CAPÍTULO 1 - El Club Bilderberg

-Me gustaría hablar con usted -dijo alguien.

Me giré instintivamente hacia la derecha, aunque no vi a nadie. El caballero que requería mi compañía estaba detrás de mí, dirías e que usando mi hombro derecho como refugio.

-Quédese sentado, por favor -me susurró su sombra.

-Perdóneme, pero no estoy acostumbrado a que me den órdenes, especialmente alguien a quien no conozco -respondí con resolución.

-Señor Estulin, sentimos invadir su espacio, es que nos gustaría mucho hablar con usted -dijo el primer caballero, extendiendo una flacida mano con la esperanza de que decidiese estrechada-o Huelga decir que le pedimos la máxima discreción.

Por sus piruetas lingüísticas deduje que ese inglés había sido aprendido en uno de esos colegios elitistas británicos o quizá con un tutor privado.

-¿Cómo sabe mi nombre? No recuerdo habérselo dicho.

-Sabemos bastante de usted, señor Estulin.

Podía percibir que el misterioso caballero empezaba a sentirse más relajado en mi compañía. -Por favor, siéntese -dije en un tono más cálido, aceptando también la distensión del momento.

El hombre bajó la mirada, sacó una pitillera de uno de los bolsillos de su elegante americana y empezó a examinada. Yo me arrellané en mi taburete esperando que uno de los dos rompiese el silencio. -Por ejemplo, sabemos que está aquí para cubrir la conferencia Bilderberg. Que ha estado siguiéndonos durante muchos años.

Que de alguna manera, parece conocer con mucha antelación la localización exacta de cada encuentro, cuando la mayoría de los participantes no lo saben hasta una semana antes. Que, con toda la confidencialidad con la que nos movemos, usted parece saber de qué hablamos y cuáles son nuestros planes futuros. Usted, señor Estulin, ha llegado a condicionar la elección de algunos de nuestros participantes.

 

En un momento dado, pensamos que ya lo teníamos; presumimos que habíamos detectado a su contacto en el interior. Si usted hubiese fallado en sus predicciones sobre nosotros, ese participante hubiese tenido graves problemas personales.

 

Afortunadamente para él, usted acertó.

«Acento de Kent»,pensé.

-¿Cómo se entera de todo eso? -preguntó el acompañante de mi interlocutor.

-Eso es un secreto profesional-repliqué lacónicamente.

En ese momento, aproveché para fijarme en los dos tipos. El segundo tenía los hombros anchos, el cabello rubio, grueso bigote, enormes cejas arqueadas, una diminuta boca que se doblaba geométricamente para formar una sonrisa aceptable y un temperamento nervioso. Su grueso bigote y su gorda nariz se tensaban cada vez que hablaba.

Detrás de nosotros, formando parte de una incomprensible horda de turistas galeses, se sentaba un hombre barbudo y jorobado que llevaba guantes de piel y un sombrero de viaje. Parecía ser todo un amante de la música o al menos eso decía a todo el mundo una gruesa mujer con un enorme lunar en la barbilla.

-Es usted todo un enigma.

Mi misterioso interlocutor cambió la posición de sus larguiruchas piernas, introdujo su mano derecha en el bolsillo del pantalón dejando entrever una cadena de reloj que recorría parte de su chaleco y dijo en un tono profesional:

-Entonces, dígame, ¿por qué nos sigue a todas partes? Usted no trabaja para ningún periódico conocido. Sus artículos incomodan a nuestros miembros.

 

Varios congresistas estadounidenses y algunos miembros del Parlamento de Canadá han tenido que cancelar su asistencia a nuestro encuentro anual porque usted ha sacado a la luz su participación

Usted no va a vencemos. No es capaz de hacerla -siseó el segundo tipo

 

- El Club Bilderberg, señor Estulin, es un foro privado en el que participan algunos miembros influyentes de nuestra comunidad empresarial. También invitamos a algunos políticos a que compartan con nosotros sus experiencias personales y profesionales. Todo ello lo hacemos con la esperanza de conjuntar las necesidades de los pueblos del mundo y la política de altos vuelos.

 

De ninguna manera intentamos influir en los gobiernos, en su política o en su toma de decisiones.

 

-¡No me jodas! -respondí bruscamente. Podía sentir cómo se me tensaban los músculos del cuello y de la mano- ¡Y yo me creo que Kennedy fue asesinado por extraterrestres, que Nixon fue defenestrado por su abuela y que la crisis del petróleo de 1973 fue provocada por la Cenicienta! Si no hubiera sido por nosotros, Canadá formaría ahora parte del Gran País de los Estados Unidos. Dígame, ¿por qué asesinaron a Aldo Moro?

-Sabe que no le podemos decir nada, señor Estulin. No he venido aquí para discutir con usted.

En una mesa redonda cerca de la ventana, dos turistas alemanes, un desempleado con los ojos llorosos y el primo del barman jugaban a las cartas muy entretenidos.

En una mesa adyacente, se sentaba un hombre mayor miope, calvo y gordo que gastaba un traje gris demasiado grande para su envergadura. Llevaba unas enormes gafas de concha y su cara rubicunda se hallaba escondida detrás de la sombra de la que fue en otro tiempo una larga barba negra. Un bigote grisáceo, un tanto descuidado, remataba su faz. Pidió ron, rellenó su pipa y se puso a observar distraído el juego.

Puntualmente, a las once y cuarenta y cinco, vació la pipa, la metió en el bolsillo del pantalón, pagó el ron y se marchó en silencio.

-¿Seria mucho pedirle que mantuviese esta conversación en la más estricta confidencialidad? -No suelo hacer ese tipo de promesas, especialmente en lo referente al Club Bilderberg. Me sorprendí a mí mismo disfrutando del enfrentamiento con la esperanza de que el primer tipo perdiese los nervios. El primer tipo soltó una parrafada de varios minutos sobre la virtudes de la colaboración entre las naciones, los niños hambrientos de África y otras comeduras de coco por el estilo.

Intenté concentrarme en lo que decía, pero pronto me vi observando la cara del segundo tipo. Sonreía con expresión ausente o se lamía el bigote.

Cuando la voz del primer tipo creció hasta alcanzar la resonancia de un trueno, volví a la realidad.

-... y podemos compensarle por su tiempo perdido, señor Estulin. ¿Qué condiciones pone?

Una enorme luna iluminó los árboles de la calle. Los semáforos se le unieron con su destello. Se podía oír el apagado rumor de los restaurantes de las cercanías y los ladridos de algunos perros. Permanecimos, los tres en silencio durante algunos minutos.

Noté que al segundo tipo, apoyado en el borde de su taburete, le costaba mantenerse en silencio. Sin duda estaba intentando componer una pregunta o comentario inteligente. El primer hombre jugueteaba con su cigarrillo, en actitud reflexiva. Sus ojos parecían mirar el cigarrillo, pero estaban absortos en el vacío.

-Mi silencio tiene las siguientes condiciones: querría que los futuros encuentros Bilderberg se anunciaran públicamente con libre acceso a cualquier periodista que quisiera asistir. El contenido de todas las conferencias debería ser público, así como la lista de participantes. Y, por último, prescindan de la CÍA, las armas, los perros, la seguridad privada y, lo más importante, de su secretismo!

-Sabe perfectamente, señor Estulin, que no podemos hacer eso. Hay mucho en juego y ya es muy tarde para ese tipo de cambios. -Entonces, señor mío -repliqué-, tendrán que aguantarme hasta el final.

En el salón vecino un piano emitió una rápida sucesión de notas entremezcladas con el sordo sonido de voces y risas de unos niños. Un gran espejo reflejó por un momento los brillantes botones del chaleco del primer hombre.

-Entonces, buenas noches, señor Estulin.

El primer tipo no perdió, ni por un instante, sus buenas maneras. En realidad, era exquisito en el trato. «Por eso lo habrán enviado a él», supuse. Quizá, en otras circunstancias, hubiésemos podido llegar a ser buenos amigos. El segundo tipo respiró profundamente y, con su sombrero entre las manos, siguió los pasos de su jefe.

Sólo quedaban en el vestíbulo del hotel dos mujeres con cara soñolienta y un viajante con la barba teñida y un chaleco de terciopelo negro sobre una camisa blanca estampada.

«Es extraño que se preocupen de mí», pensé.

Había sido una experiencia tremenda. Sólo entonces me di cuenta de cuánto se hallaba en juego. No había sido una mera conversación entre su emisario y yo. Los dos hombres cruzaron la plaza y desaparecieron en la noche. Me había quedado mal cuerpo, aunque mi determinación era la de siempre. Ahora sabía que, desde aquel momento, mi vida iba a estar permanentemente en peligro.

Imagínese un club donde los más importantes presidentes, primeros ministros y banqueros del mundo se mezclan entre sí, donde la realeza está presente para asegurarse de que todo el mundo se lleva bien, donde la gente poderosa responsable de empezar guerras, influir en los mercados y dictar sus órdenes a Europa entera dice lo que nunca se ha atrevido a decir en público.

El libro que tiene entre las manos pretende demostrar que existe una red de sociedades secretas que planea poner la soberanía de las naciones libres bajo el yugo de una legislación internacional administrada por la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Esta red está dirigida por el más secreto de los grupos: el Club Bilderberg.

 

La razón de que nadie quiera descubrir esta conspiración y oponerse a ella es, en palabras del periodista francés Thierry de Segonzac, copresidente de la Federación de la Industria del Cine, de los Medios Audiovisuales y Multimedia, muy sencilla:

«Los miembros del Club Bilderberg son demasiado poderosos y omnipresentes para desear verse expuestos de esa forma.»

Cualquier cambio de régimen en el mundo, cualquier intervención sobre el flujo de capitales, cualquier modificación en el estado del bienestar es plausible si en uno de esos encuentros sus participantes lo incluyen en su agenda1 Según Denis Healy, ex ministro de Defensa británico:

«Lo que pasa en el mundo no sucede por accidente: hay quienes se encargan de que ocurra. La mayor parte de las cuestiones nacionales o relativas al comercio están estrechamente dirigidas por los que tienen el dinero.»

Los socios del Club Bilderberg deciden cuándo deben empezar las guerras (no en vano ganan dinero con todas ellas); cuánto deben durar (Nixon y Ford fueron defenestrados por acabar la guerra de Vietnam demasiado pronto); cuándo deben acabar (el Grupo había planificado el fin de las hostilidades para 1978) y quién debe participar. Los cambios fronterizos posteriores los deciden ellos y también quiénes se deben beneficiar de la reconstrucción2.

 

Los miembros del Bilderberg «poseen» los bancos centrales y, por lo tanto, están en posición de determinar los tipos de interés, la disponibilidad del dinero, el precio del oro y qué países deben recibir qué préstamos. Simplemente moviendo dinero los socios del Bilderberg ganan miles de millones de dólares. ¡Su única ideología es la del dólar y su mayor pasión, el poder!

Desde 1954, los socios del Club Bilderberg representan a la élite de todas las naciones occidentales -financieros, industriales, banqueros, políticos, líderes de corporaciones multinacionales, presidentes, primeros ministros, ministros de Finanzas, secretarios de Estado, representantes del Banco Mundial, la OMC y el FMI, ejecutivos de los medios de comunicación y líderes militares-, un gobierno en la sombra que se reúne en secreto para debatir y alcanzar un consenso sobre la estrategia global.

 

Todos los presidentes americanos desde Eisenhower han pertenecido al Club.

 

También, Tony Blair, así como la mayoría de los miembros principales de los gobiernos ingleses; Lionel Jospin; Romano Prodi, ex presidente de la Comisión Europea; Mario Monti, comisario europeo de la Competencia; Pasca1 Lamy, comisario de Comercio; José Durao Barroso; Alan Greenspan, jefe de la Reserva Federal; Hillary Clinton; Jolm Kerry; la asesinada ministra de Asuntos Exteriores de Suecia, Anna Lindh; Melinda y Bill Gates; Henry Kissinger; la dinastía Rothschild; Jean Claude Trichet, la cabeza visible del Banco Central Europeo; James Wolfenson, presidente del Banco Mundial; Javier Solana, secretario general del Consejo de la Comunidad Europea; el financiero George Soros, especulador capaz de hacer caer monedas nacionales en su provecho; y todas las familias reales de Europa.

 

Junto a ellos se sientan los propietarios de los grandes medios de comunicación.

Sí, también pertenecen al Grupo las personas que controlan todo lo que lee y ve, los barones de los medios de comunicación: David Rockefeller, Conrad Black el ahora caído en desgracia ex propietario de 440 medios de comunicación de todo el mundo, desde Jerusalén post al principal diario de Canadá, The National Post -, Edgar Bronfman,, Rupert Murdoch y Sumner Redstone, director de Viacom, un conglomerado mediático internacional que aglutina virtualmente a todos los grandes segmentos de la industria de la comunicación.

 

Por esa razón nunca ha oído hablar antes del Club Bilderberg.

Allá donde mire -gobiernos, grandes negocios o cualquier otra institución que ejerza el poder- verá una constante: el secretismo. Las reuniones de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), del G-8, de la Organización Mundial del Comercio (OMC), del Fórum Económico Mundial, de los bancos centrales, de los ministros de la Unión Europea y de la ('omisión Europea tienen siempre lugar a puerta cerrada.

 

La única razón que puede existir para ello es que no quieren que usted ni yo sepamos qué se traen entre manos. La ya clásica excusa, «no es del interés general», significa realmente que «no les interesa» que el gran público se informe debidamente. Pero, además de esos encuentros supuestamente públicos, existe toda una red de cumbres privadas que desconocemos por completo.3

En febrero tiene lugar el Foro Económico Mundial de Davos; el G8 Y el Bilderberg, en abril/mayo; la conferencia anual del Banco Mundial/FMI, en septiembre. De todo ello emerge un curioso consenso internacional que, en apariencia, nadie dirige. Este consenso es la base de los comunicados económicos del G8, la plasmación práctica de los programas de ajuste de Argentina y todo lo que el presidente americano propone al Congreso.4

En 2004 se cumple el 50 aniversario del Grupo, que se constituyó del 29 al 31 de mayo de 1954, en un hotel de la localidad holandesa de Oosterbeckl, el Bilderberg, que acabaría dándole su nombre a la sociedad. El organizador del evento fue el príncipe Bernardo de Holanda.

