15 Julio 2009

del Sitio Web TrinityATierra

 

Traducción de Trinity a Tierra con inserción de imágenes y comentarios a pie de foto de Trinity a Tierra. Se añade más abajo un análisis y enlaces a referencias y vídeos sobre la gripe “española” de 1918.

English original source

Extracto del libro “Vacunación, el asesino siencioso” (Vaccination The Silent Killer p28) de E. McBean


Muy poca gente se da cuenta de que la peor epidemia que azotó jamás a América, la gripe española de 1918, ocurrió por el efecto secundario de una campaña de vacunas masiva a nivel nacional.

 

Los doctores dijeron que la gente moría por la enfermedad causada por los gérmenes. Los virus aun no se habían descubierto en aquella época porque, de lo contrario, hubieran sido culpados de todo aquello. Los gérmenes, las bacterias y los virus, junto con los bacilos y otros organismos invisibles, son los seres “malvados” a los que los doctores achacan todos los males que desconocemos (o desconocen).

 

Si el doctor hace un diagnóstico incorrecto, y mata al paciente, siempre puede culpar a los gérmenes, y decir que el paciente no recibió un diagnóstico a tiempo o no fue a verle a tiempo.

El pintor noruego Eduard Munch, hijo de un médico castrense,

pintó su estado cuando contrajo la enfermedad de la terrible gripe española.

Mucho de su obra, sólo puede entenderse desde ese ángulo del horror de la enfermedad.
 

Si revisamos la historia del periodo de 1918, cuando se extendió la gripe, veremos que ésta comenzó repentinamente, justo después de que los soldados volvieran de la Primera Guerra Mundial.

 

Fue la primera guerra en la que todas las vacunas conocidas fueron inyectadas obligatoriamente a los hombres en servicio.

 

La mezcla de fármacos venenosos y proteínas pútridas de las que se componen las vacunas (Nota Trinity: esta expresión del autor es la más acertada, “proteínas que se pudren en el interior del organismo”), causaron tal extensión de la enfermedad y muerte entre los soldados, que lo que se decía entonces (Nota Trinity: ¡ya se decía entonces pero por desgracia nuestros abuelos y bisabuelos no están aquí para corroborar mucho de esto y los libros que podrían contarlo, como éste, está descatalogado y es imposible de encontrar en una librería) era que habían causado más muertes las inyecciones médicas que los tiros del enemigo en el frente.

 

Miles de hombres quedaron inválidos por las vacunas, como enfermos tullidos e inútiles, antes incluso de que vieran el campo de batalla.

La tasa de mortalidad y enfermedad entre los soldados vacunados fue cuatro veces más alta que entre los civiles no vacunados. Pero esto no frenó a los promotores de las vacunas. La vacuna ha sido SIEMPRE un gran negocio y así continúa siéndolo hasta el día de hoy.

Al parecer, la Guerra (la Primera) fue más corta de lo que los fabricantes de vacunas habían planificado; duró cerca de un año, así que los promotores de vacunas tenían un montón de vacunas sobrantes en stock que deseaban vender a buen precio, de forma que hicieron lo que hacen habitualmente, organizaron una reunión secreta entre bastidores y organizaron completamente todo este sórdido programa, un programa de vacunación a nivel mundial en el que usar todas sus vacunas, mientras les decían a la gente que los soldados volvían a casa con muchas enfermedades mortales contraídas en países extraños y que, por lo tanto, era un deber “patriótico” de cada hombre, mujer y niño, protegerse de todo ello por medio de la vacunación, acudiendo a toda prisa a los centros de vacunación a recibir todas las inyecciones previstas.

La mayor parte de la gente cree a sus doctores y a los políticos y hacen lo que éstos les dicen. El resultado fue, que casi toda la población sometida a las vacunas sin cuestionarlas, en cuestión de horas, comenzó a caer muerta en agonía, mientras otros colapsaban con una enfermedad de tan virulencia que nadie había visto jamás en su vida.

