por Anonimus

recibido por EMail

14 Junio 2016

 

 

 

 

 

 

 

 

LAS SUBESTRUCTURAS Y LOS MECANISMOS DE GOBIERNO


El pensamiento moderno tiene entre sus grandes logros la captación del principio evolucionista de la Naturaleza, pero las complejidades del proceso están haciendo aparecer anticuadas las teorías del simple desarrollo individual, tan fuertes hasta principios de este siglo.

 

Y estas aparentes anomalías y complejos juegos de marchas y contramarchas, no deben oscurecer el panorama hasta el extremo de negar lo ya visualizado con claridad.

Cuando la Medicina no halló solución para una serie de aparentes absurdos patológicos en que los desordenes de la salud aparecían como espontáneos o debidos a causas inexistentes, recobró su fortaleza al descubrir la influencia de los elementos psicológicos sobre el organismo físico y viceversa.

 

La teoría psicosomática de Jung abrió un campo que aún depara innumerables triunfos a la ciencia.

 

Pero si ello fue descubierto en el individuo, y reveladas las asociaciones básicas entre elementos en dimensiones diferentes, falta aplicar la misma llave de oro para con la especie o reino humano en general, y aun para con todos los seres vivos multicelulares.

Generalmente se contemplan las altas estructuras biológicas como desarrollos a partir de un individuo celular pero se olvida que en el proceso evolutivo, en el plano experiencial, esos complejos organismos resumen millones de motivos celulares otrora independientes, pero aunados o armonizados en una común sinfonía vital.

 

Y esta sinfonía vital es una experiencia de conjunto que no nace del desarrollo de un solo instrumento biológico, sino de la coordinación de múltiples elementos asociados para el beneficio común y el cumplimiento de su destino natural.

Si las imponderables experiencias no pudieran trasmitirse y asociarse bajo la forma de seres más complejos y superiores no podríamos resolver jamás el problema del porqué de la vida, aunque lográsemos saber el cómo.
 


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En el terreno político las modernas formas de gobierno han descubierto al Individuo, pero no al Estado.

 

Este se limita a ser un mediador, un administrador, una "traba necesaria” entre los libres impulsos de los individuos.

 

Haciendo una comparación, se piensa que el cuerpo de un hombre es el amontonamiento liso y llano de millones de células libradas a sus propios egoísmos y con experiencias intransferibles.

 

En los últimos años se logró coordinar algunas de estas "células" bajo la forma de "tejidos" (sindicatos, mutualidades, cooperativas, gremios, etc.), pero aún no se avizora con claridad que los elementos con roles y trabajos y naturalezas diferentes puedan integrarse legítimamente en un gran Organismo-Estado.

Como la Política es una ciencia, es también una experiencia intelectual.

 

Así, la asimilación de los individuos físicos y económicos en grupos aislados, se podrá hacer por acción física y económica; pero la transferencia del Individuo al Estado, y de éste retornarla potenciada, al Individuo en función orgánica, no podrá hacerse mientras el Estado no sea una Idea-Estado y no solamente un buen mayordomo.

Así como los organismos superiores nacen de la mancomunión de los elementos primarios, bañados todos por la luz de esos imponderables psicológicos experienciales, los Estados nacen de la Idea o Yo-Estado, que debe iluminar como conciencia una y conjunta las conciencias temporales aisladas de sus integrantes.

 

Esto, como simple afirmación lógica, es muy fácil, pero la práctica vital se toma extremadamente complicado.

 

La naturaleza física necesita millones y millones de años (tal vez más de los que se cree actualmente) para coordinar experiencias de subestructuras de antigüedad diferente en un solo tipo más estable.

 

La naturaleza intelectual del Yo-Estado ha trabajado no mucho menos sobre la sociedad humana, para dar la posibilidad actual de integrar un Estado objetivo.
 


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Como sería trabajo arduo, ajeno a estas líneas generales y a sus intencionalidades prácticas, el considerar las subestructuras componentes del Estado en su nivel individual, las tomaremos en sus grandes y poderosas uniones de hombres, como ser las de índole gremial, cooperativo, etc.