 

El borrador de las actas de Bi1derberg de 1989 dice:

«Ese Encuentro pionero puso de manifiesto la creciente preocupación de muchos insignes ciudadanos de ambos lados del Atlántico, de que Europa Occidental y EE.UU. no estaban trabajando coordinadamente en asuntos de importancia crítica. Se llegó a la conclusión de que unos debates regulares y confidenciales ayudarían a un mayor entendimiento de las complejas fuerzas que dirigían el porvenir de Occidente en el difícil período de la posguerra.»

Según el fundador, el príncipe Bernardo de Holanda, cada participante es «mágicamente despojado de sus cargos» al entrar en la reunión para ser «un simple ciudadano de su país durante toda la duración del congreso».

Por otra parte, uno de los miembros más importantes del Club Bilderberg ha sido Joseph Retinger, un sacerdote jesuita y masón de grado 33. De él se dice que fue el auténtico fundador y organizador del Club. Por extraño que parezca, muy pocas agencias de inteligencia han oído hablar del propio Club Bilderberg hasta hace bien poco.

Lord Rothschild y Laurance Rockefeller, miembros clave de dos de las más poderosas familias del mundo, escogieron personalmente a 100 participantes procedentes de la élite mundial con el propósito secreto de cambiar Europa.

 

En palabras de Giovanni Agnelli, el ahora fallecido presidente de Fiat:

«Nuestro objetivo es la integración de Europa; donde los políticos han fracasado, nosotros, los industriales, vamos a tener éxito.»

«No se hace ninguna política, sólo se mantienen conversaciones banales y de perogrullo -dijo el editor del London Observer, Will Hutton, que participó en el encuentro en 1997-, pero el consenso al que se llega es el telón de fondo de la política que se hace en todo el mundo.»

El príncipe Bernardo de Holanda, padre de la reina Beatriz e íntimo del príncipe Felipe de Gran Bretaña, añade que,

«cuando los representantes de las instituciones occidentales abandonan la reunión se llevan consigo el consenso del grupo. Estos debates liman diferencias y consiguen llegar a posiciones comunes, por eso tienen una gran influencia sobre sus participantes».

Lo que suele ocurrir, «casi por casualidad», es que a partir de ese consenso los omnipotentes intereses comerciales y políticos, a través de los medios de comunicación, consiguen que la política de los gobiernos sea la misma aun cuando sus intereses particulares sean ostensiblemente diferentes.
La lista de invitados

Nadie puede comprar una invitación para uno de los encuentros Bilderberg, aunque muchas multinacionales lo han intentado.5 Es el comité directivo quien decide a quién invita. Lo que el periódico londinense The Guardian denomina “un bilderber-ger” no ha cambiado en los últimos cincuenta años: un socialista fabiano5 partidario entusiasta de un orden mundial único.

Según una fuente del comité directivo del Grupo,

«los invitados deben venir solos, sin esposas, amantes, maridos o novios. Los "asistentes personales" (es decir, guardaespaldas fuertemente armados, normalmente ex miembros de la CÍA, del MI6 y del Mossad) no pueden asistir a las conferencias y deben comer en una estancia aparte. Ni siquiera el "asistente personal" de David Rockefeller puede acompañarlo durante el almuerzo. Queda explícitamente prohibido que los invitados concedan entrevistas a los periodistas».

Para mantener su aura de hermetismo, los participantes alquilan un hotel completo durante toda la duración del congreso, normalmente de tres a cuatro días. Agentes de la CÍA y del Mossad se encargan de limpiar hasta la última dependencia.

 

Se revisan los planos del establecimiento, se investiga al personal y se manda a casa a cualquiera que levante la más mínima sospecha.

«Agentes de policía con uniformes negros inspeccionan con perros cada uno de los vehículos de suministros. No queda nada por remover y después escoltan a los transportistas hasta la entrada. Guardias armados patrullan los bosques colindantes y gorilas con micrófonos vigilan todos los accesos. Cualquiera que se aproxime al hotel sin poseer un trozo del globo terráqueo es devuelto por donde ha venido.» 6

El gobierno nacional anfitrión se responsabiliza de la seguridad de los asistentes y de su entorno.

 

• El socialismo fabiano es un movimiento de socialismo utópico de corte elitista que toma su nombre de Fabio, el general romano que se enfrentó a Aníbal y lo contuvo sin enfrentarse a él, a la espera de que llegara el momento oportuno. Los socialistas fabianos proponían la expansión de las ideas socialistas a través de una paciente y progresiva instilación de la ideología socialista entre los círculos intelectuales y de poder.

 

Ello incluye un generoso despliegue de militares, miembros de los servicios secretos, agentes de la policía local y nacional y guardias privados. Nada es demasiado para proteger la intimidad y la seguridad de los todopoderosos miembros de la élite mundial. Los asistentes no están obligados a seguir las normas y regulaciones que cualquier otro ciudadano mundial tendría que cumplir tales como, por ejemplo, pasar por las aduanas o presentar visados.

 

Cuando se reúnen, nadie de «fuera» tiene permitido acercarse al hotel. La élite lleva a sus propios cocineros, camareros, teleoperadoras, secretarias, limpiadoras y personal de seguridad, que los atienden junto con la plantilla del hotel que ha superado el proceso de investigación previo.

La conferencia de 2004, por ejemplo, tuvo lugar en el Grand Hotel des lies Borromées en Stresa, Italia, con,

«174 impresionantes habitaciones decoradas al estilo belle époque, impero o maggiolini. Espléndidas telas y magníficas lámparas de Murano por doquier. La mayor parte de las habitaciones disponen de un balcón privado, los baños están forrados de mármol italiano y cuentan con una lujosa bañera de hidromasaje. Se trata de suites espléndidas en las que no faltan cuadros, estatuas y todo lo que el arte pueda ofrecer».7

Las habitaciones las paga la organización, el Grupo Bilderberg, al modesto precio de 1.200 € por suite. La comida corre a cargo de un chef agraciado con tres estrellas de la guía Michelin. Uno de los criterios a la hora de escoger el hotel es la disponibilidad de los mejores cocineros del mundo.

 

Otro es el tamaño de la ciudad (debe tratarse de núcleos urbanos pequeños que permitan ahuyentarse de las miradas curiosas de los habitantes de las grandes urbes). Las pequeñas ciudades tienen la ventaja adicional de que pem1iten la presencia de «asistentes personales» armados hasta los dientes sin recato. Nadie pregunta.

 

Todos los servicios, teléfono, lavandería, cocina, están pagados. Un miembro del personal del Trianon Palace de Versalles me explicó que en 2003 la factura telefónica de David Rockefeller ascendió a 14.000 € en tres días. Según una fuente que también participó en la conferencia, no sería nada exagerado decir que uno de esos «festivales globalizadores» de cuatro días cuestan unos 10 millones de euros, más de lo que cuesta proteger al presidente de los Estados Unidos o al Papa en uno de sus muchos viajes internacionales.

 

Por supuesto, ni el presidente ni el Papa son tan importantes como el gobierno en la sombra que dirige el planeta.

El Grupo Bilderberg organiza cuatro sesiones de trabajo diarias, dos por la mañana y dos por la tarde, excepto los sábados, cuando sólo hay una reunión vespertina. El sábado por la mañana, entre las 12 y las 15 horas, los miembros del Grupo juegan al golf o nadan, acompañados por sus «asistentes personales», hacen excursiones en barco o helicóptero.

La presidencia de la mesa de trabajo sigue un orden alfabético rotatorio. Un año, Umberto Agnelli, ex presidente de Fiat, se sienta al frente. Al año siguiente, Klaus Zumwinkel, presidente de Deutsche Post Worldnet AG y Deutsche Telekom, ocupa su lugar. Estados Unidos es el país con más participantes debido a su tamaño.

Cada país envía, normalmente, una delegación de tres representantes: un industrial, un ministro o un senador y un intelectual o editor. Países pequeños como Grecia y Dinamarca disponen, como máximo, de dos asientos. Las conferencias reúnen normalmente a un máximo de 130 delegados. Dos tercios de los presentes son europeos y el resto procede de Estados Unidos y Canadá.

 

Los participantes mexicanos pertenecen a una organización hermana menos poderosa, la Comisión Trilateral. Un tercio de los delegados son políticos y los dos tercios restantes, representantes de la industria, las finanzas, la educación, los sindicatos y los medios de comunicación. La mayor parte de los delegados hablan inglés, aunque la segunda lengua de trabajo es el francés.

 


La regla de Chatham House
El Royal Institute of Intemational Affairs fue fundado en 1919, tras los Acuerdos de Paz de Versalles, y tiene su sede en la Chatham House de Londres. En la actualidad se usa el nombre «Chatham House» para referirse a todo el instituto.

 

El Royal Institute of International Affairs es el brazo ejecutivo de la política de la Monarquía británica.

«La Regla de Chatham House consiste en que los participantes de una reunión pueden divulgar la información que se ha generado en ella, pero deben guardar silencio acerca de la identidad o afiliación de quienes la han facilitado; tampoco se puede mencionar que tales datos proceden de uno de los encuentros del Instituto.»

 

Traducción: los globalizadores no sólo quieren evitar que sepamos qué es lo que están planeando, sino que también pretenden pasar desapercibidos.

«La Regla de Chatham House permite que la gente hable a título individual sin representar a las instituciones en las que trabaja; esto facilita el libre debate. La gente suele sentirse más relajada si no se la menciona y deja de preocuparse de su reputación o de las implicaciones de sus palabras.»

En 2002 se clarificó y reforzó la aplicación de la norma:

«Los encuentros de la Chatham House pueden llevarse a cabo de forma abierta o bajo la Regla de Chatham House. En este último caso se acordará explícitamente con los participantes que lo expuesto en tal reunión es estrictamente privado y se garantiza el anonimato de quienes hablen entre estos muros; todo esto sirve para asegurar unas mejores relaciones internacionales. Chatham House se reserva el derecho de llevar a cabo acciones disciplinarias sobre cualquier miembro que rompa esa regla.»

 

Traducción: Si te vas de la lengua, te arriesgas a un destino más bien dramático.

 

Los participantes
Los participantes afirman que asisten a las reuniones en calidad de ciudadanos privados y no como representantes oficiales, aunque esta afirmación es bastante cuestionable: en Estados Unidos (por medio de la Ley Logan) y en Canadá es ilegal que un funcionario elegido por el pueblo se reúna en privado con empresarios para debatir y diseñar la política pública.

La Ley Logan fue creada para evitar que ciudadanos sin representatividad pública interfirieran en las relaciones entre Estados Unidos y los diferentes gobiernos extranjeros. No deja de ser curioso que, en sus doscientos años de historia, no se haya acusado a nadie de vulnerar la Ley. Sin embargo, sí ha habido un buen número de referencias a su vulneración en diferentes juicios' y se suele usar como arma política.

 

Con esto no quiero decir que una persona comente pueda vender ilegalmente armas o drogas a un estado extranjero, porque no es así. Pero los que sí pueden hacerlo son los miembros del super-secreto Club Bilderberg, en cuyo caso además se les anima a que interfieran en los asuntos privados de estados independientes.

Algunas de las personas que han participado en estos encuentros son: Allen Dulles (CIA), William J. Fulbright (senador de Arkansas y receptor de una de las primeras becas Rhodes), Dean Acheson (secretario de Estado de Truman), Henry A. Kissinger (presidente de Kissinger Associates), David Rockefeller (Chase Bank, JP Morgan International Council), Nel-son Rockefeller, Laurance Rockefeller, Gerald Ford (ex presidente de los Estados Unidos), Henry J. Heinz II (presidente de H. J. Heinz Co.), el príncipe Felipe de Gran Bretaña, Robert S. McNamara (secretario de Defensa de Kennedy y ex presidente del Banco Mundial), Margaret Thatcher (ex primera ministra de Gran Bretaña), Valéry Giscard d'Estaing (ex presidente de Francia), Harold Wilson (ex primer ministro de Gran Bretaña), Edward Heath (ex primer ministro de Gran Bretaña), Donald H. Rumsfeld (secretario de Defensa de los presidentes Ford y George W. Bush), Helmut Schmidt (ex canciller de Alemania Occidental), Henry Ford III (presidente de Ford Motor Co.), James Rockefeller (presidente del First National City Bank) y Giovanni Agnelli (presidente de Fiat en Italia). 8

Bilderberg, desde el principio, ha sido administrado por un núcleo reducido de personas, nombradas desde 1954 por un comité de sabios constituido por la silla permanente, la silla americana, las Secretarías y tesoreros de Europa y Estados Unidos.

 

Las invitaciones únicamente se mandan a personas,

«importantes y respetadas quienes, a través de su conocimiento especial, sus contactos personales y su influencia en círculos nacionales e internacionales, pueden ampliar los objetivos y recursos del Club Bilderberg».

Los encuentros son siempre abiertos y sinceros y no siempre se llega, a un consenso. Durante los últimos tres años, franceses, británicos y americanos han estado a la greña casi constantemente; el tema de disputa, Irak.

 

Hace dos años el ministro de Asuntos Exteriores francés, Dominique de Villepin, le dijo abiertamente a Henry Kissinger que,

«si los americanos hubiesen dicho la verdad acerca de Irak, es decir, que la auténtica razón para la invasión era el control y gratuidad del petróleo y el gas natural, quizás, ellos, los franceses, no hubiesen vetado sus "estúpidas" resoluciones en la ONU. "Su presidente es un completo idiota", añadió [cita exacta transcrita por tres asistentes a la conferencia y confirmada independientemente].