Tenían todas las características de las enfermedades contra las que habían sido vacunados, fiebre alta, dolor, diarrea, etc. como la tifus o la neumonía, como la congestión de pulmón y de garganta en la difteria y el vómito, dolor de cabeza, debilidad de la hepatitis y las manchas en la piel de las vacunas de varicela, junto con parálisis como consecuencia de todas las vacunas, etc.

Los doctores estaban aterrorizados y aseguraban que no sabían qué causaba la extraña y mortal enfermedad y realmente, no tenían cura para ella.

 

Ellos debían haber entendido que la causa común de todo ello eran las vacunas, porque todos los soldados que recibían las vacunas en los campos, sufrían los mismos efectos.

La vacunas contra la fiebre de la tifus causaba una forma peor de enfermedad que lo que ellos llamaban “para-tifoide”

Más tarde intentaron mejorar los síntomas de aquellas enfermedades con vacunas aun más fuertes que causaban una enfermedad aun más seria que mató y dejó paralíticos a una proporción enorme de hombres. La combinación de todas las vacunas venenosas, fermentando juntas en el cuerpo, causaba reacciones tan violentas que los cuerpos no podían soportarlas.

En el campo de batalla se produjo el desastre. Algunos hospitales militares se llenaron con nada más que hombres paralizados, y fueron descritas esas bajas como “bajas de guerra”, incluso después de que se produjeran en suelo americano.

Hablé con algunos de aquellos supervivientes de la barbarie de las vacunas cuando volvieron a casa después de la Guerra y hablaron de los horrores, no de las Guerra en sí misma, sino de la enfermedad en el frente.

Los doctores no quisieron que esta enfermedad masiva provocada por las vacunas reflejara la realidad de su intervención, así que la llamaron “Gripe Española”. España era un lugar lejano y algunos de los soldados habían estado allí, así que la idea de llamarlo “española” parecía una buena forma de cargar la culpa sobre otros.

 

Los españoles no nos perdonaron que le diéramos a la enfermedad un nombre que les señalaba a ellos, porque sabían muy bien que la gripe no se había originado en su país. (Nota Trinity: los cerdos y las aves tampoco les perdonarán por llamar la gripe “aviar” y “porcina”) .

20 millones de personas
(Trinity: las estadísticas no se ponen de acuerdo y parece que murieron muchos más) murieron de esa epidemia de una gripe en todo el mundo que parecía ser casi universal, o llegaba a tantos sitios como las vacunas. Grecia y pocos otros lugares que no aceptaron las vacunas, fue de los únicos países adonde la Gripe española no llegó.

 

¿No es eso la prueba de algo? (Nota Trinity: He intentado encontrar datos sobre ello sin éxito, si alguien puede aportarlos, serán muy bienvenidos).

En casa (en los Estados Unidos), la situación era la misma. Los únicos que escaparon a la gripe española fueron aquellos que se negaron a vacunarse. Mi familia y yo estuvimos entre aquellos que persistieron en negarse a pesar de la presión de la propaganda, y ninguno de nosotros contrajo jamás la gripe española, ni siquiera llegamos a tener ningún síntoma, a pesar de que todo el mundo alrededor, estaba enfermo, y tuvimos un crudo invierno aquel año.

Todo el mundo parecía estar enfermo. La ciudad entera estaba enferma y muriéndose. Los hospitales estaban cerrados porque los doctores y enfermeras estaban de baja por la gripe. Todo estaba cerrado, las escuelas, los negocios, las oficinas de correos, todo. No había nadie en las calles, era una ciudad fantasma, no había doctores que cuidaran de los enfermos, así que mis padres iban de casa en casa haciendo lo que podían para ayudar a los enfermos de todas las maneras que podían (
Nota Trinity: ahora podemos comprender mejor lo sucedido en Méjico como ensayo general, de ese modo, podrán decir que lo que la alarma y enfermedad ya existía mucho antes que la vacuna).

