Hacia el año 1.150 unos extraños misioneros barbudos aparecieron por los caminos del Languedoc, en el Sur de Francia... Solían viajar en parejas, vestían de negro o de azul marino, con un ceñidor de cuerda.

 

Predicaban a los humildes en las plazas y mercados, en las aldeas y en las ciudades sin evitar las mansiones de nobles o mercaderes.

 

 

 

 

Difundían un mensaje de amor, de tolerancia y libertad y se confesaban cristianos pero rechazando a la iglesia de Roma.

 

La doctrina cátara era mucho más atractiva que la católica que amenazaba con el infierno constantemente por las más insignificantes faltas. Éstos se mostraban más optimistas y tolerantes con las debilidades humanas... aunque también tenían ciertas visiones de la realidad ciertamente criticables. Los Cátaros (katharoi = «puros») fueron declarados herejes... lo tenían claro.

 

El Papa Inocencio III negoció infructuosamente con ellos y consecuentemente organizó una cruzada de veinte mil jinetes y cuarenta mil hombres que se concentraron en Lyon. El 22 de Julio del año 1.209 decidieron acabar con los componentes de ése grupo que se encontraban en Beziers.

 

Les asaltó una duda que consultaron al delegado del Papa:

¿Cómo sabremos diferenciar entre la población a los católicos de los herejes? - "Matadlos a todos, que Dios ya reconocerá a los suyos"...

Las matanzas siguieron en otros muchos lugares hasta el año 1243. En esas fechas los Cátaros se refugiaban en las fortalezas de la región.

 

Entre ellas se hizo famosa la de MONTSÉGUR, en el departamento de Ariège (Francia). Un pequeño castillo construido sobre la escarpada montaña de Tabo, a 1272 metros de altitud. Una posición inexpugnable, rodeada de precipicios.
 

En Marzo de 1.243 el senescal de Carcasona, Huges de Arcis, recibió el encargo de acabar con "la cabeza del dragón". Unos diez mil hombres asediaron Montségur... al final se rindió. En las condiciones de la rendición se exigía que los miembros de la herejía abjurasen de su error en acto público.

 

215 Cátaros se negaron a hacerlo y fueron quemados en el llano que se extiende al pie de la montaña. El lugar donde se levantó la gran pira se conoce desde entonces como Campo de los Quemados.

 

El castillo de Montségur se ha convertido desde hace medio siglo en el símbolo de la resistencia, pasión y muerte de los fieles Cátaros. Hoy constituye un punto de referencia para el pensamiento esóterico europeo y cada año peregrina hasta él una muchedumbre de personas interesadas en esos temas.

El día del solsticio de Primavera los primeros rayos del sol penetran por una saetera y salen por el lado opuesto atravesando el castillo. ¿Casualidad o causalidad? Ya tenemos servido el misterio...