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Sabemos hoy en día que más lejos aún que Júpiter y Saturno existen más planetas: Urano, Neptuno y Plutón. Pero este conocimiento es muy reciente. Urano fue descubierto a través de telescopios mejorados en 1781. Neptuno se descubrió gracias a cálculos matemáticos que guiaron a los astrónomos en 1846.

 

Era evidente que Neptuno estaba sujeto a una fuerza gravitacional desconocida y en 1930, Plutón fue localizado.
 


La Búsqueda por el Planeta X

En 1840, John Couch Adams empezó a investigar el movimiento de Urano. En 1845 Urbain Le Verrier lo investigó también. Adams presentó dos diferentes soluciones al movimiento extraño de Urano, suponiendo que las desviaciones eran causadas por la fuerza gravitacional de un planeta desconocido. El 30 de septiembre de 1846, una semana después del descubrimiento de Neptuno, Le Verrier declaró que aún podía haber otro planeta desconocido. El 10 de octubre, la luna más grande de Neptuno, Tritón, fue descubierta. Este descubrimiento permitió determinar la masa de Neptuno.

Otro intento para encontrar un planeta trans-neptuniano fue hecho en 1877 por David Todd. Usando un método gráficos y los datos inconclusos del movimiento de Urano, derivó elementos suficientes para suponer un planeta trans-neptuniano a una distancia de 52 A.U., con un periodo de 375 años y una magnitud menor a 13.

Percival Lowell, mejor conocido como el creador de la idea de los canales de Marte, construyó un observatorio privado en Flagstaff, Arizona. Lowell llamó a su planeta hipotético, el Planeta X, llevando a cabo numerosas observaciones para encontrarlo, sin tener éxito.

 

La primera búsqueda de Lowell terminó en 1909, pero en 1913 empezó de nuevo basado en nuevos cálculos de la posible masa, órbita y excentricidad del planeta. Varios buscaron al planeta X en vano de 1913 a 1915. En 1915, Lowell publicó sus resultados teóricos basados en el Planeta X. Es irónico que ese mismo año, 1915, dos débiles imágenes se tomaron de Plutón, y no fueron descubiertas hasta 1930, año en que se considera a Plutón como el noveno planeta.

Cálculos más recientes hechos por el Observatorio Naval de los Estados Unidos, confirman la perturbación orbital exhibida por Urano y Neptuno. El astrónomo Dr. Thomas C Van Flandern, del Observatorio Naval, dice que solo puede explicar estas perturbaciones con un planeta que no se ha descubierto aún, con una masa 5 veces más grande que la de la Tierra y un una órbita altamente elíptica.

En 1982, la NASA reconoció oficialmente la posibilidad de la existencia de un Planeta X (el décimo planeta), con el anuncio que "algún objeto misterioso está allá afuera - más allá que los planetas más lejanos".
 


Sumerios y Mesopotamios

Por otra parte, los sumerios consideraban a la Tierra un medio planeta llamado Tiamat, proveniente de una colisión con Nibiru (el planeta X). La descripción sumeria del Sistema Solar tiene 6000 años de antigüedad e incluye un planeta extra que llaman Nibiru, que quiere decir "planeta del cruce".

 

El nombre sale de una leyenda, en donde se supone que en el pasado Nibiru cruzó la órbita de la Tierra y colisionaron, generando la órbita altamente elíptica de Nibiru y el cinturón de asteroides.

Tabla sumeria con el Sol en el centro y todos los planetas representados.


Nos acercamos y mostramos la tabla y los planetas.


Una representación de la colisión entre Nibiru y Tiamat (la Tierra).
 

En este cilindro estampado, presentado por el Museo de Arte del Oriente de Berlín, encontramos que cuando agrandamos el dios central o el cuerpo celestial, podemos observar que demuestra una estrella grande emitiendo rayos rodeada de 11 cuerpos celestes (planetas). Estas a su vez están en una cadena de 24 círculos menores.

 

Algunos astrónomos consideran una coincidencia que el número de satélites naturales en el Sistema Solar con un diámetro mayor a 16 kilómetros es exactamente 24.

Cilindro sumerio estampado con la representación de los planetas.
 

Lo sumerios decían que el Sistema Solar estaba compuesto de 11 planetas (contando a la Luna), y se aferraban a la idea de que existían un doceavo miembro, el planeta madre, Nefilim. Que hoy llamamos Planeta X.

Cuando los arqueólogos descubrieron ruinas en el Lejano Oriente, el símbolo de una esfera alada se repetía en varios templos y palacios; carvada en piedra, estampado en cilindros, pintado en muros. Acompañaba a las imágenes de reyes y sacerdotes, se elaboraba arriba de los tronos.

Diversas representaciones de la "esfera alada".
 


La representación cuneiforme de Nibiru y su evolución pictográfica.
 

Un signo pictográfico para el "planeta del cruce" es un cruz. Este signo cuneiforme, que también quería decir "divino", evolucionó en las lenguas semíticas en la letra tav, que quiere decir "signo".

En la antigüedad, la gente no solo esperaba el regreso periódico del doceavo planeta, si no que trazaron su movimiento en el cielo. Varios cilindros sumerios describen al planeta como un que tiene una órbita más allá de Plutón. Los textos mesopotamios exaltan el brillo del planeta y sugieren que se puede ver durante el día. También hablan de la aparición periódica del planeta como un evento anticipado, predecible y observable.

 

De hecho, se consideraba que cuando el planeta se acercaba causaba lluvias e inundaciones, gracias a su fuerza gravitacional. Los profetas hebreos consideraban el tiempo en que se acercaba el planeta, uno en que la humanidad entraría en una nueva era. Así, se considera que las expectativas de la gente de la Tierra del regreso de un "reino celestial" se basaba en el regreso de Nibiru.

Fuentes de información mesopotámicas y bíblicas presentan fuerte evidencia a un periodo orbital de 3600 años para el doceavo planeta. El número 3600 se escribía en sumerio como un gran círculo. El epíteto del planeta, "shar", también quería decir "círculo perfecto" o "ciclo completo" o el número 3600.

Los mesopotamios describen al planeta de un color rojo intenso, generador de cambios, inundaciones, levantamientos.

Es así como, uniendo leyendas, astrología, astronomía antigua y la búsqueda moderna por el décimo planeta, que la Sociedad lleva el nombre: NIBIRU.