«Eso no significa que el resto del mundo sea estúpido», replicó a un malhumorado Kissinger al salir de la sala.

El nacionalismo británico es otra causa de preocupación.

 

En Tumbuny, Scotland, Tony Blair, primer ministro británico, fue tratado como un niño travieso ante al resto de participantes cuando se le echó en cara, en un tono bastante hostil, no haber hecho lo suficiente para incluir a Gran Bretaña en la moneda única.

 

Según fuentes de Jim Tucker, un legendario periodista reconocido entre los profesionales más honestos por haber perseguido a los miembros del Club durante más de treinta años con un gran coste personal (perdió a varios amigos personales en misteriosos accidentes y a un miembro de su familia que supuestamente se suicidó),

«Blair aseguró en Bilderberg que Gran Bretaña aceptaría el euro, pero que antes tenía que resolver ciertos "problemas políticos" debido a "un resurgimiento del nacionalismo en casa"».

El 29 de mayo de 1989 la revista Spotlight publicaba en uno de sus reportajes la siguiente frase que le dijo un funcionario alemán a Blair:

«No eres más que una Maggie Thatcher con pantalones.»

Se trataba de una dura referencia al hecho de que lady Thatcher fuera defenestrada por su propio Partido Conservador siguiendo las órdenes del Club Bilderberg. Después, el mismo foro colocaría en el puesto a John Majar, un personaje más manipulable.

Como explica John Williams,9 algunos miembros de la élite occidental acuden a las reuniones Bilderberg,

«para reforzar un consenso virtual, una ilusión de globalización, definida bajo sus propios términos: lo que es bueno para los bancos y los grandes empresarios, es bueno para todo el mundo, es inevitable y revierte en el beneficio de la humanidad».
 

El Club Bilderberg, visto de cerca
Otto Wolff van Amerongen, presidente y director de Otto Wolff GmbH en Alemania y uno de los miembros fundadores del Club, explicó que los encuentros se .estructuraban de la siguiente manera: se empezaba con unas introducciones cortas sobre un tema determinado, a lo que seguía el debate general.

 

Wolffvon Amerongen, al que se le reconoce el mérito de entablar relaciones comerciales entre Alemania y el antiguo bloque soviético, hizo las veces de embajador en la sombra de Bonn en Rusia. Sin embargo, no se pueden ocultar sus vínculos con el gobierno nazi, ya que se sabe que intervino en el robo de acciones a los judíos durante la Segunda Guerra Mundial.

 

Werner Ruegemer codirigió en 2001 un documental sobre la familia Amerongen en el que se decía que Wolf había sido espía nazi en Portugal; su trabajo consistía en vender el oro saqueado de los bancos centrales europeos y las acciones de los judíos. Wolff también comerciaba con tungsteno, un metal clave para la fabricación de rifles y artillería. En aquella época, Portugal era la única nación que exportaba tungsteno a Alemania.

Dos delegados que prefieren mantener el anonimato, aunque se cree que son británicos, explicaron que se trabaja en grupos consistentes en un moderador y dos o tres personas más. Tienen cinco minutos cada uno para hablar del tema del día y hay «preguntas de debate, que duran cinco, tres o dos minutos».

 

No hay documentos introductorios ni grabaciones, aunque se anima a los delegados a que preparen sus intervenciones con antelación.

 

La lista inicial de participantes propuestos comienza a circular en enero, y la selección final se hace en marzo. Para evitar filtraciones, el comité directivo del Grupo establece la fecha del encuentro con cuatro meses de antelación, pero el nombre del hotel sólo se anuncia una semana antes. En la apertura del encuentro, el presidente recuerda las reglas del Club y abre el primer tema de debate del día.

 

Bilderberg marca todos los documentos que distribuye a sus miembros con la frase «Personal y estrictamente confidencial. Prohibida su publicación».

 


Reclutados por el Club
Es importante distinguir entre los miembros activos que acuden todos los años y otras personas que son invitadas ocasionalmente. Son unas ochenta las personas que acuden regularmente y un número muy variable los que visitan el Club, principalmente para informar sobre materias relacionadas con su conocimiento y experiencia.

 

Estás tienen escasa idea de que hay un grupo formal constituido y nada saben acerca de la agenda secreta. También hay algunos invitados selectos que el comité considera útiles en sus planes de globalización y a los que se ayuda a conseguir importantísimos cargos. Entre ellos, Esperanza Aguirre. En algunos casos, estos invitados ocasionales no cuajan en la organización y son definitivamente apartados.

 

Un ejemplo, Jordi Pujol, en 1989, en La Toja, Galicia.

El ejemplo más claro de «reclutamiento útil» fue el de aquel oscuro gobernador de Arkansas, Bill Clinton, que acudió a su primer encuentro Bilderberg en Badén Badén, Alemania, en 1991. Allí, David Rockefeller le explicó a un joven Clinton en qué consistía el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) y le dio indicaciones para apoyarlo. Al año siguiente, el gobernador se convirtió en presidente.

La asociación con el Club Bilderberg siempre ha arrojado magníficos beneficios:

  1. Bill Clinton. Asistió a la reunión del Bilderberg de 1991. Gana la nominación del Partido Demócrata y es elegido presidente en 1992.

  2. Tony Blair. Asistió a la reunión del Bilderberg de 1993. Asciende a la presidencia del partido en julio de 1994 y a la presidencia nacional en mayo de 1997.

  3. George Robertson. Asistió a la reunión del Bilderberg de 1998. Consigue la secretaría general de la OTAN en agosto de 1999.



Francois Mitterrand
El 10 de diciembre de 1980, Francois Mitterrand, un hombre que reiteradamente había fracasado en su intento de conseguir el poder en Francia, fue resucitado por orden del Comité de Los 300, el hermano mayor del Club Bilderberg.

 

Según la fuente de inteligencia de Johm Coleman, autor de Conspirators' Hierarchy - The Story of The Commitee of 300,

«Escogieron a Mitterrand y le lavaron la imagen para devolverlo al poder».

El propio político francés en su discurso de vuelta a la política dijo:

«El desarrollo del capitalismo industrial se opone a la libertad. Debemos poner fin a ello. Los sistemas económicos del siglo XX y XXI usarán máquinas para aplastar al hombre, primero en el dominio de la energía nuclear, que ya está produciendo resultados admirables.»

Las observaciones de Coleman le hacen a uno estremecerse.

«El retorno de Mitterrand al Palacio del Elíseo fue un gran triunfo para el socialismo. Demostró que el Comité de los 300 era suficientemente poderoso como para predecir acontecimientos o, mejor dicho, para hacer que sucediesen por la fuerza o por cualquier otro medio. En el caso de Mitterrand, demostró su capacidad de vencer cualquier oposición pues, pocos días antes, había sido totalmente rechazado por un grupo de poder político de París», es decir, por el Frente Nacional de Le Pen y un gran segmento de su propio Partido Socialista.


 

Caída del Gobierno turco - Bilderberg 1996
Cuatro días después de la vuelta a casa de dos participantes turcos tras el encuentro del Club de 1996, en Toronto, cayó el gobierno Turco al completo. Se trataba de Gazi Ercel, gobernador del Banco Central de Turquía, y Emre Gonensay, ministro de Asuntos Exteriores.

En un movimiento sorpresa, el primer ministro turco, Mesut Yilmaz, dimitió de su cargo, disolviendo la coalición entre el Partido del Sendero Verdadero, dirigido por la ex primera ministra Conservadora Tansu Ciller, y el suyo propio, el Partido de la Patria.

Esto permitió a Necmettin Erbakan, líder del Partido del Bienestar Social, formar un nuevo gobierno. Su partido es claramente proislámico.

 


Bilderberg 2004, Stresa, Italia
Según una fuente bien infonl1ada que participó en el encuentro de 2004 los miembros portugueses del Club usaron con habilidad lo que se ha llamado la «táctica portuguesa», es decir, su promoción a alto nivel.

La asociación con el Grupo Bilderberg reportó los siguientes beneficios al grupo portugués:

  • Pedro M. Lopes Santana, el poco conocido alcalde de Lisboa, fue nombrado primer ministro de la República.

  • Jose M. Durao Barroso, ex primer ministro, pasó a ser nuevo presidente de la Comisión Europea.

  • Jose Sócrates, miembro del parlamento, fue elegido líder del Partido Socialista después de la dimisión de Eduardo Ferro Rodrigues, a causa de una crisis político-social y oscuras acusaciones de pedofilia. Fuentes cercanas a la investigación confirman que la crisis fue provocada por miembros del Club Bilderberg.

Otro ejemplo de la influencia que el Club ejerce sobre la política americana se evidenció durante la campaña electoral en EE.UU., cuando el candidato demócrata a la presidencia, John Kerry, eligió a John Edwards como vicepresidente. Este último había sido invitado por primera vez a la reunión del Bilderberg un mes antes.

 

Varias fuentes, cuyos nombres no puedo revelar porque pondría sus vidas en peligro, han confirmado de forma independiente que después de oír el discurso de Edwards durante el segundo día de la conferencia, Henry Kissinger telefoneó a John Kerry con el siguiente comentario:

«John, ya te hemos encontrado vicepresidente.»

Una extraordinaria serie de coincidencias.

 


Líderes de la OTAN controlados por el Club Bilderberg
Para entender quién controla el mando de la OTAN, el operativo militar más grande del mundo, y ahora el Ejército Mundial, sólo tenemos que mirar los estrechos vínculos que existen entre sus secretarios generales y el Club Bilderberg:

  • Joseph Luns (1971-1984)

  • Lord Carrington (1984-1988)

  • Manfred Worner (1988-1994)

  • Willy Claes (1994-1995)

  • Javier Solana (1995-1999)

  • lord Robertson (19992004)

  • Jaap G. de Hoop Scheffer (2004)

La OTAN fue creada por el Instituto Tavistock cuando el Gobierno Mundial en la sombra decidió crear una super-institución que controlase la política europea. A su vez, fue el Royal Institute for International Affairs (RILA), que sólo responde ante la reina de Inglaterra, el que fundó el Tavistock. El RILA, controla la política exterior británica y es el brazo ejecutor de la política exterior de la monarquía británica.

Como consecuencia, se hace mucho más fácil aplicar la política de Bilderberg en el Golfo, Iraq, Serbia, Bosnia, Kosovo, Siria, Corea del Norte, Afganistán, por mencionar sólo los casos más conocidos.

Tanto Donald Rumsfeld como el general Peter Sutherland, de Irlanda, son miembros del Club Bilderberg. Sutherland es ex comisario europeo y presidente de Goldman, Sachs y British Petroleum. Rumsfeld y Sutherland ganaron un buen montón de dinero en 2000 trabajando juntos en el consejo de la compañía energética suiza ABB. Su alianza secreta se hizo pública cuando se descubrió que ABB había vendido dos reactores nucleares a un miembro activo del «eje del mal», concretamente a Corea del Norte.

 

Huelga decir que British Petroleum no hace publicidad del asunto cuando anuncia una de sus iniciativas públicas en las que «la seguridad es lo primero».

Todo primer ministro británico se ha sentido obligado a asistir a los encuentros Bilderberg durante los últimos treinta años. Como anécdota para contar a los amigos, se puede decir que el Club fue una creación del MI6 bajo la dirección del RILA. En concreto, fue idea de Alastair Buchan (hijo de lord Tweedsmuir y miembro del RILA y la Mesa Redonda) y de Duncan Sandys (un importante político, yerno de Winston Churchill, quien a su vez era amigo de Retinger, un jesuita y masón de grado 33).

 

El MI6 necesitaba a un miembro de la realeza que diese apoyo público al Club y pensó en Bernardo de Holanda, conocido por sus numerosos vínculos con la realeza europea y los más importantes industriales. La conferencia Bilderberg de 1957 fue el inicio de la carrera del líder del Partido Laborista Dennis Healey.

 

Poco después del encuentro, Healey fue «extrañamente» nombrado ministro de Hacienda.

 

Tony Blair acudió a la reunión del 23 al 25 de abril de 1993, en Vouliagmeni, en Grecia, cuando era ministro del Interior en la sombra.

 

 


Meretrices del periodismo

«Nuestro trabajo es dar a la gente no lo que ellos quieren, sino lo que nosotros decidimos que deben tener.»

Dicho por Richard Salant

ex presidente de la CBS News

Uno de los secretos mejor guardados es hasta qué punto un puñado de conglomerados pertenecientes al Club Bilderberg, como el,

...controlan el flujo de información en el mundo y determinan lo que vemos en televisión, oímos en la radio y leemos en los periódicos, revistas, libros e Internet.

«Ser testigo de la conferencia anual del Grupo Bilderberg es entender cómo los señores del Nuevo Mundo se reúnen en secreto y conspiran con la convivencia de los medios de comunicación», se lamentaba mi amigo Jim Tucker, enemigo número uno del Club.

Tucker sabe de lo que habla. Ha ido detrás de las reuniones del Bilderberg desde hace más de treinta años.

El Club Bilderberg también representa a la élite de los medios de comunicación a ambos lados del Atlántico. Los empresarios de esos medios asisten a las reuniones prometiendo de antemano que nunca y bajo ninguna condición hablarán del Club. Los editores se hacen responsables de cualquier noticia relacionada con él en sus medios de comunicación.

Y, de esta manera, los miembros del Club Bilderberg se garantizan silencio total y absoluto y una identidad invisible tanto en Estados Unidos como en Europa. Si hacemos una búsqueda en los principales medios de comunicación del mundo, no encontraremos ninguna noticia sobre un grupo que reúne a los más importantes políticos, empresarios y financieros del planeta, por no mencionar informaciones sobre el inicio de las hostilidades contra Irak, ni siquiera por la prensa que asistió al encuentro Bilderberg de 2002.

