por Enrique Pérez Porter

13 Enero 2009

recibido por Email

 

Maitreya’ suele ser un nombre extraño para el mundo occidental. En cambio ‘Cristo’ y ‘Jesús’ son de sobra conocidos, incluso por quienes carecen de ‘formación cristiana.’

Tanto así, que la inmensa mayoría confunde a Jesús con el Cristo, en circunstancias que, de hecho, son dos entidades diferentes.

El Cristo, Mesías, Ungido, Salvador... corresponde a la Segunda Persona de la Deidad: Padre, Hijo y Espíritu Santo. El Hijo; el tercio amoroso.

Y muy cierto es que 'en aquel tiempo' en Judá, Jesús—un Ser humano aun—encarnó al Cristo para traer a la humanidad su mensaje, para enclavar en nuestro Planeta la semilla del sentimiento amoroso; y cuando se dice esto se hace mención a una expansión infinita del sublime afecto: comprender de manera integral que los Seres humanos somos todos hojas del mismo árbol; y esto es mucho más que una frase poética... es una realidad inmensa, tan grande como el Universo mismo.

En nuestra realidad, el Sistema Solar que habitamos, donde vivimos y tenemos el Ser, es—para nuestra existencia mortal—el cuerpo físico de una Deidad. Es obvio que hay Entidades tremendamente mayores que esta, pero escapan por ahora a nuestra comprensión así como a la extensión de estas líneas.

La Entidad cuyo cuerpo de manifestación físico es el Sistema Solar, es mencionada en la literatura esotérica profunda, como el 'Logos Solar'.

Este Logos Solar (que por fortuna de desconoce su nombre o de otra forma habría ya una Web con su respectiva caterva de 'canalizadores') puede ser analizado empleando la analogía (recordando que cualquier esquema es meramente eso: un dibujo empleado para aportar luz...) como constituido a su vez por tres estamentos espirituales: su voluntad de Crear y Manifestarse mediante un Sistema Solar—el 'Padre'; su capacidad de Acoger esta Creación—el 'Hijo'; y su inteligencia para discernir los cambios y el derrotero para que la Creación logre el objetivo para el cual fue creada—el 'Espíritu Santo'.

Empleo hasta aquí la trinidad cristiana por ser la más conocida y popular (en este lado del mundo), sin que por ello la trimurti hindú sea inadecuada: Brahma; Vishnu; y Siva; porque al fin y al cabo las trinidades del campo místico son equivalentes ya que Dios es uno sólo y sólo las diferencias de los inicios de cada cultura dieron por resultado estas 'divergencias' que no son tales.

Pues bien, esta segunda Persona—y quienes tienen alguna formación cristiana podrán recordar el catecismo cuando se les decía que Padre, Hijo y Espíritu Santo son tres personas distintas pero un sólo Dios no más... Esta segunda persona divina, el Hijo, Vishnu, el Cristo Solar, encarna de vez en cuando en la Tierra.

En el capítulo 4, 7ª entrada del Bhagavad Gita ('El Canto del Señor', libro canónico hindú), es justamente Vishnu quién hablando por boca de Krishna, dice:

“Siempre que el bien decae extinguiéndose poco a poco, y en su lugar predominan la maldad y el orgullo, Mi Espíritu se manifiesta en forma humana sobre esta tierra.”

Y así fue que, durante el reinado romano, esta entidad fue llamada desde lo más elevado a encarnar una vez más en la Tierra.

En general, el Universo se halla en constante proceso evolutivo. Y bien pudo Vishnu encarnar de forma directa en el príncipe guerrero Rama en alguna época muy pretérita, de la que no tengo una fecha en certeza, así como en esa otra entidad tan querida por los hindúes: Krishna.


En aquellos tiempos, y dadas las condiciones 'ambientales' de nuestra Tierra, era posible para tal entidad (Vishnu), encarnar, nacer de mujer y ocupar un cuerpo humano.

Diferente fue la situación al despuntar la Era de Piscis. La grandeza espiritual de Vishnu de tal grado era ya, que se hallaba imposibilitado para generar nuevamente un cuerpo nacido de mujer y habitarlo para realizar su misión.


