco Ivar Kreuger se había suicidado el 12 de Marzo, porque su Imperio financiero estaba cerca de la bancarrota. Sin embargo, nada de eso era verdad.

 

El examen del doctor Erik Karlmark concluyó inmediatamente que Kreuger había sido asesinado.

 

Una pariente cercana, Eva Dyrssen, estuvo presente para verificar eso. No se realizó ninguna autopsia (Lars-Jonas Angstrom, "Kreuger-Mordet" / El Asesinato de Kreuger, Estocolmo, 2000, p. 55).

Ivar Kreuger había prestado dinero a muy bajo interés para salvar a naciones en problemas. En 1930 prestó 27 millones de dólares a Rumania, una cantidad que hoy equivaldría a 500 millones de dólares. El grupo Kreuger estaba ayudando a quince gobiernos y a 400 millones de personas de la misma manera (Gustaf Ericsson, "Kreuger kommer tillbaka" / El Regreso de Kreuger, Estocolmo, 1936, p. 63).

 

Todos los bienes de Kreuger fueron saqueados.

El economista germano-argentino Silvio Gesell (1862-1930) quería introducir "dinero libre".

 

Margrit Kennedy relata en su libro "Dinero Libre de Interés e Inflación" (1988) cómo los partidarios de la teoría de Gesell de una economía libre en los años '30 habían hecho varios intentos con dinero libre de intereses en varios países, incluyendo Alemania, Suiza, España y Estados Unidos.

 

Particularmente exitoso fue el modelo utilizado en la pequeña ciudad de Worgl en el Tirol, en Austria. En 1932 fueron introducidas las ideas que se describen en el libro de Silvio Gesell "Die naturliche Wirtschaftsordnung" (El Orden Económico Natural, 1916).

En Agosto de 1932 el Ayuntamiento de Worgl emitió sus propios billetes bancarios, denominados certificados de trabajo, por un valor de 32.000 schillings.

 

Respaldados por una cantidad equivalente de schillings ordinarios del Banco, la ciudad puso en circulación 12.600 certificados de trabajo. La comisión por el uso del dinero era del 1% mensual ó 12% anual.

 

Esa tasa debía pagarla la persona que tuviera el billete al final del mes, en forma de un sello, que se adhería al dorso, de un valor del 1% del billete.

Se construyó una pista de esquí, se renovaron las calles, así como el sistema del canal. Se construyeron puentes, se mejoraron los caminos y los servicios públicos y los salarios y materiales de construcción fueron pagados con ese dinero, que era aceptado por el carnicero, el zapatero, el panadero, por todos.

El pequeño cobro hizo que todo el mundo pusiera en circulación ese dinero antes de utilizar el dinero "real".

 

Dentro de un año, 32.000 certificados de trabajo habían sido puestos en circulación 463 veces, y de esa manera habían hecho posible el intercambio de bienes y servicios por un valor de 14.816.000 schillings.

 

En comparación con la inactiva moneda nacional, circularon ocho veces más rápido. El desempleo se redujo en un 25% en un año. Cuando 130 comunidades de Austria comenzaron a interesarse en adoptar ese modelo, el 1º de Septiembre de 1933 el Banco Nacional de Austria prohibió la impresión de cualquier moneda local.

El desempleo retornó, la prosperidad desapareció y la situación fue "normalizada", es decir, masonizada.

 

 



 

 


Esclavitud Económica

Los cobros de los intereses siempre están incluidos en los precios actuales, lo que hace muy caros todos los bienes y servicios y deja muy poco dinero en la billetera.

 

El historiador económico John King ha señalado que debido a los intereses, las empresas constantemente deben aumentar sus precios. Esto se camufla como inflación. Él recomendó abolir el interés tan pronto como fuera posible, para evitar una catástrofe económica.

 

Cada uno debe ahora ayudar a pagar los intereses. Está incluido en todos los precios, un 77% en las tarifas de alquiler, por ejemplo.

 

Los impuestos y otras tasas y contribuciones se suman. Así nos hemos convertido en esclavos de los bancos. Todos los bienes costarían exactamente la mitad sin el pago de intereses.

Según el historiador sueco Herman Lindqvist, los masones decidieron en la década de 1810 que los salarios debían ser fijados a un nivel de pobreza. Esa actitud demuestra un enorme desprecio por la gente corriente.

 

Entre los años 1860 y 1910 más de un millón de suecos fueron a Estados Unidos a causa de varios años de hambre, pobreza y dificultades para valerse por sí mismos.

Durante la Edad Media las condiciones eran mucho mejores que lo que afirman los mitos masónicos. Se ha calculado que un albañil de Sajonia además de comida gratis, en moneda actual cobraba al menos 13.300 euros al mes.