Mis padres pasaban el día entero y parte de la noche, durante semanas, en salas con enfermos y venían a casa sólo para comer y dormir. Si los gérmenes o virus, bacterias o cualquier otro organismo, hubieran sido la causa de la enfermedad, hubieran tenido un montón de oportunidades de contagiar a mis padres y enfermarles con la enfermedad que había postrado al mundo.

Pero no eran los gérmenes la causa de aquello, ni ninguna otra enfermedad, así que no la “cogieron”.

 

He conocido a poca gente que escapara de la enfermedad, desde entonces, así que siempre les pregunto si recibieron las vacunas y en todos los casos, me dicen que nunca creyeron en las vacunas y que nunca se las administraron. El sentido común nos dice que todas esas vacunas tóxicas mezcladas y puestas juntas en la gente, no solo no podían ayudar, sino que causaban un extremo envenenamiento del cuerpo, en una forma u otra., lo que era la causa de la enfermedad.

Cuando una persona tose o estornuda, mucha gente se vuelve, pensando que los gérmenes se están extendiendo alrededor y atacarán a otras personas. No hay necesidad de temer a esos gérmenes porque esa no es la forma en que se desarrollan los catarros o enfermedades.

 

Los gérmenes no pueden vivir solos fuera de las células (residentes) y no pueden hacer ningún daño incluso si quisieran. No tienen dientes para morder a nadie, no tienen veneno como las serpientes, los mosquitos o las abejas, no se multiplican, excepto en sustancias en descomposición (Nota Trinity: lo que da la razón a los “terrenistas”), de manera que no están capacitados para hacer daño alguno. Como he dicho antes, su propósito es útil, no destructivo.

La gripe de 1918 fue la enfermedad más devastadora que nunca hemos tenido y nos llegó por culpa de todos los inventos médicos, porque todas las sustancias añadidas químicas, todas ellas venenosas, sólo intensificaron la enfermedad de los que ya estaban muy envenenados de manera que los tratamientos posteriores realmente mataron a más gente que las propias vacunas.

Fin del extracto del libro mencionado de Mc Bean
 

 

Aquí puedes ver imágenes de aquella “pandemia” de gripe “española” en los años 1918 y 1919.

 

 

The 1918 Flu Pandemic
February, 2009

from YouTube Website

 

 

 

El documental arriba, sigue la línea argumental oficial de que “los soldados trajeron enfermedades muy contagiosas del frente” pero las imágenes ilustran el horror de lo que se ha venido en llamar “la pandemia desconocida”, algo que ya de por sí, resulta revelador.

 

Algunos hechos:

Según los datos actuales, la gripe “española” enfermó al 20% – 40% de la población mundial y entre 60 y 100 millones de personas murieron en todo el mundo, principalmente adultos jóvenes.

El 99% de las muertes se produjeron en personas de menos de 65 años, entre 20 y 40 años.

 

Esto ocurre ahora, con la llamada “Gripe A” que afecta a adultos jóvenes, especialmente, cuando la gripe normal afecta sobretodo a aquellos con un sistema inmunitario más debilitado.

 

Fijaos de qué forma más sencilla, se produce un efecto multiplicador: si decimos que afecta sobretodo a adultos jóvenes y animamos a éstos a vacunarse especialmente, estos serán los que, efectivamente, más enfermen.

 

De la misma forma, si animamos a los homosexuales a hacerse la prueba falsa de detención de SIDA, sin saber qué estamos buscando y qué detecta, más probabilidades tenemos de encontrarnos “algo” que “curar” con los asesinos fármacos diseñados para eso llamado “SIDA”. Y así funciona todo.

Si quieres detectar por ti mismo las incoherencias de todo esta locura entorno a la gripe porcina mira esta presentación abajo:

 

 

Influenza por Virus Porcino

 

 

La vacuna estará preparada y lista para su venta en octubre-noviembre del 2009, de momento lo que están dando es anti-virales para los “enfermos” y observamos que hay muy pocas muertes, si exceptuamos las de México donde, según fuentes, se inocularon vacunas a personas poco antes de que comenzaran a producirse las muertes.