Es más, tampoco la innegable grandeza de Jesús alcanzaba para que su cuerpo orgánico pudiera 'encarnar' a Vishnu. Fue requerido entonces, la intervención de otra entidad, intermedia, que hiciera las veces de 'puente' entre ambos. Ese fue, Maitreya.

Maitreya, según la profecía budista, aparecerá entre los hombres en un tiempo bastante futuro, como el nuevo Buda.

 

Y según el vaticinio que se cita, debe ser en algún tiempo bastante remoto, ya que:

Profecía del Buda sobre Maitreya
“En la época de la gente que tendrá una longevidad de 80 mil años surgirá en el mundo un hombre bendito, un arahat, un buda totalmente iluminado de nombre Maitreya, dotado de sabiduría y conducción, un bienhechor, conocedor de los mundos, incomparable adiestrador de los hombres que deben ser domados, maestro de dioses y humanos, iluminado y bendito, tal como ahora soy yo.

 

Él sabrá todo perfectamente, gracias a su conocimiento supremo y lo proclamará a este universo, con sus devas, maras y bramhas, sus ascetas y brahmines y esa generación con sus príncipes y su gente, tal como ahora lo hago yo.

 

Él enseñará el Dhamma, apreciable en su comienzo, apreciable en la mitad y apreciable en su final, en el espíritu y en la letra y proclamará, como yo lo hago ahora, la vida noble en su plenitud y pureza. Le asistirá una compañía de miles de monjes, así como ahora a mí me asisten cientos... “

(Maurice Walshe, traductor, The Long Discourses of the Buddha, Wisdom Publications, Londres 1995, pp. 403-404)

En la época de la gente que tendrá una longevidad de 80 mil años...”  Caramba: eso es apostar fuerte...

 

Si son en efecto, palabras del Buda Gautama, podemos depositar la fe ellas. Después de todo, si tomamos en cuenta que ese período equivale apenas a poco más de 22 años de los alienígenas que nos generaron, los llamados Anunnaki o ‘dioses’ en las diferentes culturas, no se vislumbra como un imposible sino lo contrario, ya que Nibiru el planeta hogar de los Anunnaki se toma 3600 aprox. en orbitar al Sol, y el augurio dice que Maitreya será maestro de dioses y humanos…

Mientras tanto, este Maitreya va y viene entre los mundos, entre la vida manifestada y la no manifestada en la sustancia. Sin romper la tradición ni quebrar la profecía, nace de mujer de vez en cuando, aunque su identidad como tal, permanece silenciosa. Tampoco sus discípulos, los Maestros de Sabiduría, cuando nacen de mujer, les ocurre con el título de maestría bajo el brazo. Prefieren pasar inadvertidos y realizar su dharma a través de algunos de sus propios estudiantes avanzados.

Referencias de Maitreya encontramos en un texto del Dc. Daisetz Teitaro Suzuki, profesor de filosofía budista en la Universidad Otani, Kioto. En su célebre ‘Manual de Budismo Zen’ dice, de los bodhisattvas, en referencia a las diversas estatuas de los templos:

“Cuando Sakyamuni no se halla en le Sala Principal del Buda, en su lugar está entronizado uno de los siguientes Bodhisattvas:

  • Monju (Manjusri)

  • Fugen (Samantabhadra)

  • Kwannon (Avalokitesvara)

  • Yakushi (Bhaishajyaguru)

  • Miroku (Maitreya)

  • Jizo (Kshitigarbha), o a veces, Kokuzo (Akasagarbha)… [ ] …

Miroku (nombre japonés de Maitreya) es el Buda futuro y actualmente tiene su morada en el Cielo Tushita, esperando su tiempo de aparecer entre nosotros. Es también esencialmente compasivo, como su nombre lo implica. A veces, se le llama Buda y otras, Bodhisattva. Aunque se supone que está en uno de los cielos, con frecuencia se encuentra en la tierra.

Maitreya carece del deseo de ser reconocido por la humanidad.


Hasta sus propios discípulos se hallan a veces en su presencia sin notarlo.

Así pues, este Maitreya ha disfrutado de una muy peculiar existencia tanto sustancial como abstracta, que le ha permitido desarrollar cualidades desconocidas para el resto de congéneres humanos. Porque eso ha de quedar muy en claro: Maitreya es un Ser humano, y cuando nace de mujer es una persona como cualquiera de nosotros: debe aprender a comunicarse, está sujeto a las leyes temporales de hambre y el envejecimiento, y también, se enamora.

