
Cada vez se duda menos de
la existencia de la Atlántida (para
mas información ver nuestra Sección "La
Atlántida")
y de su fulminante desaparición tras un tremendo cataclismo. Según
las investigaciones recogidas en este artículo, buena parte de los
atlántes que se salvaron llegaron a la costa de Marruecos y desde
allí se dirigieron a Egipto llevando consigo el recuerdo de su
civilización, sus conocimientos y creencias, y dejando abundantes
muestras de su paso. Ahora, puede hablarse de un
Egipto Atlante, cuya historia y trascendencia merece la pena
considerar.
En 1976, Albert Slosman, profesor de matemáticas, doctor en
análisis informático y participante en los programas de la NASA
para el lanzamiento de los Pioneer sobre Júpiter y Saturno en
1973, 1974 y 1975, publicó en París un libro titulado "El gran
cataclismo". En este libro sensacional se relata con todo
lujo de detalles un acontecimiento ocurrido hace 12.500 años: el
hundimiento de la Atlántida descrito por Platón en Timeo
y
Critias.
La resonancia del libro de Slosman fue escasa ya que pasó por
ser un libro más sobre el tema Atlante (más de 12.000 títulos a lo
largo de la Historia) con unas hipótesis curiosas ignoradas por los
científicos oficiales. Dos años más tarde salió a la luz "Los
supervivientes de la Atlántida", donde se describe la gran
migración de los Atlantes desde el continente hundido hasta Egipto
con arreglo a una nueva lectura de 1os textos jeroglíficos, que
culminó con la publicación en 1979 de "El libro del más allá de la
vida", más conocido como el "Libro de los muertos".
EL ASOMBROSO ZODIACO DE DÉNDERA
Es muy probable que Albert Slosman acabe siendo reconocido como
uno de los más grandes Egiptólogos de todos los tiempos, aunque
hasta 1972, año en que pasó cuatro meses en Egipto, no se dio
cuenta, de que se le habían abierto unos horizontes absolutamente
fantásticos sobre la antigüedad Egipcia.
 |
De todos los lugares
fascinantes de Egipto, Déndera fue el que más le apasionó,
por ello se centró en el estudio de su famoso Zodíaco, que fue
encontrado por casualidad o CAUSALIDAD durante la campaña
Egipcia de Napoleón. Cuando el ejército del sur, al mando del
general Desaix, iba en persecución del ejército Mameluco,
tanto hombres como animales estaban agotados y el general ordenó un
alto para descansar en las arenas del desierto y descargar los
camellos. Bajo el peso de una caja de municiones se abrió un hueco
en el suelo y ésta se hundió en él. Los soldados se asomaron por el
agujero y descubrieron que la caja había caído dentro de una sala
casi llena de arena, a la que no tardaron en bajar. |
 |
El ejército iba acompañado
por una veintena de sabios que entraron tras los soldados y se
encontraron con que el techo de aquella cámara era un maravilloso
mapa celeste. Acababan de descubrir en el fastuoso templo de
Déndera, medio enterrado entre las arenas, su asombroso Zodiaco.
El primer dibujo que se
hizo de él, para enviárselo a Napoleón, que estaba en El Cairo, lo
realizó el vizconde Deno, que pasó bastantes días y noches en
difíciles condiciones de comodidad y de iluminación para
reproducirlo. El resultado, no obstante, fue espléndido, casi
fotográfico. Más de veinte años después, en 1822, llegaba el
planisferio al Museo lmperial de París (Futuro Museo del
Louvre) desatando encendidas polémicas entre los sabios.
|
 |
Regresar
UNA LOSA DE 60 TONELADAS
Las dimensiones originales de la losa en la que se había esculpido el
Zodíaco eran de 3,60 metros de largo Por 2,40 de ancho y un grosor
de 90 centímetros, lo que significaba un peso entre 55 y 60
toneladas. Para aligerar el peso, M. Lelorrain, el héroe
encargado de desmontarlo y transportarlo a Francia, decidió cortar
dos series de líneas en zigzag, que tenía la piedra en su parte más
larga, con el fin de cuadrarla. Con esto eliminó el jeroglífico que
representaba el gran cataclismo, ya que en la lectura de los
jeroglíficos el agua se representa con una línea quebrada; el plural
de las aguas son dos líneas; con tres la crecida del Nilo y el
diluvio con cinco líneas quebradas. Como el Zodíaco de Déndera está
rodeado de ocho líneas, nos encontramos con un Superdiluvio, de ahí
la idea de llamarlo "El gran cataclismo".
