Informe especial
23 Julio 2010
del Sitio Web IARNoticias

 

La débil recuperación de la economía de EE.UU. (en medio de una crisis financiera que ya golpea con fuerza a Japón y a los Estados de la Unión Europea), dibuja un panorama incierto marcado por la persistencia del desempleo, la baja del consumo y un recrudecimiento del déficit fiscal, lo que hace temer una recaída de la crisis.

En ese escenario, el propio presidente de la Reserva Federal de EE.UU. advirtió sobre la incertidumbre de la recuperación económica, mientras el Gobierno de Japón alertaba sobre la repercusión de una posible recesión en la primera potencia mundial.



El presidente de la Reserva Federal de EE.UU., Ben Bernanke, advirtió el miércoles que las perspectivas para la economía de su país siguen siendo "excepcionalmente inciertas", lo que llevó a que los mercados de Asia y América del Norte respondieran con nerviosismo.

El índice Dow Jones de la Bolsa de Nueva York perdió 1% de su valor ante los comentarios del funcionario y los mercados asiáticos también muestran tendencia a la baja.

Bernanke declaró ante el Comité Bancario del Senado que todavía es necesario aplicar tasas de interés bajas para apoyar la recuperación económica.

Además, dijo que la Reserva Federal estaría dispuesta a intervenir con "más medidas" para impulsar el crecimiento si fuera necesario, pero no especificó qué procedimientos se aplicarían en ese caso.

Estas declaraciones de Bernanke se producen después de que en las últimas semanas se publicaran datos económicos que sugerían que la economía estadounidense no se está recuperando con fuerza.

La economía estadounidense volvió a crecer hace un año tras haber sufrido la peor crisis desde la Gran Depresión de los años 30 del siglo pasado.

Los miembros de la FED redujeron sus proyecciones económicas durante la reunión de política monetaria del mes pasado debido al debilitamiento de los gastos del consumidor y de las condiciones en el mercado laboral, así como también por las preocupaciones sobre un contagio de los problemas crediticios europeos.

Ahora se espera que la economía se expanda entre un 3% y un 3,5% en el 2010, un descenso frente a la estimación emitida en abril de un crecimiento de entre el 3,2% y el 3,7%.

Algunos funcionarios de la FED observan una amenaza creciente de deflación, según las actas de la reunión del 22 y 23 de junio, pero Bernanke no hizo mención a ese riesgo.

En tanto, el Gobierno de Japón expresó su gran preocupación sobre la repercusión de una posible recesión en EE.UU. en su último informe publicado el miércoles.

El documento señala que el Gobierno es más cauteloso respecto a los problemas del exterior y que están minando la recuperación de Japón, muy dependiente de las exportaciones. No obstante, dice que todavía se tiene que crear un sentido de urgencia para tomar cualquier medida de estímulo.

El informe apunta que,

"la atención debería dirigirse hacia los riesgos que la economía podría sufrir por una posible recesión de las economías extranjeras, especialmente de EE.UU. y Europa".

"Estamos atentos (a la economía de EE.UU.) como factor de riesgo potencial para nuestra economía", dijo Keisuke Tsumura, secretario parlamentario del gabinete oficial responsable de la política económica y fiscal.

En particular, el Gobierno japonés está preocupado por las señales de empeoramiento de la confianza entre los consumidores estadounidenses, cuyo gasto cuenta en más de dos tercios sobre la actividad económica del país, dijo.

Según The Wall Street Journal, la mayoría de los economistas anticipa un crecimiento débil de la economía estadounidense en 2010, de casi un 3%. Lo que resulta insuficiente para reducir el desempleo a los niveles previos a la recesión.

De acuerdo con el influyente diario financiero imperial, la principal incógnita de 2010 en EE.UU. podría ser la reacción de la economía cuando el gobierno retire el respirador artificial.

"El consenso es que el sector privado tomará la batuta, pero los riesgos negativos para la economía a medida que la ayuda federal desaparezca son significativos", señala el Journal.

El Fondo Monetario Internacional (FMI) estima que el déficit fiscal estadounidense llegará al 108% del Producto Bruto Interno (PBI) en 2014, un alza importante frente al 62% del PBI de 2007, de no mediar medidas que son difíciles de digerir desde un punto de vista político, como alzas de impuestos o recortes de programas de beneficios.

Según el Journal, la mayoría de los economistas anticipa un crecimiento débil de la economía estadounidense en 2010, de casi un 3%. Lo que resulta insuficiente para reducir el desempleo a los niveles previos a la recesión.

En el actual año fiscal, que culmina en septiembre, la Casa Blanca proyectó un déficit presupuestario de US$ 1,556 billones, lo que equivale al 10,6% del producto interno bruto.

Además, y como advierte el Journal,

"Si bien EE.UU. ha vuelto a crecer, el desempleo llega a casi 10%, un nivel muy alto, y la vitalidad de la economía una vez que el gobierno retire la adrenalina que provee el estímulo sigue siendo una incógnita".

"La intervención, asimismo, ha venido acompañada de un gigantesco déficit fiscal que, en algún momento, podría hacer subir las tasas de interés y la inflación", agrega.

Finalmente los billonarios fondos públicos utilizados para salvar a los megaconsorcios bancarios e industriales terminaron generando una deuda impagable y un rojo crónico en las cuentas fiscales de las naciones capitalistas centrales (principalmente EE.UU. y la UE).

Aunque la tasa de ahorro de los hogares estadounidenses ha aumentado desde que empezó la Gran Recesión, no ha crecido lo suficiente para absorber los billones de dólares de emisiones de deuda anuales, apunta el Financial Times.

La nueva crisis, señala el diario británico, ya está siendo exportada desde EE.UU. mediante el endeudamiento sin respaldo que explota el dólar como "refugio seguro" para los especuladores internacionales.

Por su parte, el Estado norteamericano baja "costo social" por medio de la reducción del gasto público (salud, vivienda, educación, etc.) para compensar la merma de la recaudación durante la crisis.

A su vez el capitalismo industrial o comercial estadounidense, con el argumento de la "catástrofe económica" reduce "costo laboral" despidiendo empleados, reduciendo salarios y suprimiendo beneficios sociales, mientras "sobreexplota" la fuerza que queda ocupada.

 

Achican otros gastos (e inversiones) de la producción para ganar lo mismo produciendo y vendiendo menos, lo que agudiza la recesión y genera más baja del consumo y despidos laborales.

 

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