 

Sólo recupera la memoria de ser quién es después de duros esfuerzos y entrenamientos espirituales guiados por nobles instructores; y en ocasiones, ni siquiera ha sabido quién es, hablando en términos puramente espirituales.

En este Universo, todos, desde el más humilde átomo hasta la más elevada Entidad, disponen de conciencia, y el cuerpo de manifestación sustancial es acorde al grado de conciencia.

Pues, hoy en día, el desarrollo de conciencia alcanzado por el Logos Solar hace que Sus 'personas' (Brahma, Vishnu y Siva; o Padre, Hijo y Espíritu Santo) se vean impedidas de nacer de mujer, y más que eso aun: Sus cuerpos más inferiores rebasan en mucho los cuerpos 'superiores' o abstractos que cualquier Maestro pueda manifestar, al menos en la época de Jesús.

Esa cualidad diferenciadora entre la segunda persona, el Cristo Solar o Vishnu y Jesús, imposibilitaba una 'encarnación' directa de Cristo en Jesús.

Pero Maitreya dispone de cuerpos sutiles que alcanzan a tocar las hilachas de Vishnu, y sin nacer de mujer, es decir manteniendo su existencia en el plano abstracto, podía al mismo tiempo encajar su Ser en un cuerpo humano como el que ofrecía Jesús.

Y eso fue exactamente lo que se realizó durante la operación Cristo en Judea.

Por ello es que con gran facilidad toda clase de sanaciones y otros prodigios fueron manifestados a través de Jesús. Durante la jornada diurna, su maestro Maitreya entraba en el cuerpo físico de Jesús. Y cuando era necesario, el mismo Vishnu actuaba y lo que llamamos 'milagros' fluían.

Durante las noches, Jesús recuperaba su cuerpo físico para si y se apretaba al regazo de María Magdalena, su mujer.

¿Quién o quienes sufrieron el dolor de la crucifixión?: Misterio...


¿Quién resucitó? Jesús, obviamente... de ahí que apenas lo vio a la distancia, María Magdalena (y también su madre María) lo reconoció al instante; en cambio sus discípulos, que lo veían siempre con una cara mezcla de Jesús y Maitreya (y quizá cuántas veces con el semblante lleno de la radiación crística), fueron incapaces de reconocerlo cuando una noche—ya resucitado—les indicó donde echar las redes y después de una pesca anormalmente abundante compartió con ellos peces asados...

sólo lo reconocieron días después, porque apareció en la sala donde se hallaban, sin pasar por la puerta sino 'materializándose' delante ellos...
(Mateo 28. 1-10; Marcos 16. 1-8; Lucas 24. 1-10; y Juan 20. 1-2 para el reconocimiento.)

Como ejemplo: leemos en Marcos 16, 9 acerca de su reaparición:

Jesús, que había resucitado a la mañana del primer día de la semana, se apareció primero a María Magdalena... [ ] …Ella fue a contarlo a los que siempre lo habían acompañado, que estaban afligidos y lloraban. Cuando la oyeron decir que Jesús estaba vivo y que lo había visto, no le creyeron.

Luego de esa experiencia Maitreya prosiguió su caminar, aunque algunas palabras dejó aun escapar por boca de Jesús, como su promesa de retirarse a la morada celestial a preparar espacio para todos...

¿Qué ha sido mientras tanto, del Cristo Solar?


Misterio... pero según sus propias palabras, citadas anteriormente:

“Siempre que el bien decae extinguiéndose poco a poco, predominando en su lugar la maldad y el orgullo, Mi Espíritu se manifiesta en forma humana sobre esta tierra.”

¿Estamos en una época en que la maldad y el orgullo predominan sobre la bondad y la fraternidad?

Si así es, de alguna forma su promesa debería hacerse materia en nuestro mundo. Sin embargo, la forma en que esto ocurra, nadie lo sabe. Ni siquiera Maitreya.

Mantengamos fuerza de fe, no en lo que 'Dios' pueda hacer por nosotros, sino en lo que nosotros mismos hacemos por desarrollar la autoconciencia.