 

Aclaramos que no damos por solucionados los problemas particulares, sino que los pasamos por alto en virtud de la mayor importancia de estas asociaciones tipológicas.
 


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En un Estado-tipo coexisten numerosas subestructuras de antigüedad y naturaleza diferentes.

 

Asimismo son diferentes sus aceleraciones y velocidad de crecimiento, lo que trae conflictos y luchas intestinas que ponen en constante peligro la ya tambaleante estabilidad del Estado moderno. Las presiones y contrapresiones internas son tales que literalmente aplastan a los menos agresivos, que no son, forzosamente, los peores integrantes de la comunidad.

Es tan angustiosa esta situación de perpetua lucha,

  • económica

  • social

  • intelectual

  • religiosa,

...que la inmensa mayoría de los ciudadanos vive maldiciendo al Estado.

 

Sobre los males mutuos, aparece el Gobierno como un gran mal común que sólo logra hacer olvidar los sufrimientos parciales en virtud de los que él mismo produce. La solución aportada es parecida a aquella de los médicos del siglo XVIII, que, al enfermo de gota le exponían a las picaduras de numerosas abejas y así olvidaba sus dolores reumáticos.

Si imaginamos al Estado democrático como un balón de goma o plástico inflable, y en su interior numerosos balones pequeños llenos de sustancias diferentes, muchas de ellas en expansión, y unos introducidos después de otros, tendremos una imagen clara.

 

Los balones más gruesos aplastan a sus vecinos más nuevos o envejecidos, o de paredes delgadas; hay explosiones y fuertes presiones internas que se reflejan deformando la superficie y haciendo peligrar el balón que a todos contiene.

 

Este, como única solución, cede cada vez más, retardando el inexorable reventón. Tan sólo le importa sobrevivir él un poco más, sea como sea.

Así el Gobierno no es una síntesis armónica, ni un modelo ni fuente de justicia y felicidad, sino una subestructura más, luchando por la propia supervivencia.

El pastor se ha echado a comer pasto, de bruces con sus ovejas, y compite con ellas; los lobos comerán a ovejas y a pastor, pues el pastor, de hecho, es una oveja más, y el rebaño está solo y desamparado.
 


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Veamos si estos ejemplos son válidos y se ciñen estrictamente a la realidad diaria.

 

En un país corriente en nuestros días, hay tensiones originadas por factores,

  • de tiempo

  • de rol

  • de crecimiento

  • de cultura

 

 


DE TIEMPO

Si nuestra curiosidad nos lleva a abrir un libro de Medicina, Botánica o Física de hace dos siglos, nos sorprende no sólo el menor desarrollo de muchos ternas, sino el enfoque fundamentalmente distinto de todos ellos respecto al actual.

 

De inmediato percibimos que ello se debe en buena parte a la ausencia de instrumentos de conocimiento para nosotros familiares.

 

Pero si bien de manera parcial, reconoceríamos la actual Medicina, Botánica y Física en esos viejos tratados, sería inútil buscar alguno referente a Sociología, Demografía, y mucho menos a ciencias técnicas por entonces desconocidas.

 

Esto quiere decir que al conocimiento humano se le han agregado elementos completamente nuevos, y esos elementos son producto de nuevas actitudes mentales, que producen modificaciones importantes en las formas de vida, en los usos y costumbres. El hombre inventó máquinas y técnicas de aplicación, pero éstas "inventaron", a su vez, nuevos tipos humanos.

Si nuestra nunca sosegada curiosidad fuese lo suficientemente fuerte como para hundirnos varios siglos en la historia, notaríamos que faltan casi todas las nociones científicas, sociales y económicas que hoy conocemos.

 

Pero pasarían ante nuestros ojos personajes e instituciones muy semejantes a las de nuestros días.

Retornando nuestra conciencia al presente, sorprendemos un monje con atavíos medievales que desfila junto a un modernísimo físico atómico, a un romántico poeta tipo siglo pasado, y a un comunista que está aun en el 1900 y cree que una huelga hace daño sólo a los ricos.