 

Los artesanos solían recibir diversos beneficios además de sus salarios. A pesar de los altos salarios, las horas de trabajo eran pocas, normalmente ocho horas al día, y la semana laboral tenía cinco días y medio.

 

Los mineros en Sajonia sólo trabajaban seis horas al día. No fue sino hasta 1479 que se añadió una hora extra. A menudo los jornaleros gozaban de un lunes libre, llamado el lunes azul, normalmente sin reducción salarial.

 

Esto en Suecia se terminó con la ley de gremios de 1669 ("Bonniers Stora Lexikon" / Enciclopedia de Bonnier, Estocolmo, 1985, p. 252).

 

Entonces para no ser confundidos con los nobles, a los artesanos de Friburgo, en Sajonia, se les aconsejaba no usar joyas de oro ni ropas de terciopelo y raso, aunque ellos bien podían permitirse todo eso.

El hecho de que la Economía y la vida cultural florecieran se debió a las monedas llamadas bracteatos, que fueron la base de un sistema con un continuo retiro de monedas, porque se rompían a menudo. El retiro se producía tres veces al año y también servía como tributación. No estaba permitido utilizar monedas antiguas.

 

Nadie quería aferrarse a un dinero "malo", para no sufrir una pérdida, ya que por el intercambio de doce monedas (viejas) sólo recibían nueve (nuevas).

 

La economía prosperó porque el efecto del dinero generador de interés no estaba presente. No debía cobrarse ningún interés. Había hospicios para los débiles, los ancianos y los enfermos, y los ricos habitualmente proporcionaban alojamiento, vestuario y comidas gratuitas para los pobres.

 

La riqueza estaba repartida de manera relativamente equitativa en todos los niveles de la sociedad (Margrit Kennedy, "Dinero Libre de Interés e Inflación").

Todo eso desapareció cuando los banqueros masónicos se hicieron con el control de la economía. Desde entonces, nadie pudo permitirse una vida decente. Para prepararnos para soportar esa miseria, está siendo propagada la mentira de que las cosas eran antes mucho peor, lo que ciertamente no es verdad.

El actual sistema de interés hace posible que aquellos que ya tienen dinero se hagan aún más ricos, mientras que los necesitados encuentran cada vez más difícil llegar a fin de mes.

 

Entre 1968 y 1982 la renta nacional de Alemania Occidental aumentó en un 300%, mientras que los intereses por la deuda nacional aumentaron en un 1.160%. En 1982 los intereses ascendían a 29.000 millones de marcos alemanes.

 

Cuando el interés es abolido, la inflación se desvanece. Margrit Kennedy destacó en su libro que el impuesto a la renta también debe ser abolido.

 

El gobierno debería quedar satisfecho con un muy bajo IVA, o de otro modo crecerá la economía informal. Actualmente las tasas de interés suben cuando no hay suficiente dinero disponible.

La Comunidad Europea entre los años 1982 y 1988 perdió hasta 735.000 puestos de trabajo a causa de la crisis de la deuda, mientras que Estados Unidos se perdió 1,8 millón de empleos durante el mismo periodo.

La deuda nacional sueca era de 140.000 millones de dólares en el otoño de 1997, lo que hizo que Suecia tuviera más deuda que Brasil o Argentina.

 

Los intereses sobre la deuda nacional eran de 11.000 millones de dólares anuales, unos 40.0000 millones más que el costo de los beneficios para los ancianos. Cada sueco le debía a varios bancos 16.000 dólares en 1997. La mitad de la renta nacional sueca se usa para pagar intereses. En 1990 el 25% de los ingresos por exportaciones se destinó para sustentar la deuda nacional.

 

El jefe del banco central, Bengt Dennis, dijo:

"En los círculos donde me muevo, se espera que Suecia mantenga una tasa de interés alta".

A principios de los años '90 los banqueros Salomon Brothers, que habían proporcionado enormes préstamos al gobierno sueco, exigieron que la corona sueca fuera devaluada.

 

El gobierno accedió...

Argentina pagó a sus acreedores unos 200.000 millones de dólares, la mayoría de los cuales fueron para cubrir el pago de intereses usureros. Argentina se declaró en bancarrota la primavera de 2002, teniendo una deuda pública de 132.000 millones de dólares.

 

Dos bancos judíos,

  • el Banco Patricios

  • el Banco de Mayo,

...colapsaron en 1998 debido a las actividades criminales de los propietarios.

 

Ése fue el golpe de gracia para la economía nacional.

El verano de 2001 la deuda nacional italiana sumaba la astronómica cifra de 2.391.663.000.000.000 liras (145.831 millones 500.000 dólares), equivalentes aproximadamente al 105% del PIB.

El sultanato de Brunei en el Norte de Borneo tiene escuelas y atención médica gratuitas. No hay ningún impuesto y no hay IVA, pero el nivel de vida es muy alto. Los tasas de interés son muy bajas. El país tiene enormes cantidades de petróleo y gas, que se exportan y han proporcionado grandes ingresos.