 

Una de las mayores desavenencias entre distintos grupos dentro del Bilderberg se produjo en la reunión de 2002. Los bilderbergers europeos exigieron la presencia inmediata del secretario de Defensa americano, Donald Rumsfeld, para explicar los planes de la guerra.

 

Rumsfeld, cambiando bruscamente su agenda política, vino a la reunión para prometer, bajo amenazas y presiones, a los asistentes que de ninguna forma iban a empezar la guerra hasta febrero o marzo de 2003. Ahora, si yo, por mucho que disponga de contactos privilegiados, supe cuándo iba a empezar la guerra, ¿cómo es posible que los peces gordos del mundo de los medios de comunicación que acudieron a la reunión no supieran algo tan básico? 10

 

El American Free Press,11 el periódico de Jim Tucker, informó en junio de 2002 de que, según fuentes de la reunión del Club Bilderberg, la guerra de Irak había sido demorada hasta marzo de 2003, cuando todos los periódicos del mundo anunciaban el ataque para el verano de 2002. Traducción: El encuentro del Bilderberg 2002 tuvo lugar entre el 30 de mayo y el 2 de junio. Rumsfeld, el secretario de Defensa de Bush, acudió el 31 de mayo.

 

Los miembros del Club le arrancaron la promesa de que la administración Bush no empezaría la guerra hasta el año siguiente. ¿No es ésta noticia suficiente para que salga en primera página de todos los periódicos del mundo? Sin embargo, los principales medios, como el New York Times y el Washington Post, cuyos directores son miembros del Club, tenían órdenes de no informar sobre lo que hubiese sido la historia del verano.

 

El corresponsal del American Free Press para las Naciones Unidas, Christopher Bollen, le preguntó en una ocasión a un grupo de periodistas que esperaban el inicio de una conferencia de prensa la razón por la que las noticias sobre el Club son censuradas sistemáticamente por los editores más «respetables».

 

Todo lo que obtuvo por respuesta fueron unas risas irónicas.

«Hace muchos años nos llegó una orden de arriba diciendo que no había que informar sobre el Club Bilderberg», declaró en una ocasión Anthony Holder, ex periodista del Econo-mist de Londres, especializado en temas relacionados con la ONU.»

Y recordemos que esta publicación es una referencia mundial en el campo de los medios que tratan sobre economía, Otro experimentado periodista, William Glasgow, que trabaja para el Business Week afirma:

«Lo único que sabemos es que el Club existe, pero la verdad es que no informamos de sus actividades.»

Como dijo otro periodista:

«Es inevitable sospechar de una organización que planea el futuro de la humanidad en absoluto secreto.»12

 

«La implicación de los Rockefeller en los medios de comunicación es múltiple. Así se aseguran de que los medios de desinformación de masas nunca hablen de sus planes para dominar un futuro gobierno mundial. Los medios siempre deciden cuáles son los temas que van a estar de actualidad en un determinado país. Por ejemplo, a veces ponen en primer plano el tema de la pobreza y, otras veces, lo hacen desaparecer. Lo mismo sobre la polución, los problemas demográficos, la paz o lo que sea.13

 

Los medios pueden tomar a un hombre como Ralph Nader y convertirlo en un héroe al instante. O pueden tomar a un enemigo de los Rockefeller y crear la imagen de que es un cretino, un bufón o un paranoide peligroso»

(Gary Allen, El Expediente Rockefeller)

Ralph Nader, perenne candidato presidencial «independiente», «muy admirado por su postura contraria a la clase dirigente», es financiado por la red Rockefeller con la intención de destruir el sistema de libre mercado.

 

Los principales valedores de Nader son la Ford Foundation y la Field Foundation, ambos conectados a través del Council on Foreign Relations (en adelante, CFR).

 

Según un artículo del Business Week, reimpreso en el Boletín del Congreso del 10 de marzo de 1971, «John D. Rockefeller IV es consejero de Naden».

«Con todo su dinero, los Rockefeller han conseguido el control de los medios de comunicación. La opinión pública ya no es un problema para ellos. Con el control de la opinión pública, a su vez, han conseguido las riendas de la política. Controlando la política, tienen a sus pies a la nación entera.» 14

«Durante casi cuarenta años - según David Rockefeller - el Washington Post, el New York Times, el Time Magazine y otros prestigiosos medios corporativos han acudido a nuestros encuentros y respetado su promesa de discreción.»

 

«Habría sido imposible para nosotros desarrollar un plan para el mundo si hubiéramos estado sometidos a la luz de la opinión publica durante todos estos años», añadió.

 

«Pero, gracias a ello, ahora el mundo es más sofisticado y está más preparado para un Gobierno Mundial. La soberanía supranacional de una élite intelectual junto con los principales banqueros es preferible a las ansias de autodetern1inación nacional de los siglos pasados.»

Algunos de los periodistas invitados a las reuniones del Club son:

  • Juan Luis Cebrián del Grupo PRISA (participante habitual)

  • Arthur Sulzberger, editor del New York Times y miembro del CFR

  • Peter Jennings, presentador y editor del programa de la ABC, «World News Tonight»

  • Thomas L. Friedman, columnista del New York Times, ganador del Premio Pulitzer y miembro del CFR y de la Comisión Trilateral.15

El Club Bilderberg usa a los principales grupos de comunicación para crear una opinión que respalde sus objetivos. Así, difunde noticias que influyen tanto en el mundo político como en el ciudadano de a pie. La industria de los medios de comunicación, totalmente controlada, difunde la propaganda.

Las corporaciones públicas intentan mantener en secreto la lista de participantes en las reuniones del Club y la prensa privada casi no informa del evento.

 

Microsoft, AT&T, Bechtel, Cisco, Compaq y Price Waterhouse Coopers no tienen nada que temer de la prensa. No importa que Microsoft y la NBC co-dirijan la cadena de cable MSNBC.

 

De hecho, entre los invitados más frecuentes a las reuniones Bilderberg se encuentra Anthony Ridder de KnigbtRidder, Inc., la segunda cadena de periódicos más importante de Estados Unidos, que controla publicaciones como el Detroit Free Press, el Miami Herald y el Philadelphia Inquirer.

En su edición de agosto/septiembre de 1993, la prestigiosa revista holandesa Exposure publicó un artículo sobre el férreo control existente, sobre cierto tipo de información, que establecen las tres y más prestigiosas cadenas de televisión de Estados Unidos, la NBC, la CBS y la ABC. Las tres surgieron a partir de la RCA.

 

Lo que quiere decir que la política social decidida por el Tavistock parte de la idea de que las masas pueden ser manipuladas.

Estas organizaciones e instituciones que, teóricamente, compiten las unas con las otras, y que tienen una «independencia». que asegura que los estadounidenses reciban informaciones no sesgadas, están en realidad ligadas a través de incontables empresas y entidades financieras. Se trata de una maraña casi imposible de desenredar.

 

¿Qué sucedería si el pueblo estadounidense supiese que las tres televisiones más importantes del país transmiten un lavado de cerebro diseñado por el Instituto Tavistock de Relaciones Humanas, y transmitido por el MI6, el instituto de inteligencia más sofisticado del mundo?

 

El artículo de la revista Exposure se apoya en el trabajo de Eustace Mullins, tenaz investigador de lo que se ha venido a llamar Nuevo Orden Mundial (New World Order).

La NBC es propiedad de General Electric (GE), «una de las corporaciones más grandes del mundo», con una larga historia de actividad antisindical. GE es, a su vez, uno de los más importantes donantes de fondos al Partido Republicano y tiene inmensos intereses financieros en la industria armamentista y nuclear.

 

El ex director general de la empresa, Jack Welch, fue uno de los principales impulsores del traslado de las plantas americanas a países de bajo costo como China y México.16 La NBC es una empresa subsidiaria de la RCA, un conglomerado de empresas de comunicación. En el comité director de la RCA se halla Thornloll Bradshaw, presidente de Atlantic Richfield y miembro de la OTAN, del World Wildlife Fund, del Club de Roma, del Instituto Aspen de Estudios Humanísticos y del CFR. Bradshaw es también presidente de la NBC.

 

La función más importante de la RCA es el servicio que le proporciona a la inteligencia británica.

 

Es importante saber que la dirección de la RCA está compuesta por importante personalidades del poder angloamericano que pertenecen a otras organizaciones como la OTAN, el Club de Roma, el CFR, la Comisión Trilateral, la masonería, la Mesa Redonda, el Club Bilderberg, etcétera.. Cabe destacar que David Sarnoff se fue a Londres al mismo tiempo que sir William Stephenson se trasladaba al edificio de la RCA de Nueva Cork.

 

Entre los directores de la NBC nombrados en el artículo Exposure de Mullins estaban:

  • John Brademas (CFR, Club Bilderberg), un director de la Fundación Rockefeller

  • Peter G. Peterson (CFR), ex ejecutivo de Kuhn, Loeb & Co (Rothschild) y ex secretario de comercio de EE. UU.

  • Robert Cizik, director de la RCA y del First City Bancorp, identificado en una comparecencia ante el Congreso de EE.UU. como banco perteneciente a Rothschild

  • Thomas O. Paine, presidente de Northrup Co. (el gran contratista del Ministerio de Defensa estadounidense) y director del Instituto de Estudios Estratégicos de Londres

  • Donald Smiley, director de dos compañías Morgan, Metropolitan Life y US Steel

  • Thorton Bradshaw, director de la RCA, director de la Rockefeller Brothers Fund, Atlantic Richfield Oil y el Instituto Aspen de Estudios Humanísticos (estos últimos dirigidos por un miembro del Club, Robeli O. Anderson).

Claramente, el comité ejecutivo de la NBC tiene una considerable influencia de los Rockefeller-Rothschild-Morgan, principal eje y promotor del plan de Nuevo Orden Mundial.

La ABC es propiedad de la Disney Corp.,

«que fabrica productos en países del Tercer Mundo pagando salarios de miseria en condiciones de trabajo atroces».17

Posee 152 canales de televisión. El Chase Manhattan Bank controla el 6,7 % de la ABC, suficiente para ejercer su control. Aunque se trata de un porcentaje menor, es más que suficiente para censurar y presionar sobre los contenidos de la cadena. El Chase, a través de su departamento de crédito, controla el 14 % de la CBS y el 4,5 % de la RCA.

 

En vez de tres cadenas de televisión llamadas BC, CBS y ABC, lo que en realidad tenemos es la Rockefeller Broadcasting Company, el Rockefeller Broadcasting System y el Rockefeller Broadcasting Consortium.


La CBS es propiedad de Viacom y tiene unos 200 canales de televisión y 255 emisoras de radio afiliadas.

 

Este,

«enorme conglomerado de empresas de comunicación posee entre otros, a la MTV, Show Time, Nickelodeon, VHl, TNN, CMT, Paramount Pictures y Blockbuster Inc., 39 canales de televisión y 184 emisoras de radio».18

William Paley fue formado en técnicas de lavado de cerebro de masas por el Instituto Tavistock en Inglaterra antes de concedérsele el mando de la CBS.

La expansión financiera de la tercera cadena de televisión, la CBS, fue supervisada durante mucho tiempo por Brown Brothers Harriman y su socio senior, Prescott Bush, director de la CBS.

 

El comité ejecutivo de la CBS incluía al,

  • presidente William S. Paley (Comité de los 300)

  • Harold Brown (CFR), director ejecutivo de la Comisión Trilateral y ex secretario de Defensa de EE.UU. y del Ejército del Aire

  • Michel C. Bergerac, presidente de Revlon y director del Manufacturers Hanover Bank (Rothschild)

  • Newton D. Minow (CFR), director de la Corporación Rand y, entre otras, la Fundación Ditchley, estrechamente vinculada al Instituto Tavistock (especialistas en lavado de cerebro) y al Club Bilderberg

El último ex presidente de la CBS fue el doctor Frank Stanton (CFR), que también es miembro del consejo de administración de la Fundación Rockefeller y de la Institución Carnegie.19 Conviene saber que las familias Rothschild y Rockefeller son las familias líderes en el férreo control sobre las comunicaciones y responden directamente ante Bilderberg.

Según James Tucker,

«los bilderberger están convencidos de que la opinión pública siempre sigue los pasos de los individuos influyentes. Los miembros del Grupo prefieren trabajar a través de un número reducido de personas de confianza y no a través de grandes campañas de publicidad».

La Fox News Channel (una de las cinco grandes) es propiedad de Rupet Murdoch, «propietario de una parte significativa» de los principales medios de comunicación del mundo. Su red tiene «vínculos estrechos» con el Partido Republicano y entre sus «equilibrados y justos» analistas se encuentra Newt Gingrich, ex portavoz del Partido Republicano estadounidense.

Es evidente que las cinco redes de medios de comunicación están estrechamente relacionadas con Bilderbergs, el CFR y la Comisión Trilateral.

 

¿Cómo se puede afirmar entonces que las cinco grandes televisiones de Norteamérica, de donde la mayoría de los ciudadanos obtienen la información, son independientes?

 


Objetivos del Club Bilderberg

«El Club Bilderberg anda en busca de una era del posnacionalismo: ese momento en que ya no haya países, sólo regiones y valores universales, es decir, sólo una economía universal, un Gobierno Universal (designado, no elegido) y una religión universal. Para asegurarse esos objetivos, los miembros del Club Bilderberg abogan por un enfoque más técnico y menos conocimiento por parte del público. Esto reduce las probabilidades de que la población se entere del plan global de los amos mundiales y organice una resistencia organizada.» 20

Su objetivo final es el control de absolutamente todo en el mundo, en todos los sentidos de la palabra. Actúan como si fueran Dios en la Tierra.