 

Mucho me temo que cuándo comiencen a producirse las muertes, dirán que la gripe porcina ha “mutado” y se ha convertido en mortal. Es terrible que sean los niños, de nuevo, los primeros en ser víctimas de este engendro.

Japón fue una de las zonas menos afectadas por la gripe “española” con una tasa de mortalidad del 0.425% Sería muy interesante conocer cual fue la incidencia de la campaña de vacunación para la gripe “española” allí y cuántas dosis se aplicaron para poder comprobar correlaciones.

Existen testimonios que dicen haber visto, durante la ”epidemia” de gripe ”española”, a siete jóvenes morir en la clínica al lado del doctor justo después de ser vacunados en un centro militar. Quien lo afirma pidió verificación sobre este dato.

 

Le enviaron un informe del Secretario de Guerra de USA, Henry L. Stimson que verificaba esas informaciones de siente muertos por las vacunas, y aseguraba que se habían producido 63 muertes y 28.585 casos de hepatitis como resultado directo de la vacuna de la fiebre amarilla durante sólo 6 meses de guerra. Este fue uno de los 14 o 15 vacunas administradas as los soldados.

Es alucinante que esta así llamada “pandemia” sea tan desconocida y existan tan pocos estudios científicos rigurosos sobre todo aquello a disposición de la opinión pública.

 

Parece obvio que un evento que causó la muerte y enfermedad de tantos millones de personas hubiera requerido algo más de interés por parte de los historiadores, los doctores, y la comunidad científica en general; hubiera requerido que se estudiaran e investigaran a fondo y durante años todas las correlaciones posibles existentes, correlaciones como las que planteo arriba y son fácilmente verificables con los datos en la mano y otras mil más, y sin embargo es una de las etapas más oscuras de la historia humana, apenas conocida, que no ocupó un lugar destacado en nuestros libros de historia y de la que, probablemente, no estaríamos hablando, si no fuera por las, así llamadas, gripe “aviar” o la gripe “A”.

Como un gran amigo mío matemático solía decir “si alguien no te explica bien las cosas, es porque tiene MUCHO que ocultar”.

 

Lo decía con ‘segundas’ y ‘terceras’, empezando porque las personas, que explican mal las cosas, esconden a menudo su propia ignorancia sobre la cuestión, pero además porque se ven obligados a ocultar algo más, como en este caso.

Efectivamente, como bien dice el autor del libro, la gripe española no tenía nada de “española
y cesó abruptamente al final de 1918, antes de comenzar una segunda oleada en 1919 (ver abajo). En Filadelfia, por ejemplo, donde murieron casi 5000 personas en una semana a finales de octubre, el 11 de noviembre había casi desaparecido de la ciudad (¿tiene ese algo que ver con una dinámica de contagio?).

 

Una explicación oficial al rápido decrecimiento de la mortalidad en la primera oleada fue que los doctores mejoraban el tratamiento y prevención pero nadie ha encontrado una sola prueba que soporte esa explicación. Otra teoría dice que el virus de 1918 mutó extremadamente rápido a un brote menos mortal. Esto parece bastante manido ya y actualmente nos advierten de ello CON ANTELACIÓN, lo cual es ALUCINANTE COMPLETAMENTE.

 

Estos genios saben por anticipado si un virus va a mutar o no va a mutar. Impresionante.

Todo esto no es nuevo, en cierto modo.

 

En 1948, Heinrich Mueller, anterior jefe de las Gestapo le dijo a sus interrogadores de la CIA que la plaga más devastadora de la historia humana, la epidemia de gripe “española”, había sido fabricada por el hombre. Por su culpa, murieron y enfermaron tres veces más personas que en la Primera Guerra Mundial, con cifras sólo comparables con la Segunda Guerra.