  • ¿Cómo tal violación del criterio histórico podría sobrevivir sin conflictos? Los modernos Estados tienen formas religiosas medievales, políticas centenarias, sociales novísimas, técnicas en nacimiento.
     

  • ¿Podría un organismo cualquiera en la naturaleza soportar impune tal anacronismo?

     

  • ¿Podría un cuerpo humano tener cabeza de bebé, brazos de adulto, piernas de anciano centenario?

Así, el Estado actual es un monstruo deformado y decadente, siempre enfermo.

 

Sus órganos se han trastocado y han permitido sobrevivir en su seno formas cadavéricas y retardatorias que vampirizan a las nuevas y frenan la evolución del conjunto.

 

A su vez, se ha permitido que subestructuras demasiado jóvenes, casi en etapa infantil, tomen los controles del Estado y, faltas de madurez y seriedad, carentes de experiencia y desarrollo interior, conducen a los pueblos de desastre en desastre, juegan y se amenazan con espantosas armas, desafían al Universo, pero retroceden espantadas ante un cirio encendido en la oscuridad de un gran recinto, temen a la muerte y a la pobreza
 

 

 


DE ROL

El rol o papel de cada subestructura debería estar condicionado por la naturaleza de la misma, y no por su uso.

En las actuales formas de Estado, el caos es tan grande que ya no importa la naturaleza de un grupo social:

se usa el que se tiene a mano o se cree más dócil, se desconocen las denominaciones, y todo es una pasta homogénea sin orden ni libertad.

La civilización que ha desarrollado tanto las técnicas físicas, no lo ha hecho en absoluto en las demás esferas:

arte, filosofía y política son meros respingos convulsos de un moribundo que empiezan y terminan rápidamente, y se suceden los artistas, filósofos y políticos sin relación ni norma moral ni espiritual que los una ni justifique.

La creación, acto sagrado para la antigüedad, que se transmitía de maestro a discípulo, es hoy un mero estertor. Todos quieren actuar y enseñar, nadie quiere esperar y aprender.

 

Como en el dudoso cuento medieval de la cortesana y Aristóteles el instinto cabalga la inteligencia.

La especialización política y organizativa es aparente, pero no de hecho.

 

Están muy bien definidos los roles:

médicos, ingenieros, abogados, pintores, músicos, torneros, militares, sacerdotes, escritores, criminales, labriegos,

...están agremiados y tienen cartillas impresas con sus derechos y obligaciones, pero cada cual hace lo que quiere o puede, y si logra explotar a otra fracción o a su mismo compañero de todos los días, lo hace pues desde el Gobierno se le da el peor ejemplo, explotando a todos.

Así, los panaderos opinan sobre el petróleo, los militares controlan el periodismo, los escritores obedecen a los capitalistas, los barrenderos pretenden saber qué presupuesto necesita la Universidad.

 

El sentido lógico y necesario de la agremiación ha sido falseado. Ya no es un acto constructivo con miras al bien común y al engrandecimiento de todos los ciudadanos, sino un simple pacto basado en la fuerza y en la reacción egoísta.

 

Los abogados se unen a sus colegas, no para mejorar las leyes, sino para acrecentar sus honorarios y ventajas; los carpinteros no se preocupan por los adelantos técnicos que permitirían hacer muebles mejores sino por sus salarios.

 

Bajo una aparente fraternidad gremial, han aflorado los egoísmos y pasiones más brutales.

 

Se ha caído en lo mismo que se pretendió combatir; no se han extirpado las clases privilegiadas, simplemente se les han agregado otras.

 

La lujuria y la avaricia de las clases altas falsamente llamadas "aristocráticas", no han desaparecido, sino que los obreros, empleados y profesionales se han vuelto tan corruptos como ellos; tienen sus vicios, sus molicies, sus exclusivismos de casta.

Es que el rol fundamental, que es el de Gobierno, se ha falseado. Los demás son víctimas que han sido arrastradas, ya que "el pez se pudre por la cabeza".