 

Entre sus planes figura establecer:

  • Un solo gobierno planetario con un único mercado globalizado, con un solo ejército y una única moneda regulada por un Banco Mundial.
     

  • Una Iglesia universal que canalizará a la gente hacia los deseos del Nuevo Orden Mundial. El resto de religiones serán destruidas.
     

  • Unos servicios internacionales que completarán la destrucción de cualquier identidad nacional a través de su subversión desde el interior. Sólo se pem1itirá que florezcan los valores universales.
     

  • El control de toda la humanidad a través de medios de manipulación mental. Este plan está descrito en el libro Technotronic Era (Era tecnotrónica) de Zbigniew Brzezinski, miembro del Club. En el Nuevo Orden Mundial no habrá clase media, sólo sirvientes y gobernantes.
     

  • Una sociedad posindustrial de crecimiento cero», que acabará con la industrialización y la producción de energía eléctrica nuclear (excepto para las industrias de los ordenadores y servicios). Las industrias canadienses y estadounidenses que queden serán
    o exportadas a países pobres como Bolivia, Perú, Ecuador, Nicaragua, etc., en los que existe mano de obra barata. Se hará realidad, entonces, uno de los principales objetivos del TLCAN (Tratado de Libre Comercio de América del Norte).
     

  • El crecimiento cero es necesario para destruir los vestigios de prosperidad y dividir a la sociedad en propietarios y esclavos. Cuando hay prosperidad, hay progreso, lo cual hace mucho más difícil la represión.
     

  • Cabe incluir en ello la despoblación de las grandes ciudades, según el experimento llevado a cabo en Camboya por Pol Pot. Los planes genocidas de Pot fueron diseñados en Estados Unidos por una de las instituciones hermanas de Bilderberg, el Club de Roma.
     

  • La muerte de cuatro mil millones de personas, a las que Henry Kissinger y David Rockefeller llaman bromeando «estómagos inservibles» por medio de las guerras, el hambre y las enfermedades.

     

    Esto sucederá hacia el año 2050.

     

    • «De los dos mil millones de personas restantes, 500 millones pertenecerán a las razas china y japonesa, que se salvarán gracias a su característica capacidad para obedecer a la autoridad» es lo que afirma John Coleman en su libro Conspirators' Hierarchy: The Story of the Committee of 300.

     

    El doctor Coleman es un funcionario de inteligencia retirado que descubrió un informe encargado por el Comité de los 300 a Cyrus Vance «sobre cómo llevar a cabo el genocidio». Según la investigación de Coleman, el informe fue titulado «Global 2000 Report», «aprobado por el presidente Cárter, en nombre gobierno de Estados Unidos y refrendado por Edwin Muskie, secretario de Estado».

     

    Según este informe, «la población de Estados Unidos se verá reducida a 100 millones hacia el año 2050».
     

  • Crisis artificiales para mantener a la gente en un perpetuo estado de desequilibrio físico, mental y emocional. Confundirán y desmoralizarán a la población para evitar que decidan su propio destino, hasta el extremo de que la gente «tendrá demasiadas posibilidades de elección, lo que dará lugar a una gran apatía a escala masiva». 21
     

  • Un férreo control sobre la educación con el propósito de destruirla. Una de las razones de la existencia de la UE (y la futura Unión Americana y Asiática) es el control de la educación para «aborregar» a la gente. Aunque nos resulte increíble, estos esfuerzos ya están dando «buenos frutos». La juventud de hoy ignora por completo la historia, las libertades individuales y el significado del mismo concepto de libertad. Para los globalizadores es mucho más fácil luchar contra unos oponentes sin principios.
     

  • El control de la política externa e interna de Estados Unidos (cosa ya conseguida a través del Gobierno de Bush), Canadá (controlada por Inglaterra) y Europa (a través de la Unión Europea).
     

  • Una ONU más poderosa que se convierta finalmente en un Gobierno Mundial. Una de las medidas que conducirán a ello es la creación del impuesto directo sobre el «ciudadano mundial».
     

  • La expansión del TLCAN (Tratado de Libre Comercio de América del Norte) por todo el hemisferio occidental como preludio de la creación de una Unión Americana similar a la Unión Europea.
     

  • Una Corte Internacional de Justicia con un solo sistema legal.
     

  • Un estado del bienestar socialista donde se recompensará a los esclavos obedientes y se exterminará a los inconformistas.



Bilderberg y la guerra de las Malvinas
El Club Bilderberg tiene ya el poder y la influencia necesarios para imponer su política en cualquier nación del planeta.

 

Es decir, controla al presidente de los Estados Unidos, al primer ministro de Canadá, a los principales medios de comunicación del mundo libre, a los políticos, financieros y periodistas más importantes, a los bancos centrales de los principales países, a la Reserva Federal de los Estados Unidos y su suministro de dinero, al FMI, al Banco Mundial y a las Naciones Unidas y destruyen a cualquiera, grande o pequeño, que se oponga a sus planes de construir un Nuevo Orden Mundial, como demostraré con numerosos ejemplos que ponen la piel de gallina.

 

Jan Ronson escribió un libro titulado Adventures with Extremists (Picador, 2001), en el que describe cómo durante la guerra de las Malvinas el gobierno británico pidió que se aplicaran sanciones internacionales contra Argentina, pero se encontró,

«con una dura oposición. En un encuentro Bilderberg en Sandefiord, Noruega, David Owen, miembro del Parlamento británico, pronunció un encendido discurso a favor de las mismas. Ese discurso torció muchas voluntades. Estoy seguro de que muchos ministros de Asuntos Exteriores volvieron a sus países para transmitir el mensaje de Owen. Por supuesto, las sanciones llegaron».

La hermosa historia de la cooperación internacional entre países es simplemente una falsedad. La realidad es mucho más macabra, con muchos muertos «desparramados en el camino de los universalistas».

La guerra de las Malvinas, un conflicto totalmente manufacturado entre una «nación agresora», la dictadura de Argentina, y un país «amante de la libertad», Gran Bretaña, dio al Nuevo Orden Mundial la oportunidad de mostrar su impresionante arsenal y así advertir a cualquier nación de las consecuencias de no someterse totalmente.

«El sometimiento del Gobierno argentino, seguido del caos económico y político de la nación, estuvo planeado por Kissinger Associates, en asociación con lord Carrington»,22 según confirman mis propias fuentes de investigación, en este caso uno de los principales agentes del MI6 convertido ahora en un cruzado anti Nuevo Orden Mundial.

La operación argentina fue diseñada por el Instituto Aspen de Colorado que, a su vez, está controlado por los Rockefeller. Si la caída del Sha de Irán tuvo que ver con el comercio de drogas, en la guerra de las Malvinas el asunto tenía que ver con la energía nuclear y el necesario objetivo de los Bilderbergs de conseguir el crecimiento cero.

 

El objetivo del Club es desindustrializar al mundo mediante la supresión del desarrollo científico, empezando por Estados Unidos. Por eso, no le convienen los experimentos sobre fusión como posible fuente de energía nuclear.

 

Como dice otra vez John Coleman en Committee of 300,

«el desarrollo de una fuente de energía como la fusión nuclear no interesa, ya que echaría por la borda el argumento de los "recursos naturales limitados". Esta fuente de energía, debidamente empleada, podría crear recursos naturales ilimitados a partir de sustancias ordinarias. El beneficio para la humanidad rebasa la comprensión del público».23

¿Por qué los seudodefensores del medio ambiente financiados por las multinacionales odian tanto la energía nuclear? Porque las centrales de energía nuclear podrían producir electricidad abundante y barata,

«lo cual es clave para sacar a los países del Tercer Mundo de la pobreza».

Coleman explica que,

«los países del Tercer Mundo se independizarían gradualmente de Estados Unidos, ya que no necesitarían ayuda externa. Esto les permitiría afirmar su soberanía».

Menor ayuda externa significa menor control externo de los recursos naturales de un país y mayor independencia de su pueblo. La idea de que los países se manejen por sí mismos simplemente les revuelve el estómago a todos los miembros del Club y a sus adláteres.

Los Bilderbergs vieron que sus planes de crecimiento cero posindustrial se iban a pique y decidieron,

«dar una lección ejemplar a Argentina y los demás países latinoamericanos. Debían olvidarse de cualquier idea de nacionalismo, independencia e integridad soberana».24

La elección de Argentina no fue casual. Se trata del país más rico de Sudamérica y proporcionaba tecnología nuclear a México, lo cual disgustaba a los miembros del Club. La guerra de las Malvinas acabó con esa colaboración. Sin duda, es mucho mejor tener a México como fuente de mano de obra barata que como un interlocutor comercial al mismo nivel.

Debido al constante bombardeo de propaganda negativa, pocos estadounidenses se dan cuenta de que Latinoamérica es un mercado potencial muy importante para Estados Unidos. Allí pueden vender de todo, desde tecnología a bienes industriales pesados.

 

Como John Coleman afirma indignado,

«actividades que dan trabajo a miles de estadounidenses y que inyectan dólares a todo tipo de empresas»25

Otras intervenciones del Club sobre política internacional:

  • Bilderberg propuso y decidió establecer relaciones formales con China, antes de que Nixon lo hiciera.
     

  • En un encuentro en Saltsjóbaden, Suecia, en 1973, el Club accedió a incrementar el precio del petróleo en 12 dólares el barril, un 350 % de aumento sobre su precio anterior. La idea era crear el caos económico en Estados Unidos y Europa Occidental para hacer más receptivos a esos países.
     

  • En 1983, el Club consiguió el compromiso secreto por parte del ultraconservador presidente Reagan de transferir 50 mil millones de dólares de dinero de los contribuyentes americanos a los países comunistas y del Tercer Mundo a través de sus conductos preferidos, el FMI y el BM. Ese compromiso fue llevado a cabo y conocido como el Plan Brady.*

     

    * El Plan Brady se puso en marcha en 1987 como resultado de la reunión celebrada en París para tratar el problema de la crisis de la deuda externa de los países latinoamericanos. En dicha reunión se decidió condonar un porcentaje importante de la cantidad adeudada y establecer nuevos plazos y tipos de interés más favorables para que los países latinoamericanos pudieran cumplir con los compromisos adquiridos. La crisis, desencadenada en 1985, fue el resultado de las políticas económicas emprendidas por las dictaduras militares latinoamericanas en las décadas anteriores.

     

    Estas políticas se basaron en la Industrialización Sustitutiva de Importaciones (ISI), una estrategia en la que trataron de promover empresas nacionales a base de elevados aranceles, créditos ventajosos para adquirir tecnología y materias primas en el exterior (cuando no las compraban directamente los propios gobiernos) y demás. Todo ello dio lugar a industrias nacionales poco eficientes, muy endeudadas e incapaces de exportar para pagar sus deudas, lo que creó un círculo vicioso de más y más endeudamiento en dólares que quebró cuando empezaron a subir los tipos de interés en Estados Unidos.

     

    El Plan Brady fue la solución para evitar la quiebra real de Latinoamérica con todas sus consecuencias. Como corolario de todo ello, los bancos estadounidenses abandonaron la región y no volvieron hasta más de diez años después, tras constatar que los bancos españoles, asumiendo muchos riesgos, empezaban a hacer negocio en la zona. La economía y la política latinoamericanas estaban normalizándose.
     

  • Bilderberg decidió también echar a Margaret Thatcher como primera ministra británica porque se opuso a entregar la soberanía de Inglaterra al supraestado europeo diseñado por el Club. Y, con incredulidad, veíamos cómo su propio partido la aniquiló a favor de uno de sus perros falderos, John Major.
     

  • En 1985 se les ordenó a los miembros del Club Bilderberg que apoyaran por todo lo alto la Iniciativa Estratégica de Defensa (Guerra de las Galaxias), antes incluso de que llegara a ser la política oficial del Gobierno americano, con el fundamento de que proporcionaría a los amos del mundo un potencial de ganancias sin límite.
     

  • En su encuentro de 1990 en Glen Cove, Nueva York, decidieron que debían subirse los impuestos para pagar la deuda a los banqueros internacionales. Bilderberg ordenó al presidente George Bush que incrementase los impuestos en 1990 y contempló cómo éste firmaba el acuerdo presupuestario de subida de impuestos que le haría perder las elecciones.
     

  • En la reunión de 1992, el Grupo debatió la posibilidad de, «condicionar al público para aceptar la idea del ejército de la ONU que podría, utilizando la fuerza, imponer su voluntad en las cuestiones internas de cualquier Estado».
     

  • La venta multimillonaria de la eléctrica Ontario Hydro, cuyo propietario era el Gobierno canadiense, se debatió por primera vez en la reunión del Bilderberg en King City, Toronto, en 1996. Poco tiempo después, Ontario Hydro se dividió en cinco empresas independientes y se privatizó.
     

  • Durante y después de la conferencia de Bilderberg de 1996, se decidió reelegir a Bill Clinton como presidente de Estados Unidos porque era una marioneta más útil que Bob Dole. Este último fue además investigado por financiación ilegal de su campaña electoral.
     

  • En relación a Kosovo, los miembros del Club Bilderberg decidieron la formación de un Estado albanés independiente y el desmembramiento de Yugoslavia (con la entrega de su provincia más septentrional a Hungría) para crear un nuevo mapa que asegurase la continuidad del conflicto. La reconstrucción, valorada en miles de millones de dólares, correría a cargo de los impuestos occidentales.
     

  • Filtraciones sobre el encuentro del año 2004 revelan que la guerra en Irak fue pospuesta hasta marzo de 2003. Todos los periódicos del mundo esperaban el ataque para el verano de 2002.
     

  • La OTAN dio carta blanca a Rusia para bombardear Chechenia en 1999, tal y como informé en 1998.
     