Mueller dijo que la gripe comenzó como un arma bacteriológica militar de USA que, de algún modo, se extendió por el mundo, como “por error” desde Camp Riley, Kansas en Marzo de1918. Con lo que ya sabemos, parece claro que aquí Mueller o peca de “iluso” o miente descaradamente en esto de que fue un “error”.

En una conferencia sobre la guerra bacteriológica en Berlín en 1944, el General Walter Schreiber, Jefe del Cuerpo Médico Militar alemán, le dijo a Mueller que había pasado dos meses en USA en 1927 con sus colegas que le habían dicho que el virus de la gripe “española” había ya sido desarrollado y empleado durante la guerra de 1914.

Según Mueller, en 1918,

“se les fue de las manos y, en lugar de matar sólo a los alemanes, a quienes iba dirigida el arma, como tenían previsto, se volvió contra ellos y contra todo el mundo”.

Incluso si hubiera sido cierto que el objetivo era exclusivamente matar alemanes, estaríamos hablando de graves crímenes de guerra porque en la guerra no todo vale y un método de guerra, como las armas bacteriológicas, que no distinguen entre militares y civiles no puede ser empleado en ningún caso porque se trata de genocidio voluntario y de crímenes contra la humanidad.

 

Observemos sin embargo que Mueller, dice sólo “medias verdades” dejando de lado completamente el asunto de las vacunas.

Mueller se refería al virus de la gripe española como al virus del “doble soplo”, al parecer atacando el sistema inmunitario para hacer a la victima susceptible primero, y después insuflando una forma de neumonía en el cuerpo.

Mueller dijo que los nazis introdujeron deliberadamente el tifus a los campos de trabajo rusos, lo que junto al hambre, mató a 3 millones de personas más. El tifus se expandió a Auschwitz y a otros campos de concentración en Rusia y Polonia. Recordemos que Mueller habla de un arma bacteriológica fabricada por los americanos para asesinar que ya se había desabollado en 1914.

En el contexto de la Guerra Fría, Mueller dice,

“Si Stalin invade Europa, una pequeña enfermedad aquí y allá reducirá las hordas de Stalin sin disparar un tiro. Una pequeña botella de gérmenes es más barata que una bomba atómica.

 

¿Para qué tener más soldados que Stalin pueda usar contra ti cuando además tienes que alimentarles y abrigarles? Por otro lado, la amenaza de la guerra hace maravillas para la economía".

(pag 108 del mencionado libro)

Gregory Douglas aparentemente es un seudónimo y quien escribió este libro con las declaraciones y memorias de Mueller fue su sobrino.

 

A mi me parece todo obra maestra de los desinformadores: te digo algo que parece alto secreto y te oculto lo más importante. Así satisfago a los teóricos de la “conspiración” y a los que “duermen tranquilos” les reafirmo en su concepción de que “los nazis tienen la culpa de todo lo malo ocurrido en el mundo y ahora, como ya no están, seguimos durmiendo tranquilos”.

Porque, observad, lo curioso de este tema, y esto es importante, es que tanto si me creo las declaraciones de Mueller, como si no, ninguna de las dos versiones me obliga a descartar la teoría de los gérmenes, según la cual , estos “bichitos” van por ahí matando a todo el que se ponga por delante.

 

Si uno no pone en tela de juicio, como estamos obligados a hacer, la propia teoría de los gérmenes, llega a la conclusión de que lo mejor que se puede hacer contra esos invisibles y malintencionados “bichitos” es efectivamente, vacunarse, incluso si las vacunas contienen veneno, como parece estar archi-demostrado, y no niegan ni las autoridades, ni las empresas fabricantes que adjuntan una lista de los aditivos ingredientes de sus vacunas (no comentan claro los ingredientes virales, bacterianos, proteínicos, ADN y demás).

De manera que el punto fundamental aquí, la clave de toda esta historia, gira entorno a la propia teoría de los gérmenes, cuyos promotores históricos fueron Jenner y Pasteur.