Los sistemas democráticos de derecha o izquierda patrocinan la confusión y el desorden, pues es el único ambiente que permite subsistir a un Gobierno inexperto, burocrático, cultor del Mito de la Democracia.
 

 

 


DE CRECIMIENTO

No sólo los factores de tiempo y rol hacen peligrar la estabilidad del Estado, sino también el de crecimiento.

 

Es que, cada subestructura tiene un ritmo de expansión diferente y un Estado-administrador desconoce este factor, y cree que se puede regular la marcha de todas con un mismo y único patrón.

La fraternidad humana ha sido entendida como igualdad, pero esta igualdad es inexistente. Si arrojamos al aire una esfera de plomo, otra de madera y otra de plumas, no podemos "ordenarles" que caigan con la misma velocidad, pues la resistencia del aire frena más a una que a otra.

 

Tampoco podemos hacer "por decreto" que las plantas de fresas lleguen a ser tan altas como cipreses, o éstos tan extendidos como sauces.

De la misma manera, asociaciones jóvenes tienen expansiones más aceleradas, generalmente, que las viejas, como las leyes son anteriores y no las contemplan, los nuevos módulos de crecimiento son excluidos, cuando no combatidos abiertamente.

Es de notar que el concepto de delito tiene perdurabilidad únicamente cuando constituye la transgresión a leyes de la naturaleza; pero en lo referente a las leyes instituidas por los hombres el concepto y los términos varían con la orientación política del gobierno, y lo que fue delito hace diez años, puede no serlo ahora, y viceversa.

Es así mismo evidente que el crecimiento de las nuevas estructuras sociales ha rebasado la jurisprudencia, y las correctas relaciones escapan cada vez más a la aplicación directa de las leyes, sobrecargando la responsabilidad de los jueces y ejecutores.

 

Pero cuando éstos no tienen la formación moral necesaria, se cometen injusticias de hechos que llegan, a veces, a la persecución física de obreros y estudiantes que no cometieron otra falta que la de existir y creer en el Mito de la Democracia, opinando y actuando con la libertad prometida.

A su vez hay estructuras que desfallecen de vejez, y sin embargo la ley las considera como eran hace siglos, y así el Estado se desangra rellenando recipientes agujereados.

 

Esa energía así despilfarrada, es la que falta luego para hospi­tales y colegios.
 

 

 


DE CULTURA

Aunque teóricamente las democracias patrocinan iguales oportunidades culturales para todos, la falta de interés de los gobiernos, una vez que han sido improvisados, cierra el paso a las aulas a millones de niños.

 

En ciertos aspectos se vive en etapas anteriores a la aplicación masiva de la imprenta o sea, al siglo XVI. Se presupone que todos pueden estudiar, pero quien quiera hacerlo tendrá que recurrir a comunidades urbanas o ingresar en determinado credo religioso.

 

Más tarde, colegios y universidades con planes inadecuados, locales infectados de sectarismos y racismos, cerrarán el paso a la mayor parte. Hoy, prácticamente, son muy pocos los que pueden finalizar una carrera universitaria.

 

Además, no existe tampoco incentivo para ello.

  • Los profesionales, otrora liberales y bien conceptuados, para sobrevivir en la actualidad deben ingresar en los "trusts" de explotación comercial del pueblo y hemos oído a médicos lamentarse por una "epidemia de salud".
     

  • Los abogados no están al servicio de la Justicia, sino de quien paga, pues "hay que vivir".

     

  • Los ingenieros y técnicos colaboran para la guerra o la opresión de los pueblos con la más supina inconsciencia.

     

  • Muchos periodistas prestan sus plumas a intereses creados o tienen que acatar un director semianalfabeto impuesto por los capitalistas.

     

  • Los mismos militares otrora ejemplo de virtudes viriles, hoy gritan histéricamente si un asistente les sirve un té sin azúcar.

Todos estos son problemas nacidos de una deficiencia en la educación, y de un reblandecimiento del carácter y la cultura.