  • En 1999,

    • Kenneth Clarke, miembro del Parlamento

    • Martín S. Feldstein, presidente del Consejo Nacional de Investigación Económica

    • Stanley Fisher, subdirector del Fondo Monetario Internacional (FMI)

    • Ottmar Issing, miembro del comité ejecutivo del Banco Central Europeo

    • Jean-Claude Trichet, gobernador del Banco de Francia,

    ...debatieron sobre la «dolarización», como paso posterior a la moneda única europea.
     

  • Se planeó la formación de un bloque asiático bajo el liderazgo de Japón. Se establecería una moneda única, el libre comercio y una unión política parecida a la de la UE.
     

  • Se planeó la formación de una Unión Americana similar a la Unión Europea.
     

  • Se planificó la división de Canadá para 1997, pero la inesperada investigación del periódico Toronto Star, el rotativo más importante de Canadá, durante el encuentro de 1996 en King City, obligó a los globalizadores a posponer su plan para 2007.
     

  • El Club sancionó económicamente a Austria por organizar unas elecciones democráticas en las que resultaba ganador el Partido Nacionalista de Jórg Haider.

 

Humillación de Ronald Reagan por parte del Club Bilderberg
Los que pensaron que la América conservadora y tradicional había ganado las elecciones de 1980 no podían imaginarse lo equivocados que estaban. Todos los cargos de importancia en la Administración Reagan estaban ocupados por fabianistas, recomendados por la Heritage Foundation de Bilderberg/Rockefeller.

En 1981, Peter Vickers Hall, el principal fabianista de Estados Unidos y miembro del Instituto Tavistock, pronunció un ilustrador discurso en Washington que expondremos con detalle en el capítulo 2.

En él «predice» el hundimiento de la economía e industria norteamericanas:

«Existen dos Norteaméricas. Una es una sociedad industrial que procede del siglo XIX y la otra, una sociedad pos industrial en crecimiento que, en algunos casos, está construida con los fragmentos de la antigua Norteamérica.

 

La crisis entre estos dos mundos producirá, en la próxima década, una catástrofe económica y social. Estos dos mundos se hallan en oposición y no pueden coexistir. Al final, la sociedad posindustria1 borrará del mapa a la otra.»

Uno no puede dejar de preguntarse cómo es posible que una persona como Vickers pueda haber estado tan cercana de la presidencia de los Estados Unidos. La única respuesta es que alguien puso en la Casa Blanca a un «obediente» Reagan con la expectativa de que siguiese sus órdenes.

Anthony Wedgewood Benn, miembro del Parlamento británico y del Comité de los 300, le dijo a los participantes en la Internacional Socialista de Washington, el 8 de diciembre de 1980:

«Podéis prosperar con el desplome del sistema de préstamos de Volcker (director de la Reserva Federal) si informáis (traducción: "laváis el cerebro") a Reagan sobre el tema.»

Como anécdota, Ronald Reagan prometió destituir a Volcker si era reelegido. Después, lo obligaron a comerse sus palabras, para sorpresa de los conservadores. Bilderberg impuso, una vez más, a su hombre.

 

En su libro, Conspirators Hierarchy: The Story of the Committee of 300, el doctor John Coleman escribe que,

«los consejos de Vickers aplicados a la administración Reagan fueron los responsables del derrumbe de las industrias bancaria y empresarial».

Coleman añade que Milton Friedman, un economista americano defensor del laissez-jaire capitalista, sinónimo de la economía de mercado más estricta, revivió los planes del Club para desindustrializar Norteamérica,

«usando la presidencia de Reagan para acelerar la caída de la industria del acero y después, la de la construcción y el automóvil».

Así pues, los cacareados principios de Reagan pertenecen a los que le pagan.

 

Cuando en 1966 consiguió, por primera vez, la nominación republicana como candidato a gobernador de California, Ronald Reagan, el más conservador entre los conservadores, se distanció del ala dura y puso a la gente de Rockefeller como sus consejeros.

Es totalmente aterrador pensar que los miembros del Club Bilderberg son una fuerza omnipotente ya que no tienen oposición. Después de ser destronada, lady Thatcher le confesó a Jim Tucker, de la revista The Spotlight, que ella consideraba que ser denunciada por el Club era todo un «tributo», porque ni Gran Bretaña ni ningún otro país deberían entregar su soberanía.

 

Sin embargo, se puede decir que lady Thatcher tiene suerte de seguir con vida. No se puede decir lo mismo del destino de Aldo Moro, primer ministro italiano, o de Ali Bhutto, presidente de Pakistán, como veremos a continuación.

 


El asesinato de Aldo Moro
En 1982, John Coleman, un ex funcionario de Inteligencia con acceso a las más altas esferas del poder, demostró que el primer ministro italiano Aldo Moro, «un miembro leal del Partido Democristiano que se oponía al crecimiento cero y a las reducciones de población planeadas para su país», fue asesinado por órdenes del Grupo Masón P2, con el objetivo de alinear Italia al Club de Roma y al Bilderberg.

 

El país transalpino debía ser desindustrializado y ver reducida su población. Coleman afirma en su libro que los globalizadores querían usar Italia para desestabilizar Oriente Medio, su principal objetivo:

«Los planes de Moro para estabilizar Italia a través del pleno empleo y la paz industrial y política habrían reforzado la oposición católica al comunismo y hecho mucho más difícil la desestabilización de Oriente Medio.»

Coleman describe en su libro, con mucho detalle, aquella secuencia de eventos que paralizaron a la nación italiana; cómo Moro fue secuestrado por las Brigadas Rojas en la primavera de 1978 a plena luz del día para después ser brutalmente tiroteado junto a sus guardaespaldas.

 

El 10 de noviembre de 1982, Corrado Guerzoni, un buen amigo del primer ministro asesinado, declaró en el juicio que Moro había sido,

«amenazado por un agente del Royal Institute for International Affairs (RILA)», miembro también del Club, «mientras esa persona todavía era secretario de Estado de Estados Unidos».

Coleman explica también cómo en el juicio a los miembros de las Brigadas Rojas,

«varios de ellos declararon que sabían que importantes personalidades de Estados Unidos se hallaban implicadas en el complot para matar a Moro».

En junio y julio de 1982, da viuda de Aldo Moro declaró que el asesinato de su marido se produjo tras unas amenazas llevadas a cabo por "una figura de la política americana de alto rango".

 

Cuando el juez le preguntó en qué consistía la amenaza, la señora Eleanora Moro repitió la misma frase que Guerzoni atribuye a Kissinger en su testimonio:

"O abandonas tu línea política o lo pagarás con tu vida."

En una de las páginas más escalofriantes de su libro, Coleman escribe lo siguiente:

"El juez le preguntó a Guerzoni si podía identificar a la persona de la que hablaba la señora Moro. Guerzoni contestó que se trataba de Henry Kissinger, como ya había declarado"» .

¿Por qué querría un diplomático estadounidense de alto rango amenazar a un político de una nación independiente europea?

 

La respuesta es que, obviamente, Kissinger no estaba representando los intereses de Estados Unidos, sino que «actuaba siguiendo instrucciones» recibidas por parte del Grupo Bilderberg.

 

El testimonio de Guerzoni, potencialmente dañino para las relaciones entre Estados Unidos e Italia, fue instantáneamente emitido en toda Europa Occidental el mismo 10 de noviembre de 1982.

 

Katherine Graham, directora del Washington Post y C. L. Sulzberger, del New York Times, recibieron instrucciones de la Fundación Rockefeller para suprimir esa información en todo Estados Unidos. Ninguna televisión estimó que la noticia mereciera la atención del público, aun cuando Kissinger era acusado de unos crímenes gravísimos.

 

Come veremos en el capítulo 2 sobre el CFR, todo esto no debe sorprendernos; Las noticias que los estadounidenses obtienen de la televisión, los periódicos y la radio están controladas por el entramado Bilderberg/CFR.

El 17 de diciembre de 1981, el general del ejército de Estados Unidos, James L. Dozier, el oficial de más alto rango del cuartel general de la OTAN en Verona, Italia, fue secuestrado por terroristas de las Brigadas Rojas. El 28 de enero de 1982 fue liberado por un equipo de carabineros de élite de una «prisión popular» de Padua. Dozier tiene órdenes de no revelar lo que sucedió.

 

Si se decidiese a hablar, sin duda sufriría el mismo destino que el primer ministro.

 


Asesinato de Ali Bhutto (Pakistán)
Aldo Moro no fue el único líder que sufrió en sus carnes la ira de los bi1derbergers. Según John Coleman, Kissinger también amenazó a Ali Bhutto, presidente de Pakistán. Por lo que respecta al Orden Mundial, el «crimen» de Bhutto era mucho más serio que el de Moro.

 

Bhutto quería desarrollar armas nucleares como arma disuasoria contra «las continuas agresiones israelíes en Oriente Medio».

«Bhutto fue asesinado judicialmente en 1979 -escribe Coleman- por el representante del CFR en el país, el general Zia ul Haq.»

Bhutto fue condenado por jueces de un Alto Tribunal formado mayoritariamente por punjabis abiertamente hostiles a él, especialmente el responsable de Justicia, Maulvi Mushtaq. Bhutto fue condenado a la horca aun cuando el veredicto de la Corte Suprema fue de cuatro a favor de la horca y tres a favor de la absolución inmediata.

 

Más aún, fue la primera vez que se hada efectiva una sentencia de muerte con un veredicto dividido y, menos aún, uno como éste, que ganó por una justísima mayoría.

 

Mohammad Asghar Khan, antiguo comandante en jefe de las Fuerzas del Aire de Pakistán, escribió el 4 de abril de 2002 en un periódico paquistaní llamado Dawn:

«Fue improcedente que a pesar de las apelaciones de la práctica totalidad de los jefes de Estado de los países islámicos, fuese ejecutado. A quien debería haberse colgado es al presidente actual de la Conferencia Islámica. Sin duda, debió de haber alguna compulsión irrefrenable que lo llevó a dar ese paso sin precedentes. Me pregunto cuál fue esa compulsión.»

La investigación del doctor Coleman mostró años más tarde que,

«Ul Haq pagó con su vida por intervenir en la guerra con Afganistán. Su Hércules C-130 fue golpeado por ondas eléctricas de baja frecuencia (ELF) poco después de despegar, lo que produjo su colisión mortal».

El Servicio Secreto turco advirtió al general Ul Haq que no viajase en avión. El general invitó a un grupo de funcionarios americanos entre los que se encontraba el general brigadier Herber Wassom para que le acompañasen como «seguro de vida».

En el libro de Coleman Terror in the skies (1989) se explica gráficamente lo que ocurrió en los fatales segundos que precedieron al accidente.

«Poco antes de que el C-130 de Ul Haq despegara de una base militar de Pakistán, se vio a un sospechoso camión en las inmediaciones del hangar del C-130. La torre de control advirtió a la base, pero ya era tarde: el avión ya estaba en el aire y el camión había desaparecido.»

 

«Unos minutos más tarde, el avión hizo un rizo hasta que dio en el suelo, para explotar acto seguido en una inmensa bola de fuego. No se explica que le pueda suceder algo así a un avión de esas características. La investigación conjunta llevada a cabo por Pakistán y Estados Unidos reveló que no había habido ningún error mecánico o de estructura, ni tampoco fallo humano. “Rizar el rizo" es una maniobra común en los casos de ataque por ELF - extreme low frequency

Bhutto fue asesinado porque si su programa de energía nuclear hubiera tenido éxito, Pakistán se habría convertido en pocos años en un estado industrializado moderno. Las ambiciones nacionalistas de Bhutto eran una amenaza directa a la política de crecimiento cero propugnada por el Bilderberg.

El Sha de Irán Otro caso que necesita un análisis en perspectiva es la caída del Sha de Irán, el advenimiento del ayatolá Jomeini y sus estudiantes del Islam y el secuestro de los ciudadanos estadounidenses en la embajada de EE. UU. en Teherán. La realidad es muy diferente de la ficción que nos contó la prensa estadounidense controlada por el CFR/Bilderberg. De hecho, Jomeini fue una creación de la VI División de Inteligencia Militar británica, popularmente conocida como MI6.

Las fuentes de Coleman fueron de inestimable ayuda para desvelar la secuencia de acontecimientos que condujeron a que el Sha fuera primero depuesto y después eliminado por el gobierno de Estados Unidos. Cuando finalizó la investigación, la respuesta fue la más predecible: todo había sido por causa de las drogas. El Sha había restringido el lucrativo comercio británico de opio iraní.

 

Según Coleman, «cuando el Sha se hizo con el poder en Irán, la cifra de adictos al opio/heroína en el país era de un millón».

En el curso de su investigación, Coleman descubrió que, después de que Jomeini ocupara la embajada americana en Teherán,

«el presidente Reagan no interrumpió la venta de armas a Irán, aun cuando los rehenes estadounidenses se consumían en cautividad».

¿Por qué? La respuesta es del todo lógica: por el comercio de drogas, más concretamente, de opio.

«Si Estados Unidos hubiese cerrado el grifo de las am1as, Jomeini hubiese acabado con el monopolio británico del comercio de opio en su país.»

Según las estadísticas de las Naciones Unidas y la Organización Mundial de la Salud, la producción de opio de Irán en 1984 excedía de 650 toneladas al año; como resultado de la ambivalente actitud de Jomeini, la producción y el consumo de opio se elevó de manera exponencial hasta llegar a los dos millones de adictos.

En su libro, What Really Happened in Irán (Lo que sucedió realmente en Irán), Coleman detalla cómo,

«el comercio de armas con Irán fue acordado por Cyrus Vance, empleado del Club Bilderberg, y el doctor Hashemi, estrechamente vinculado al Servicio Secreto de los Estados Unidos. La fuerza aérea estadounidense empezó un inmediato suministro de armas que no cesó ni siquiera durante la parte álgida de la crisis de los rehenes. El ejército americano enviaba la mercancía desde sus almacenes en Alemania, aunque también hubo envíos desde Estados Unidos, que repostaban en las Azores».