La campaña de Napoleón
en Egipto, puso de moda en Europa todo lo Egipcio y la llegada de la
losa esculpida con el Zodíaco produjo una profunda perturbación en
las academias de sabios. Durante un periodo de diez años se
publicaron 432 estudios entre San Petersburgo, Berlín, Londres y
París, los cuales serían comentados en gran parte por Slosman
en sus libros. |
 |
Hubo tres clanes de grandes sabios en pugna constante. El clan
de Cuvier y Monge afirmaba que los relieves y las pinturas
del templo eran Griegos y que habían sido datados en el siglo II AC
y en consecuencia, no tenían nada de Egipcio. Eran bellas pinturas y
nada más.
 |
El equipo de Jean
François Champollion decía: "Ustedes no tienen todo en cuenta".
Si estas doce constelaciones están sobre el Zodíaco en relación con
Sirio, Orión y los planetas, su emplazamiento se establece con
referencia a las estaciones Egipcias y no a las Griegas, es decir
que la antigüedad hay que datarla en dos mil años antes de Cristo y
no en doscientos. |
Un tercer clan, el de los
astrónomos de Charles Dupuis, replicaba: "Todos ustedes
están en un error, porque todas las constelaciones están conducidas
por la de Leo, que está sobre una barca. En esa época el Sol estaba
en la constelación de Leo, por tanto, es el cielo de hace doce mil
años, no dos mil ni doscientos".
En escena apareció un cuarto y potente clan representado por el
Arzobispo de París, que amenazó con la excomunión a quienes
mantuvieran tales tesis. No hay que olvidar que esto tenía lugar en
1.820 y según la Iglesia (el Vaticano), la creación del mundo
había tenido lugar cuatro mil años antes de Cristo; Adán, el primer
hombre, había aparecido cinco mil años atrás y la Tierra no tenía
una antigüedad superior a seis mil años. Así pues, hace sólo ciento
setenta y cinco anos que los sabios conocían que el mundo existía
desde hacía más de seis mil años pero no podían decirlo por el
riesgo que corrían. La tradición estaba establecida y nadie se
atrevía a cuestionarla.
Hasta 1.956 la Comisión
Bíblica no solicitó un restablecimiento de la verdadera
cronología de esta parte del Antiguo Testamento. Sin embargo, en
1.995 todavía se siguen datando los monumentos Egipcios en función
de la decisión del Arzobispo de Paris, Monseñor Affre. El año
actual corresponde, en cambio, al 5.756 del calendario judío, que
arranca, según una tradición, desde la creación del mundo y según
otra, de la salida de Abram (que después fue Abraham, hijo de Thera,
de Ur). Es curioso que
Ur signifique Luz y que el padre de Abraham se llamara
como la isla que algunos han asociado a la Atlántida o a una colonia
Atlante.
Según afirma Slosman, es posible hablar de sus descubrimientos
sobre Déndera porque se dispone de escritos desde cuatro mil,
hasta mil años antes de Cristo, en los que se habla de Déndera y sus
reconstrucciones, así como lo que entre los años 1.840 y 1.870
opinaron Mariette, Máspero, etcétera. Su mérito ha
sido ratificar sus descubrimientos e ir más lejos.
El templo de Déndera, es
el templo de la Dama del Cielo y todos los fundamentos de la
Astronomía y de la Astrología parten de allí, y así fue a lo largo
de sus reconstrucciones, ya que la que actualmente contemplamos es
la sexta reconstrucción sobre los únicos cimientos originales, que
se remontan a los arquitectos Sucesores de Horus, que fueron
los primeros supervivientes llegados a las orillas del Nilo, tras el
cataclismo Atlante. Existe un papiro del escriba del faraón
Keops a quien se atribuye la construcción de la Gran
Pirámide (aunque probablemente sea muy anterior) que se conserva en
el
Museo de El Cairo, en el que se precisa que, por orden de
Khufu (Keops), el Templo de la Dama del Cielo de Déndera
será reconstruido por tercera vez, sobre el mismo emplazamiento y
según los planos establecidos por los sucesores de Horus,
sobre pieles de gacela y salvaguardados en los archivos del Rey.
|
 |
Regresar
LOS ARGUMENTOS DE LA FONÉTICA
Otro aspecto fundamental de las investigaciones de Slosman se
refiere a la fonética. El punto de partida es el capítulo XVII del
Libro de los Muertos, porque a través de él se llega a la
Atlántida. En ese libro se habla del Más Allá, pero en este
caso se trata del nombre de un país que fue sumergido por la cólera
de Dios. Ese país se llamaba AHA MEN PTAH (Amenta para
los Griegos; Amenti, en castellano), el Reino de los muertos,
pero que en su traducción exacta quiere decir: Primer corazón o
corazón primogénito de Ptah. (Según multitud de textos Ptah
es el Dios Único, el Dios Eterno, el Todopoderoso).