 

El sultán Muda Hassanal Bolkiah es uno de los hombres más ricos en el mundo. Sus bienes se calculan aproximadamente en 20.000 millones de dólares.

Noruega también tiene petróleo y gas, pero los políticos rojos no quieren abolir el impuesto a la renta y otras cargas. Los precios son horriblemente altos, y la atención médica significa largas filas.

El 1º de Mayo de 1998, exactamente 222 años después de la fundación de la orden de los Illuminati (222 es un tercio de 666, que a su vez es una tercera parte de 1.998), fue establecido el Banco Central Europeo, en realidad un cártel de bancos privados.

 

Todo el mundo debe estar endeudado mediante los impuestos...

 

Los banqueros masónicos están tratando así de materializar la antigua idea de los Caballeros Templarios de crear un súper-Estado europeo por medio del sistema bancario.

El "No" danés al Euro en un referéndum de Septiembre de 2000 y el "No" sueco de Septiembre de 2003 mostraron, sin embargo, que no todo iba como había sido planeado.

 

No hace falta ser profeta para ver que el Euro no estabiliza la economía, aunque no hay que decirlo en voz alta.

 

Bernard Connolly, quien fue jefe del departamento de política monetaria de la Comisión Europea en Bruselas, en 1996 publicó un libro, "El Corazón Podrido de Europa", afirmando que tasas de cambio fijas y la Unión Monetaria (UEM) darían lugar a la inestabilidad y al aumento de la cesantía.

 

Él creía que el resultado sería horrible. Connolly fue despedido sumariamente...

En una visita a Suecia en Agosto de 2003 Connolly destacó que la introducción del Euro nos conduciría al desastre económico y a la caída de las democracias europeas. Él afirma que el Euro es usado como un pretexto para formar un súper-Estado económico, político y militar.

Los problemas han acabado siendo peores en el Sur de Europa.

 

Portugal (en 2004) por ejemplo está al borde de una desintegración política y los disturbios en las calles no están lejos. Después esto se extenderá al resto de Europa.

 

Él comparó la situación con el colapso económico de Argentina, pero los países de la UEM están peor. Argentina fue capaz de cortar sus lazos con el dólar, pero los países de la UEM no pueden abandonar el Euro. El análisis de Connolly es considerado extremadamente pesimista.

 

Su visita fue reportada en el gran diario sueco Expressen sólo en su sitio Web el 23 de Agosto de 2003.

Pero ¿qué otra cosa puede uno esperar de una moneda simbolizada por un signo estilizado de Satanás?

Un metro era solo un metro en 1910, igual que ahora. Un litro es un litro, pero una corona de 2004 ya no vale lo mismo que en 1910. Su valor ha disminuido considerablemente.

 

¿No es extraño eso?

Las estadísticas oficiales estadounidenses y suecas dicen que a principios de los '70, aproximadamente el 75% de los ingresos del trabajador promedio iba a necesidades tales como comer, vivir, vestirse, educación, atención médica, en comparación con hoy, donde es apenas suficiente para ambos padres trabajar para conseguir satisfacer sus necesidades.

En los años '70 el valor total del comercio mundial de productos industriales era del 50%, y el resto estaba en reservas y acciones. En 2001 la relación era del 1% en bienes y 99% en operaciones con valores bursátiles. La especulación es lo que domina.

El actual sistema monetario fomenta el fraude y la extensión de la economía informal, y ha llevado a que aquellos que están constantemente necesitados de dinero pierdan cada vez más ante aquellos que tienen mucho más de lo que necesitan.

 

Cada vez más dinero es recolectado en las manos de ciertos individuos, que resultan ser banqueros masónicos. Si los intereses son abolidos, todo el mundo se beneficia del nuevo sistema, no sólo el 80% considerado pobre.

Alfred Herrhausen, miembro del consejo directivo del Deutsche Bank, ha señalado:

"Los responsables del actual sistema monetario saben muy bien que no puede durar, pero ellos no conocen ninguna alternativa o no quieren saber de ninguna".

Para los masones es importante mantenernos en la esclavitud económica, o de lo contrario ellos hubieran hecho todo lo posible para abolir los intereses.

 

Mediante los impuestos y los aranceles el gobierno recoge gran parte del resultado de las actividades económicas de la gente. ¿De qué valen entonces realmente las hermosas frases de los masones acerca del humanismo?

 

El principal objetivo de los líderes masónicos ha sido ocultar lo mejor que pueden la actual esclavitud económica.

 

Cabría preguntarse si han tenido éxito.
 

 

 

 

Referencias

[1] Un Iugerum o Iugus, antigua unidad romana de medida de área, de 71 x 35,5 mts. = ¼ de hectárea.