Éste es un buen ejemplo del poder del Gobierno en la sombra. Una entidad que trasciende fronteras, regiones, culturas y leyes. La única ley es la del Nuevo Orden Mundial.

 

El presidente Cárter, demócrata, y el presidente Reagan, conservador, siguieron los dictámenes del poderoso Club Bilderberg. Si hubiesen desobedecido, habrían sufrido, como veremos a continuación, consecuencias similares a las que se cernieron sobre dos presidentes: Kennedy, demócrata, y Nixon, conservador.

En lo que respecta a la política y las finanzas, el periodista Jim Tucker es categórico sobre el hecho de que,

«Bilderberg se halla en lo más alto de la pirámide. Es el ojo que todo lo ve, encargado de construir un Nuevo Orden Mundial».

Este sistema de gobierno único, que se mueve en las sombras, emplea un lenguaje florido que habla de «la aldea global», pero sólo pretende poner en manos de unos pocos todo el poder político y económico del mundo.

¿Debe sorprendemos entonces que el Nuevo Orden Mundial intente con tanto ahínco eliminar todas y cada una de las constituciones existentes sobre la Tierra?

El Nuevo Orden Mundial y el Watergate Como veremos a continuación, en el caso Watergate hay una Tremenda confusión de identidades y la justicia brilla por su ausencia. La verdad detrás del asunto nunca ha sido revelada porque los culpables son los mismos que causaron la caída del Sha, la guerra de las Malvinas, la muerte de Aldo Moro y la de Ali Bhutto.

 

Nixon no hizo un uso ilegítimo de sus poderes como presidente. Al contrario de lo que siempre ha afirmado el Washington Post, no hubo ninguna «evidencia» de que Nixon abusase de su poder. Si cometió algún crimen fue no defender la Constitución de los Estados Unidos de América, tal y como juró en la ceremonia de posesión de su cargo.

 

Para ello hubiese tenido que proceder contra Katherine Meyer Graham, directora del Washington Post, y contra Ben Bradley, editor jefe, por conspiración e insurrección. En su libro, Conspirators'Hierarchy: The Story of the Committee of 300, John Coleman, funcionario de inteligencia con acceso a los documentos más confídenciales del mundo, como ya he dicho, afirma que Katherine Graham asesinó a su marido Philip L. Graham, un suceso clasificado oficialmente como «suicidio» por el FBI.

 

El hecho de que una acusación tan grave como ésa no fuese jamás contestada en los tribunales, especialmente en un país tan litigante como Estados Unidos, es prueba suficiente de que Katherine Graham (miembro del Club Bilderberg, del CFR y de la Comisión Trilateral, además de multimillonaria), era consciente de que no hubiese podido convencer nunca a un jurado, compuesto por «la sucia masa» que tanto desprecian los globalizadores, de que John Coleman la había difamado.

Según fuentes presentes en las reuniones de Bilderberg durante la década de 1970, el papel del Washington Post era mantener la atención sobre Nixon con una «revelación» después de otra, y engendrar un clima de desconfianza pública hacia el presidente, aun cuando «no hubiese ni un ápice de evidencia que apoyase tales acusaciones» .

El caso Watergate muestra el inmenso poder que tiene la prensa o los que controlan los medios de comunicación estadounidenses, es decir, el CFR, del que hablaremos ampliamente en el capítulo 2.

 

La fabricada crisis del Watergate hirió de muerte a la Oficina de la Presidencia y asaltó las instituciones sobre las que se levanta la República de los Estados Unidos. Todo ello, debidamente planificado por los miembros del Club y el Nuevo Orden Mundial. Una Norteamérica fuerte e independiente, con un jefe de Estado incorruptible, hubiese hecho irrealizables los planes del Nuevo Orden Mundial de conquistarlo todo.

 

Otros traidores fueron.

  • Morton H. Halperin, miembro senior del CFR, Brookings Institution y director del Consejo de Planificación Política para la Seguridad Nacional, institución a favor del Orden Mundial

  • Daniel Ellsberg, autor de los papeles del Pentágono (véase más adelante para más detalles)

  • David Young, jefe de los famosos «fontaneros» del Gobierno, agentes que trabajaban para la Unidad de Investigaciones Especiales de la Casa Blanca, creada por Nixon, esto es, por Kissinger con dinero de Pennzoil y otros socios de George Bush.

Después de hacerse público el escándalo, Nixon fue obligado a dimitir por causa de unas grabaciones en las que hablaba de frustrar las investigaciones del Watergate. Fue David Young, que trabajó para los Rockefeller y fue designado por Kissinger, quien hizo las grabaciones que fueron reveladas por Butterworth, el vínculo de la Casa Blanca con el servicio secreto dirigido por Kissinger.

 

Así mismo hay que incluir a James McCord, ex agente de la CIA y del FBI, director de Seguridad del Comité para la Reelección del presidente Nixon, responsable de dejar, accidentalmente, la tristemente famosa cinta magnetofónica en una puerta del edificio Watergate que alertó a un guardia de seguridad. McCord fue detenido la noche del robo junto con otros cuanto hombres. Fue condenado por seis cargos.

 

Más tarde, escribiría una carta a John J. Sirica, el juez del caso Watergate, afirmando que se había cometido perjurio. Las alegaciones de McCord de que la Casa Blanca sabía del allanamiento y que intentó esconderlo fueron cruciales para que las investigaciones siguiesen adelante.

 

También Joseph Califano, consejero legal de la Convención Nacional Demócrata y uno de los lacayos de la reina de Inglaterra de mayor poder en Estados Unidos, así como también el célebre profesor Noam Chomsky del IPS, Instituto de Estudios Políticos, pues uno de los principales objetivos del IPS, diseñado por el Instituto Tavistock, era extender los «ideales» del socialismo nihilista de izquierdas como movimiento base en EE.UU. a fin de crear caos y malestar; y los funcionarios de la CIA que fueron a la vivienda de McCord, espía del Watergate, para quemar todos sus documentos.

El Watergate demuestra, una vez más, que el Club Bilderberg ejerce un control total sobre Estados Unidos.

Los dos nombres que faltan de la lista son los más viles traidores de Estados Unidos, culpables de la más alta sedición. Uno de ellos es el general A1exander Haig. Este militar, arribista y trepador, que no ha dirigido a un solo soldado en el campo de batalla, ha tenido «la carrera más meteórica de toda la historia militar de Estados Unidos», dejando atrás a más de 400 generales de diferentes países de la OTAN y Estados Unidos.

 

Todo gracias a los servicios prestados a un gobierno paralelo e invisible que lo ha convertido en general de cuatro estrellas.

Haig es el producto de la Mesa Redonda, un grupo paralelo al de Bilderberg. En su Tavistock lnstitute: Sinister and Deadly, el primer libro en hablar sobre los siniestros planes del principal instituto de lavado de cerebro del mundo, John Coleman desvela los acuerdos secretos entre el gobierno invisible, los políticos estadounidenses y la Prensa sometida.

 

Coleman escribe:

«Haig fue encontrado por el miembro de la Mesa Redonda, Joseph Califano, uno de los estadounidenses en quien más confía su majestad (la reina de Inglaterra). Califano, consejero legal de la Convención Nacional Demócrata, había entrevistado en realidad a Alfred Baldwin, uno de los espías del Watergate un mes antes de que el allanamiento de las oficinas demócratas en el hotel Watergate tuviese lugar. Califano fue lo suficientemente estúpido para escribir un memorándum sobre su entrevista con Baldwin, en la que proporcionaba información sobre McCord, otro de los espías, y por qué éste había seleccionado a Baldwin para entrar en el "equipo".»

«Aún más dañino, el memorándum de Califano contenía todos los detalles sobre las transcripciones de las grabaciones entre Nixon y el comité de reelección, todo ello antes de que ocurriese el allanamiento.»

Coleman concluye que «Califano debería haber sido acusado por crímenes federales pero, en vez de ello, salió ileso de toda su actividad criminal».

 

En 1983 le llegaron a Coleman unos manuales secretos del Instituto Tavistock en los que se detallaba la metodología usada para destruir al presidente Richard Nixon. De ahí salió el libro The Tavistock lnstitute: Britain's Control of US. Policy.

Coleman explica que,

«la manera en la que el presidente Nixon fue primero aislado, rodeado de traidores y después, confundido, seguía al pie de la letra el método Tavistock de obtener el control de una persona desarrollado por el doctor Kurt Lewin, el principal teórico del Instituto».

La caída del presidente Richard Nixon es un caso de manual de la metodología de Lewin. La descripción de ese proceso que Coleman encontró en estos manuales secretos decía:

«Una de las principales técnicas para romper la moral a través de una estrategia de terror consiste en mantener a la persona confusa acerca de lo que quiere y lo que puede esperar de las circunstancias. Además, si se le aplican medidas disciplinarias severas y promesas de buen trato al mismo tiempo, junto con noticias contradictorias, la estructura cognitiva de la situación se vuelve todavía más confusa.

 

El sujeto ya no sabe qué plan lo lleva hacia su objetivo o lo aleja de él. Bajo estas condiciones incluso las personas con unos objetivos muy definidos y dispuestas a correr riesgos se paralizan por los conflictos internos que sufren acerca de lo que se debe hacer.»

Así de exitosas eran las tácticas de terror y el lavado de cerebro del Tavistock y así se pudo eliminar a todo un presidente de Estados Unidos. Además, los estadounidenses empezaron a creer todas las mentiras, distorsiones y pruebas falsas de los conspiradores cuando, de hecho,

«el Watergate fue una mentira diabólica de principio a fin».

Nixon y sus dos ayudantes más cercanos, Haldeman y Ehrlichnan, ignoraban absolutamente lo que estaba sucediendo. No eran rivales a la altura de la fuerza combinada del Club Bilderberg, el RILA y el Instituto Tavistock, bajo la dirección de la Inteligencia británica, el MI6 y, por lo tanto, la familia real británica (el Ml6 es el aparato de Inteligencia que protege a la Corona británica.

 

Su presupuesto anual es secreto y se mueve alrededor de los 350-500 millones de dólares. Es significativo que el Parlamento británico no tenga jurisdicción sobre el MI6). Haldeman y Ehrlichman estaban completamente superados.

 

Por ejemplo, ni siquiera sabían que,

«David Young, graduado en Oxford y empleado de Kissinger a través de organizaciones como el Milbank Tweed, estaba trabajando en los sótanos de la Casa Blanca, supervisando "filtraciones"».

La «confesión» de James McCord al juez Jolm Sirica debería haber advertido a Nixon de que lo estaban golpeando desde dentro. Pero un confundido y paralizado Nixon respondió perfectamente al plan trazado por el Instituto Tavistock para romper la moral de una persona siguiendo una estrategia de terror.

El general Haig, al que se le dio un curso rápido en el Tavistock,

«jugó un papel fundamental en la estrategia de confusión y lavado de cerebro del presidente Nixon, y, en efecto, fue Kissinger quien dirigió la Casa Blanca durante ese período».

El «valiente» reportaje del Washington Post no fue más que una completa mentira preparada por las fuerzas del Nuevo Orden Mundial. La legendaria fuente «Garganta Profunda» no era sino el mismo Haig.

Al equipo de periodistas, Woodward y Bernstein, ambos miembros del CFR, les fueron dando toda la información que publicaban. No hubo ninguna investigación ni ningún encuentro secreto. El Washington Post, un importante miembro del comité director del Club Bilderberg, el propio Club y el Comité de los 300, presionaron a Nixon siguiendo a pies juntillas el manual del Instituto Tavistock.

Coleman escribe que «por la insistencia del RILA, Haig se hizo con el control del gobierno de Estados Unidos, la Casa Blanca, después del golpe de estado de abril de 1973».

 

En junio de 2005, el antiguo funcionario del FB1 Mark Felt, de 91 años y mentor del periodista Bob Woodward, ha revelado ser el verdadero «Garganta Profunda». Se trata, sin embargo, de un montaje.

Haig colocó en los cien puestos más importantes de Washington a hombres del Instituto Brookings, del Institute of Policy Studies y del CFR, quienes, «como él mismo, estaban a las órdenes de un poder extranjero», es decir, a las órdenes de aquellos que habían impuesto los intereses del orden mundial global sobre los de los Estados Unidos de América.

«La humillación de Nixon fue una lección y una advertencia para el futuro presidente de Estados Unidos», para que se le quitase de la cabeza que podía desafiar al Gobierno Mundial en la sombra. Kennedy fue brutalmente asesinado «por la misma razón, a la vista de todo el pueblo americano».

Pero John Coleman y Lyndon LaRouche (este último candidato demócrata a la presidencia en el pasado y editor de la excelente Executive Intelligence Review [EIR]) llevaron a cabo su propia investigación sobre el Watergate y los Papeles del Pentágono y llegaron a la misma conclusión; el propósito de la humillación quedó mucho más claro en el episodio de los Papeles del Pentágono y la subsiguiente «designación de Schle-singer (en la comisión de la energía atómica) dentro de la Administración Nixon, cuyo objetivo era detener el desarrollo de la energía atómica».

 

El lector ya habrá deducido que todo ello eran factores claves para la desindustrialización de Estados Unidos, tal y como planeaban el Club Bilderberg, el Club de Roma y el Comité de los 300.

 

John Coleman añade en Conspirators Hierarchy: The Story of the Committee of 300 que,

«en este punto se halla el inicio generador de la recesión/depresión de 1991 que [ ... ] le ha costado el empleo a treinta millones de estadounidenses».

Según las fuentes de Inteligencia de Coleman, en la primavera de 1970, William McDennott, del FBI, fue a ver al principal encargado de la seguridad de Rand (el instituto del lavado de cerebro de Estados Unidos), Richard Best, para advertirle que Daniel Ellsberg había aparentemente «sacado de Rand estudios sobre Vietnam que esta institución había llevado a cabo».