El hilo conductor que enhebra Déndera y el gran cataclismo, es ese
capítulo XVII, que establece la situación desde los ancestros, y los
ancestros son los Faraones, porque Faraón es de nuevo una palabra
Griega, que en jeroglífico es PHER AON, PER AHA, lo
que significa:
Descendiente del
Primogénito y el primogénito es Osiris.
Toda la trama se explica a
lo largo de un extenso texto en el que se cuenta, que los
primogénitos se encontraban en ese otro país, AHA MEN PTAH,
que fue engullido por el Mar. Los supervivientes establecieron
ATH KA PTAH, que significa Segundo corazón de Ptah, cuya
fonetización Griega es Egyptos. Si según apuntan todos estos
datos, hubo un enorme cataclismo que sumergió todo un continente,
éste tuvo que ser la Atlántida. Los textos de Platón hablan de ello
claramente. Él mismo dijo que fue Solón quién le inspiró.
Timeo y Critias, y Solón que vivió siete años en Egipto y aprendió
con los sacerdotes de
Sais, todo lo referente al continente sumergido, así como en los
jeroglíficos, que leía y comprendía.
Regresar
EL GRAN CATACLISMO QUE SUMERGIÓ LA ATLÁNTIDA
Es preciso tener en cuenta que cataclismos de esta magnitud se han
repetido con cierta periodicidad, y remito al lector al magnifico
estudio realizado por Juan Bonet, magnífico investigador, que
en su libro: El vuelco de la Tierra, editado por la
Universidad de Navarra, describe los cuatro vuelcos habidos ya en
nuestro planeta y apunta además la posibilidad de un próximo quinto
vuelco (vuelcos de aproximadamente 180º grados) con el consiguiente
cataclismo.
Todos los vuelcos habidos
son asociables a los diversos relatos de diluvios de las distintas
leyendas y tradiciones, que siendo muchos pueden reducirse a cuatro,
coincidentes en sus características con los cuatro vuelcos
mencionados. Precisamente el último, que coincidió con el final de
la última Glaciación (el que originó tal final), fue el que
hundió la Atlántida, recogido en la epopeya de Gilgamés y en
el diluvio bíblico de Noé.
A este respecto Slosman cuenta, que los sacerdotes que estaban
al corriente de lo que iba a ocurrir, habían hecho construir decenas
de miles de embarcaciones insumergibles, que llamaban Mancgit
y no sólo sirvieron para salvar a una parte de la población, sino
que fueron utilizadas también por sus descendientes. Son esas
Barcas Sagradas que se encuentran por todas partes, en las que
se habían salvado Osiris, Isis y Horus.
Cuando la Tierra volcó girando 180º sobre el eje, el movimiento
aparente del Sol primero se detuvo y luego el cielo pareció
desplomarse. A continuación, el Sol retrocedió en su curso para
ponerse por donde había salido, todo ello en un tiempo brevísimo.
Después, acompañado de gigantescos terremotos se produjo la gran
inmersión y la desaparición del Sol.
Los supervivientes escaparon en todas direcciones, pero una buena
parte de ellos se dirigieron hacia lo que había sido hasta entonces,
la Tierra de Poniente, que es precisamente lo que significa
la palabra MOGHREB, la costa de Marruecos. Desde allí se
dirigieron en un largo éxodo hasta el Nilo.
Regresar
LA TEOLOGÍA ORIGINAL DEL MUNDO
El mencionado capítulo XVII del Libro de los muertos recoge, en
realidad, la Teología original del mundo de la cual todas han
derivado. Una teología sorprendente porque es absolutamente
monoteísta e idéntica al Dios de Abraham y de Moisés. Según Slosman,
el Antiguo Testamento no es sino una copia de esta Teología
original, en la que se olvida demasiado fácilmente que Moisés era
Príncipe de Egipto y por tanto, que había sido elevado a Gran
Sacerdote porque estaba destinado a ostentar el cetro.
A esto es preciso agregar algo sumamente importante: El resultado de
la cuidadosa, documentada y exhaustiva investigación realizada por
el escritor Egipcio Ahmed Osman, que concluye que ese
Príncipe, de madre Judía, la Reina Tiyi, hija del Visir
Susa (el José bíblico) y padre Egipcio, el Rey Amenofis III,
fue el Rey Amenofis IV, al que se conoce más como:
Akenaton, o el Rey Hereje, porque restablece el culto a un Dios
único, Atón y Akenaton es precisamente Moisés.