La teoría de la vacunación está basada en la “teoría de los gérmenes” según la cual éstos tienen un poder intrínseco, independientemente de cualquier otro elemento, de enfermar al organismo, e incluso un poder mortífero, independiente de la célula.

 

Si se demuestra, como ya se hizo (ver post anterior) que esta teoría es falsa, la teoría de la vacunación requiere una revisión inmediata y no puede ser aceptada, en ningún caso, ni como mal menor, que es como nos las venden. Pues bien, no es un mal menor sino el origen de millones de enfermedades terribles, causa de muerte para muchos infantes, origen de degeneración neuronal y una herramienta de expansión de pandemias, en sí misma.

Algo que la gente que habla de vacunas a menudo desconoce es el hecho de que Edward Jenner, el primero en emplear las vacunas ya en 1749, mucho antes que Pasteur, inoculó a un niño de ochos años, James Phipps, en 1796. El niño fue revacunado veinte veces y murió a la edad de 20 años. Jenner, tan convencido estaba de su teoría, que vacunó a su propio hijo y su hijo murió a la edad de veinte un años.

 

Este dato no se menciona en la Wikipedia pero podéis comprobarlo en una enciclopedia más o menos rigurosa.

 

A pesar de eso, leemos que,

“gracias a sus trabajos podemos disfrutar de sus beneficios” (Que se lo pregunten al pobre James Phipps).

Respecto a Pasteur, como escribí anteriormente, él mismo reconoció, tras un intenso debate durante gran parte de su vida, con otras autoridades en química y medicina, con mayor prestigio científico que el suyo en ese momento, que la clave no está en los gérmenes, sino en el terreno biológico del individuo que es el que favorece que esos organismos (que están en la Tierra desde que el mundo es mundo, que están en nuestro organismo y en absolutamente todo lo que nos rodea) tengan un comportamiento patológico y sean causantes de la enfermedad.

Como ejemplo, cuando Ud. consume esos yogures que según la publicidad ayudan al tracto intestinal, está consumiendo bacterias que, supuestamente, ayudan a su organismo (lactobaccillus, comúnmente, aunque no las de los yogures).

 

Si esas bacterias las deposita Ud. sobre un pedazo de carne y las deja a la intemperie, verá qué resultado producen. ¿Por qué las mismas bacterias han producido un efecto tan distinto en diferentes ocasiones? Porque el terreno biológico es lo que varía. Si Ud. toma grandes dosis de vitamina C este invierno, verá que no “coge” ninguna enfermedad respiratoria, aunque bien sabemos que los organismos microbianos siguen ahí, como siempre han estado y estarán.

 

Esto lo sabemos todos ¿Verdad?. Pues bien, parece que cuando se llega al capítulo de las vacunas, todos nos olvidamos de ello y comenzamos a volvernos locos.

Y resulta que es en ellas donde se encuentra el verdadero peligro, como hemos tenido la oportunidad de ver y leer en todos los documentos y libros que se enlazan en este y el anterior post donde expongo la opinión de la Doctora Carley.

La llamada gripe aviar ha matado, según las estadísticas, a menos de 200 personas en total desde 2003. El número de fallecidos por la gripe A (antes porcina) hasta ahora ha sido de menos de 100 personas.

También sabemos que el brote de la gripe porcina de 1976 afectó a unos cien soldados y mató a una persona, generando una reacción completamente exagerada (ver documental de la CBS sobre la Gripe porcina en 1976) y una campaña de vacunación ordenada por el gobierno del presidente Gerald Ford que causó más daños que la propia enfermedad, como ha sido aceptado y poco discutido.

Es una pena que no sea más fácil consultar las estadísticas para estudiar las correlaciones entre porcentajes de vacunación entre 1918 y 1919 y mortalidad. Es realmente necesario poder tener esas cifras y esos datos para mostrar la evidencia a todo el mundo (aunque mucho me temo que ni eso sería una evidencia y una prueba para muchos).