 

En posteriores encuentros con el doctor Henry Rowan, director de Rand - y mejor amigo de Ellsberg, cosa que no sabía el FBI-, éste les dijo a Best y McDennott que estaba en marcha una investigación del Departamento de Defensa y que «por ello recomendaba que el FBI dejase de investigar a Ellsberg».

 

De hecho, Coleman había descubierto que,

«no había ninguna investigación en marcha. Ellsberg siguió manteniendo su capacidad operativa en Rand y continuó copiando documentos sobre la guerra de Vietnam hasta que estalló todo el asunto de los Papeles del Pentágono, lo cual golpeó duramente los cimientos de la Administración Nixon».

El segundo traidor era, como los lectores más astutos habrán imaginado ya, el propio consejero de Seguridad Nacional de Nixon, Henry Kissinger. A mediados de la década de 1970, el Club había colocado a Kissinger en la dirección de un pequeño grupo compuesto por James Schlesinger, Alexander Haig y Daniel Ellsberg.

«Cooperaba con este grupo el Instituto de Estudios Políticos (IPS), con Noam Chomsky como principal teórico.»

Los objetivos del IPS vienen dictados por la Mesa Redonda británica y el Instituto Tavistock. Coleman explica en su libro IPS Revisited que la principal agenda era,

«crear la Nueva Izquierda, un movimiento de base para engendrar conflictos y extender el caos, expandir los "ideales" del socialismo nihilista ... y convertirse en el gran "azote" del orden gubernamental y político de Estados Unidos», como factores claves en la desindustrialización de ese país a través de la estrategia de crecimiento cero postindustrial.

Cuando Kissinger fue colocado como consejero de Seguridad Nacional,

«Ellsberg, Haig y Kissinger pusieron en marcha el plan del RILA del Watergate para derrocar al presidente Nixon, pues había desobedecido instrucciones directas», lo que quiere decir que Nixon había declarado públicamente que no aprobaba el GATT o Acuerdo General sobre Aranceles y Comercio, una afirmación que había enfurecido a David Rockefeller.

El GATT se mostraría más tarde como una auténtica erosión de la soberanía nacional de Estados Unidos y se halla en el proceso de crear una destrucción total social, económica y cultural, tal y como el Senado de Estados Unidos había advertido en 1994 a través del millonario y miembro del Parlamento Europeo, sir James Goldsmith (que murió repentinamente -y no sabemos si por casualidad- después de testificar ante el Comité del Senado de Estados Unidos).

De hecho, por órdenes de Andrew Schoeberg, presidente de la RI LA, la sociedad secreta que controla la política exterior británica, Kissinger y su personal recibían,

«toda la información de inteligencia del interior y exterior del país antes que el propio presidente; incluso la información de la Quinta División del FBI, la más secreta».

No hay duda de que los dos hombres a los que Nixon confiaba su vida, Haldeman y Ehrlichman, no entendían lo que estaba pasando a su alrededor: el MI6 (el Instituto de Inteligencia británico), tenía el control sobre toda la información que podía llegar al presidente Nixon.

Coleman concluye que «con estos metodos, Kissinger se impuso a la presidencia de Nixon, y después de que Nixon fuese deshonrado y defenestrado por el grupo de Kissinger, éste emergió con poderes enormes, como nunca se había visto antes o después del Watergate».

Con la dimisión de Nixon, el Club Bilderberg consiguió por fin tener a su «presidente» en el cargo. Gerald Ford (perteneciente al Bilderberg y al CFR), seda la nueva marioneta del Nuevo Orden Mundial movida por Hemy Kissinger, agente de David Rockefeller, que a su vez estaba al servicio del Club y del Comité de los 300.

Poco después de la caída de Nixon, el nuevo presidente Gerald Ford puso su sello de aprobación a la política exterior de Kissinger.

 

Gary Allen, en su libro El expediente Rockefeller escribe:

«El presidente Ford dio su aprobación a la política exterior que había diseñado el secretario de Estado Henry Kissinger. Su objetivo era establecer una suerte de Gobierno mundial antes del final de la década de 1970. Mediante la demanda de una estrategia global sobre los alimentos y el petróleo dentro de la estructura de las Naciones Unidas, el presidente firmó su aceptación del "nuevo orden internacional" que había estado persiguiendo Kissinger.»


La creación de Bill Clinton
Como anécdota final, cabe decir que el presidente Bill Clinton fue «ungido» como candidato a la presidencia en la conferencia de Bilderberg de 1991 en Baden-Baden, a la que asistió.

 

Lo que es completamente desconocido para la mayor parte de los Estados Unidos y los medios de comunicación del mundo es que Clinton hizo un inesperado viaje a Moscú directamente desde el encuentro Bilderberg. El martes 9 de junio se entrevistó durante una hora y media con el ministro del Interior soviético, Vadim Bakatin.

 

El señor Bakatin, ministro en el condenado gabinete del presidente Mijail Gorbachov, se hallaba inmerso en la campaña de la enconada elección presidencial que tendría lugar sólo seis días después. Pero, aun así, dedicó una hora y media de su apretada agenda al desconocido gobernador de Arkansas. ¿Por qué?

La carrera posterior del señor Bakatin puede damos una pista. Aunque Gorbachov perdió las elecciones, Bakatin, considerado un «reformador», fue recompensado por el presidente Yeltsin con un cargo preferente en la KGB. Podría ser que el presidente Clinton fuese enviado directamente a Moscú por el Club Bilderberg para conseguir que «enterrasen» los informes del KGB sobre la juventud del propio Clinton y sus actividades en contra de la guerra del Vietnam dos meses y medio antes de anunciar su candidatura a la presidencia.

Uno de los pocos periódicos estadounidenses que cubrió esta historia fue el Arkansas Democrat, que la tituló «Clinton tiene un poderoso amigo en la URSS: el nuevo jefe del KGB».

 

No sorprenderá, por lo tanto, que, según fuentes de la Inteligencia, el presidente Clinton, arropado por los bilderbergers, prometiera al presidente Yeltsin que, después de haber ganado las elecciones de los Estados Unidos, los barcos de guerra rusos obtendrían combustible y otros privilegios portuarios en todas las zonas navales estadounidenses.

Según Rick Lacey,

«los planes de los bilderbergers no se limitan al establecimiento de un Nuevo Orden Mundial y el control semisecreto, entre bastidores, de toda la humanidad. Sus planes incluyen el dominio total del planeta, incluida su atmósfera, océanos, continentes y todas las criaturas, sean grandes o pequeñas y ya existentes o por crear».

Samuel Berger, ex consejero de Seguridad Nacional de Bill Clinton, dijo recientemente en el Instituto Brookings que,

«la globalización económica, cultural, tecnológica y política, no es una elección. Es un hecho que ya está sucediendo. Es una realidad que avanzará inexorablemente, con o sin nuestra aprobación. Es un hecho que a veces ignoramos con el consiguiente peligro para nosotros».

Eso es cierto. Como me dijo una vez Jim Tucker,

«Dios puede haber creado el universo pero, en lo que respecta al planeta Tierra, el mensaje del Club Bilderberg a Dios es sencillamente éste: "Gracias, pero a partir de ahora nos encargaremos nosotros"».


El Club Bilderberg - desenmascarado
Por otra parte, Thomas Jefferson, uno de los padres fundadores de la democracia de Estados Unidos, lo definía de la siguiente manera:

«Ciertos actos de tiranía pueden adscribirse a la opinión accidental de un día; pero toda una ser1e de opresiones que empezaron en un período concreto y que se mantuvieron inalterables con todos los ministros [presidentes] existentes, demuestran demasiado claramente que existe un plan sistemático y deliberado para reducimos a la esclavitud.»

Esta estrategia corporativa en su forma global es, en palabras que pronunció David Rockefeller en el encuentro Bilderberg de junio de 1991 en Baden-Baden, Alemania,

«La soberanía supranacional de una élite intelectual y banquera es absolutamente preferible a la autodeterminación nacional practicada durante los siglos pasados.»26

«Tal estructura funciona mediante los mismos mecanismos financieros y comunicativos que pusieron a Tony Blair y George Bush Jr. en el poder dándoles la mayoría de votos. Las corporaciones transnacionales han llevado a cabo una publicidad muy potente y han financiado a estos líderes políticos, para asegurarse la cautividad de los Estados. Los Gobiernos ya no pueden gobernar para el interés común sin infringir las nuevas leyes de comercio e inversión que sólo benefician a las corporaciones trasnacionales», como se lee en Why is there a war in Afghanistan?, de John McMurtry, en el Forum sobre cómo debería responder Canadá al terrorismo y a la guerra, 9 de diciembre de 2001.

Lo que me sorprende más es ¿por qué los demás no ven este peligro? ¿Se debe a que el conocimiento conlleva una responsabilidad y clama por una respuesta decisiva?

 

Si somos conscientes de que, de hecho, existe un poder mucho más potente que la presidencia elegida democráticamente, una autoridad «moral» más poderosa que el Papa, más omnipotente que Dios, un poder invisible que controla el aparato militar mundial y el sistema de inteligencia, que controla el sistema bancario internacional, que controla el sistema propagandístico más eficiente de la historia, debemos concluir forzosamente que la democracia es, en el mejor de los casos, una ilusión, y, en el peor, el preludio de una dictadura que se conocerá como Nuevo Orden Mundial que nos conducirá a una esclavitud total.

Michael Thomas, un banquero de inversiones de Wall Street, que alcanzó fama mundial como escritor y como el analista más incisivo de la etapa Reagan-Bush dijo en una ocasión:

«Si los bilderbergs parecen ahora más discretos que nunca, es, entre otras razones, porque sus propuestas llevadas a cabo por sus serviles agencias, como el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, han causado más devastación en los últimos años que todos los desastres de la Segunda Guerra Mundial juntos.»

«El funesto resultado - escribe el ex periodista de la BBC, Tony Gosling - es una visión de la democracia occidental subvertida, en la que las personas que toman las decisiones se ponen de acuerdo no para cosas que son importantes para la gente ordinaria - justicia social, interés común y calidad de vida - sino para reforzar la austeridad económica y conseguir aún mayores ganancias para la élite empresarial y política.»

Con toda la evidencia en sus manos, la mayoría aún cree que «tiene demasiados problemas personales para molestarse con teorías conspirativas». Eso es exactamente lo que el Tavistock perseguía.

 

Acorralados por el caos, reaccionamos como lo hizo Nixon cuando fue aislado, confundido y después destruido por los planificadores de la globalización.

 

Desmoralizados y confusos, con poca autoestima, con un futuro incierto, la gente es mucho más proclive a aceptar la aparición repentina de un «mesías», un Nuevo Orden que promete la eliminación de las drogas, la pornografía, la prostitución infantil, el crimen, las guerras, el hambre y el sufrimiento, y que garantiza una sociedad bien ordenada en la que la gente vive en armonía.

El problema es que esa nueva «armonía» devorará nuestras libertades, los derechos humanos, nuestro pensamiento independiente y su mera existencia. «Armonía» significará una sociedad del bienestar que nos convertirá en números dentro del, enorme sistema burocrático del Nuevo Orden Mundial.

 

Los no conformistas, como yo mismo, seremos barridos con la simple pulsación de una tecla de ordenador, internados en uno de los más de 600 campos de concentración que ya están en pleno funcionamiento en la actualidad en los Estados Unidos, a no ser que la gente del mundo libre (o lo que queda de él), la «resistencia leal», se levante para defender los ideales nacionales, en vez de dejarlos en manos de los gobiernos, los representantes de la Comisión Europea, las Naciones Unidas y la realeza, que ya nos han traicionado.

Esos elegantes y siempre correctos miembros de las familias reales europeas, sus educadas damas y gallardos caballeros que han trocado sus reales vestiduras por trajes de tres piezas son, en realidad, completamente despiadados. Usarán el sufrimiento de las naciones y su riqueza para proteger su privilegiada forma de vida.

 

Estas fortunas de la aristocracia están,

«inextricablemente relacionadas y entretejidas con el tráfico de drogas, oro, diamantes y armas, con los bancos, el comercio y la industria, con el petróleo, los medios de comunicación y la industria del entretenimiento».

¿Cómo podemos verificar estos hechos? Es virtualmente imposible penetrar en el Club Bilderberg.

 

Algunas de las pruebas no están a nuestro alcance porque la infom1ación sale directamente de los archivos de inteligencia y sólo una minoría privilegiada puede verlos. No espere nunca que los medios de comunicación mencionen la conspiración en los telediarios de la noche. La prensa está totalmente bajo el control de las hermosas damas y caballeros que dedican la mayor parte de su tiempo a empresas filantrópicas.

 

La mayoría de la gente cree que, como no puede ver una motivación detrás de las cosas que he descrito, como todo esto no aparece en las noticias, debe de tratarse de una más de las muchas teorías de la conspiración a la que despreciar, frecuentemente ridiculizar y finalmente rechazar. La gente quiere pruebas definitivas yeso es lo más difícil de conseguir.

 

Eso es lo que el Instituto Tavistock ha hecho con la raza humana.

 

El Nuevo Orden Mundial ha neutralizado la única amenaza real que las «sucias masas», es decir, nosotros, hemos podido oponer a sus planes. Este libro puede ser una excepción. Su objetivo es quitarle la máscara al Nuevo Orden Mundial para mostrarlo como realmente es. En este libro hay muchos documentos y fuentes que pueden verificar, al menos, parte de los hechos y que dejarán al lector inteligente preguntándose si ahí detrás hay más de lo que se ve a simple vista.

La siguiente información es fruto de muchos años de investigación, de miles de documentos y fuentes consultadas.

 

Algunas personas increíblemente valientes han arriesgado su vida (y otros han muerto intentándolo) para tener acceso a parte del material en el que se detalla el terrible futuro que nos espera.

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