Para situar adecuadamente esta cuestión es preciso hacer una
digresión. El nombre Moshe, Moisés, no significa Salvado
de las Aguas, como suele interpretarse sino Nacido de las
Aguas, ya que las Aguas, representan siempre la esencia de la
vida. Además el mundo de las aguas, simboliza el mundo emocional, lo
cual se asocia al amor, entre su padre Egipcio y su madre Judía, de
la que él nace, lo que automáticamente lo convierte en Judío
indiscutible, porque para el Judaísmo son Judíos los hijos de
vientre Judío. (La madre siempre es evidente, pero el padre sólo es
presumible).
Este nombre tiene una connotación de suma importancia ya que lo
relaciona con los nacidos de las aguas del cataclismo, los
primogénitos, descendientes del primogénito (Osiris) y sucesores de
Horus en ATH KHA PTAH, en el Segundo Corazón de Ptah.
En consecuencia, el nombre Moisés, sirve como pista clara para
relacionarlo con su origen regio indicando que no es un príncipe
cualquiera. Como tal, además de prepararse para manejar el mundo
material, es preparado para manejar el mundo espiritual, ya que el
Faraón es Sumo Sacerdote. Y así aprendió, de la primera letra hasta
la última, todo el monoteísmo original Egipcio, tal como se enseñaba
precisamente en Déndera.
Regresar
EL HORIZONTE DE ATON
Por otra parte Akenaton no establece, sino que restablece el
monoteísmo original con Ptah, el Único, que es lo mismo que
representa ATON, y una vez hecho esto, traslada su capital a
un lugar del desierto, en el que las montañas forman un arco cuya
cuerda es el Nilo y al cual da el nombre de El horizonte de Aton,
Akenaton, conocido actualmente como Tell el Amarna.
Pero hace algo más. Traza sobre el territorio Egipcio un gigantesco
círculo, de cientos de kilómetros de diámetro, que marca con doce
estelas, y en ellas escribe: Estos son los límites de mi
Reino. Estos límites son muy inferiores al Imperio real, formado
por el Alto y el Bajo Egipto, pero sólo aparentemente porque las
estelas representan las doce puertas del Zodíaco, lo que convierte
en Reino suyo lo que está Más Allá, el Universo Entero.
Akenaton, según los Egiptólogos, es derribado por una revuelta
sacerdotal y probablemente asesinado, aunque ni su tumba ni su momia
se han encontrado nunca, y su nombre fue borrado de los monumentos;
sin embargo hay una estela de El Amarna, en la que figura que
simplemente desapareció. Moisés también desaparece de Egipto y
reaparece cuarenta años más tarde, para llevarse a un pueblo
prácticamente limpio de religión, los Habiru, más Egipcios
que Judíos, como queda muy claro si se lee con atención el principio
del Éxodo, a los que conocía bien y a los que transmitió todo el
monoteísmo Egipcio y cuanto había aprendido allí, unido a las
experiencias y los conocimientos que había adquirido durante
cuarenta años con Jetro, sacerdote de Madián, que
llegará a ser su suegro.
Regresar
EL VALOR DE LOS JEROGLÍFICOS
Lo que pocos conocen es que en 1.812 Champollion publicó en
Grenoble un libro titulado De la Escritura de los Antiguos
Egipcios, en el cual afirma, que la escritura jeroglífica en
modo alguno es alfabética, pues representa cosas, no sonidos, y lo
mismo afirma de la escritura Hierática a la que considera como
Una Taquigrafía Jeroglífica. El propio Champollion lo hizo
desaparecer de las librerías con el pretexto de que podía lesionar a
las personas piadosas, porque hacía remontar las dinastías
Faraónicas al año 5.285 antes de Cristo, es decir, antes del
nacimiento oficial de Adán.
Clemente de Alejandría, Padre de la Iglesia del Siglo III, en
su Stromatas hace un estudio muy próximo a la realidad de lo
que son y representan los diferentes tipos de escritura Egipcia, y
el propio Aristóteles, en el Tratado de Filosofía
según los Egipcios, se refiere a los jeroglíficos, que es más que
probable que conociera perfectamente en su dimensión de lengua
sagrada porque escribe: Los Egipcios, habiendo conocido las
formas espirituales, se expresaban por una doctrina intelectual
superior a los métodos humanos. Grababan estos conceptos sublimes
por medio de figuras, tornando las piedras de los muros de sus
templos. Las usaban tanto para todas las ciencias, como para todas
las artes, con el fin de indicar que el espíritu inmaterial lo había
creado todo a partir de los modelos particulares de cada ser.