Un dato interesante sobre la incidencia de la gripe “española” en España que me he encontrado en el camino de mi estudio es el de que la incidencia fue mayor en ciudades como Zamora y Burgos que en otros lugares y que, además, esa mayor incidencia ha sido relacionada con el culto religioso.

 

Según dice el autor,

“en Zamora, las autoridades de la Iglesia Católica indicaron que el mal podría ser una consecuencia de nuestros pecados, falta de gratitud y la venganza de la eterna justicia y por este motivo, organizaron actos religiosos masivos en la Catedral de Zamora, lo que contribuyó a la expansión del virus”.

¿Es eso cierto? ¿O es por el contrario la influencia de los padres de la Iglesia, sumado al de las autoridades, llamando a la vacunación masiva lo que tuvo ese efecto multiplicador y devastador?.

Sé que no hace falta señalar esto a la mayor parte de mis lectores, pero a otros les conviene recordar tal vez , que una estadística es la cosa más manipulable del mundo y que la única forma de interpretar los datos es estudiando y comparando multitud de correlaciones y no ignorando las “excepciones”.

 

Si no hacemos esto, corremos el riesgo de pensar que, por ejemplo, como el número de elefantes en el contienen africano es el mayor del mundo y la tasa de mortalidad infantil está entre las mayores de mundo, el número de elefantes es un factor decisivo en la mortalidad infantil y, por lo tanto, exterminamos a los elefantes y nos quedamos tan panchos y anchos.

 

Esto es, a grandes rasgos, lo que ocurre a menudo con la interpretación de estadísticas “científicas”.

La administración de vacunas específicas y en complejos de vacunación especiales, en un marco de histeria mediática y declaraciones de autoridades sanitarias exagerando los efectos de la enfermedad, es un cóctel explosivo que ya ha sido probado con efectos espantosos. Es la mente, como de costumbre, la que debe, puede y está obligada a resistir los ataques de quien quiere destruirnos a toda costa.

Si no te convence nada de lo que has leído, no dejes de buscar y preguntar hasta que realmente observes una correlación 100% sobre lo que te explican.

Ante la duda, ¿hacer o no hacer? ¿Vacunar o no vacunar?.

 

Ante la duda, en este, como en todos los casos, no actúes, es mejor siempre dedicar toda tu energía a resolver tus dudas e ir adonde tengas que ir para resolverlas, estar atento a lo que ocurre a tu alrededor, observar tú mismo las correlaciones, no caer en estado de pánico que es lo que quieren que sientas para perder el control de tu mente.

 

Si hay una excepción y mil excepciones, como en el caso de la vacunación, enciende la luz de “alerta”.

 

Y no sólo hay mil, sino millones de excepciones:

  • enfermos que se vacunaron contra una enfermedad que sufren después

  • personas no vacunadas perfectamente sanas

  • personas que se enfermaron “casualmente” después de vacunarse

  • personal médico que te recomienda vacunas pero, cuando les preguntas qué son y qué contienen, no saben contestarte o no lo hacen con rigor

  • campañas de vacunación en pediatría que te recomiendan hasta “vacunas para la gastroenteritis” (esto está ocurriendo y es escandaloso),

….todo eso debe poner en pie de guerra tu luz de “alerta” y obligarte a seguir buscando hasta que te convenzas de lo que yo ya estoy convencida: que las vacunas enferman y matan a la gente.

En España hay organizaciones y asociaciones de ciudadanos para proteger sus derechos e informar a las personas que han tomado la decisión (la mejor) de no vacunarse, ni vacunar a sus hijos.

 

Puedes contactar con ellos, puedes intentar ayudarles y, si tienes dudas, comprobar tú mismo lo extraordinariamente sanas que están todas esas personas y niños no vacunados.
 


Algunas referencias

Libros editados en inglés que hablan del peligro de las vacunas, entre los que se encuentran:

 

La vacuna de la gripe porcina es mortal

 

 

 

 


David Icke sobre la vacuna de la gripe “porcina