Y Slosman añade: En todos los tiempos estos jeroglíficos fueron
objeto de una consideración respetuosa, porque estas imágenes no
podían ser más que portadoras de un mensaje celeste: El de la
Ciencia Divina. Su significación simbólica sólo podía ser, sin
duda, mística e iniciática. Esto significa, sobre todo, que los
jeroglíficos tienen una base ideográfica, altamente espiritual, y
que por esta razón la mayoría de los signos no eran comprensibles
para el pueblo. Es decir, que existía un lenguaje popular que se
leía en alta voz y que por consiguiente era hablado. Fue llamado más
tarde lenguaje Demótico. Por tanto, se ha de suponer que el
jeroglífico no era más que un lenguaje escrito destinado a la
conservación de la Tradición Original.
(Jeroglíficos
Multimedia)
De hecho, los conflictos
en los que se sumergieron los sabios al aplicar a los textos el
método de Champollion, fueron enormes, porque además de ser
totalmente diferentes las interpretaciones entre unos y otros,
generalmente los resultados son incomprensibles. Los griegos
llamaron a los jeroglíficos Lengua Sagrada. Podemos entender,
que es así, porque los primeros datan de Menes, y cuando los
volvemos a encontrar 4.000 años más tarde sobre la Piedra de
Rosetta, los signos son absolutamente idénticos. En 4.000 años
no se ha cambiado ninguno. Sin embargo, había dos lenguas habladas,
el
Demótico y el Hierático, que en 500 ó 600 años sufrieron
cambios enormes, hasta el extremo de que al cabo de 1.000 años, ya
no se comprendían. |
 |
Existen cinco diccionarios principales sobre jeroglíficos:
Suizo, Belga, dos Franceses y uno Inglés, y en todos ellos no hay
dos palabras que sean comparables: Nadie traduce, sino que cada uno
interpreta a su manera las imágenes que ve. Los jeroglíficos son
iconografías diversas: Pájaros, Animales, Hombres, Mujeres, pero que
constituyen una lengua comprensible, real, original, tradicional.
Y si este planteamiento entra en colisión con lo tradicional. ¡Qué se
le va a hacer! ¿Qué se le va a hacer?.
Pues, sí se puede hacer: Volver a la humildad de la ciencia carente de
Dogmatismos. Abrirse a la verdadera ciencia, que en sí misma,
estará siempre abierta a todas las posibilidades. Acaso sea el
momento en este tiempo cambiante de conocer el legado, el mensaje,
las instrucciones de nuestros antepasados.
Regresar
EL GRAN CATACLISMO FINAL
Este dibujo aparece en los principales templos Egipcios y su
importancia radica en que permite leer sin la aportación de ningún
texto escrito la totalidad de la escena primordial del Gran
Cataclismo, origen del hundimiento de AHA MEN PTAH, el
Edén desaparecido. La triada divina estaba a la cabeza de los
evadidos, que se han convertido en supervivientes de la Atlántida,
originando gracias a Hor (Horus) una dinastía de Faraones o
hijos de Dios.
En primer lugar, se
encuentra Nut, la reina virgen, madre de
Usir (Osiris). Por haber enviado al mundo al primogénito de Dios,
sube al cielo desde donde protege a los hermanos menores. Por esto,
se identifica a la reina Nut, con la Vía Láctea. Aquí se la
ve con el cuerpo constelado de estrellas, formando un puente entre
Oriente y Occidente como El Gran Río Celeste. Desde el oeste, lugar
donde tuvo lugar la terrible catástrofe, el mar ha sumergido toda la
tierra del inmenso continente y sobre su superficie sólo quedan las
Mandjit, embarcaciones insumergibles concebidas para asegurar la
supervivencia. |
 |
Sobre la barca de la izquierda se encuentra Osiris, con la
cabeza vendada. La mitad trasera de un león esta apoyada sobre las
vendas, representando el desorden. El trastorno y la ruina que se ha
producido durante el paso del Sol, en la constelación de Leo en
movimiento retrógrado. Al lado de Osiris está su hijo
Horus, representado por el halcón y portador del Sol. Porque, de
su supervivencia depende el renacimiento de los evadidos. Como ha
sido gravemente herido y apenas tiene un hilo de vida, la Cruz
Ansata,
Ank, está ensangrentada, lo cual no ocurre con la que lleva
Iset (Isis), la madre de Hor y esposa de Usir. Ella
lleva sobre la cabeza el alma de los escapados, simbolizada por una
pluma verde de avestruz. La Mandjit de la derecha, ha
superado las dificultades con la ayuda de un velamen de fortuna. Ha
llegado a Oriente, a TA MANA, el lugar del ocaso.
Regresar
|