 

Entendámonos:

cultura no es saber una serie de datos y manejar literaria y teóricamente una rica terminología especializada, sino eso y mucho más. Ultérrimamente, el mundo y la marcha de la civilización se modelan con actos y no con floridas palabras ni poses ante fotógrafos.

Mas los culpables no son ellos, sino el sistema que los rige.

 

Librados los hombres a sus instintos sobrevuela un hálito cavernario sobre los pueblos. Se da información, pero no formación. Cada cual, egoístamente, trata de sobresalir por sí, y se esfuerza solo por una buena paga.

 

Los pocos mártires de la cultura son menospreciados y se hace burla de ellos.

La ciencia, el arte, la religión, la filosofía, la política, carecen de contenido social. Cada cual trabaja para su propia satisfacción y no busca unirse con lo Bueno y lo Bello, como recomendaba Platón, sino que llama bello y bueno a lo que está unido a él, o le pertenece.

La ausencia de una Sabiduría amparada objetivamente por el Estado, provoca todos estos rozamientos e injusticias.

 

Si hemos de endoculturarnos, queremos saber para qué, y ver en nuestros jefes ejemplos que nos lo confirme como tales,

¿cómo llamar "doctor", "excelencia", "maestro", a hombres que en las calles, o en sus casas, llevan vidas irregulares, que se prostituyen o se venden?

La crisis fundamental es de valores humanos.

 

Hay que renovar profundamente el corazón del Hombre. Esta renovación interior traerá aparejado un cambio en los mecanismos de Gobierno.

 

Estos mecanismos son hoy extremadamente complejos y burocráticos. Se ha tomado la labor de Gobierno como un deporte para elegidos que debe deparar satisfacciones económicas, comodidades y goces refinados.

Generalmente, y con variaciones de poca importancia, el Poder Legislativo está formado por cámaras donde los nuevos ricos, que coronaron los votos de millones de esclavos apresados en las redes de la moderna propaganda, se complacen en largas conversaciones y en formar y distribuir comisiones, en esperar en los pasillos para hacer fracasar el quórum, o en quejarse de la falta de refrigeración o del servicio de bar.

Todo ello entretiene al sufrido pueblo, que paga el espectáculo, y los proyectos que logran plasmarse y pasar al Poder Ejecutivo, lo hacen ya tan a destiempo que éste suele anularlos o realizarlos como le viene en gana.

El Poder Judicial, manejándose con leyes impropias, y en el tiempo que le dejan los homenajes y desagravios, que en las democracias proliferan, discute sobre fueros y desafueros, mientras los pistoleros y los tratantes de blancas y alcaloides se encargan de desplazar a los que anhelan hacer algo positivo.

Los Ministerios mismos, dependientes del Ejecutivo, mantienen cientos de miles de empleados públicos en una apariencia de trabajo y una miseria real, y cambian, aprueban o anulan según las camarillas escondidas de capitalistas que son los verdaderos directores de una gran sociedad anónima, que es el Estado democrático.

Periódicamente, los látigos psicológicos vuelven a fustigar, y los ciudadanos concurren a las urnas como ovejas al redil, por el único camino que les es señalado. Si alguna vez las ovejas se equivocan y saltan una valla, la fuerza de las armas anula o tergiversa la elección, haciendo ultérrimamente lo que estaba planeado.

El que se atreve a pensar o denunciar esta máquina es tildado de "capitalista" en las democracias populares, o de "comunista" en las demás.

 

El mito se defiende con fantasmas y el pueblo, aunque rechinando los dientes, sigue empujando las ruedas de la farsa, cada vez más hambriento y desesperanzado. No hay ideas, no hay pan, no hay ropa, no hay medicamentos para el pueblo, pero él debe trabajar para mantener esa raza de parásitos, y aun se les exige morir o quedar mutilados por diferencias entre las altas camarillas.

En las dos últimas guerras mundiales se quemaron dos generaciones, y museos y universidades fueron arrasados

 

¿Para qué? Luego todo siguió más o menos igual.

 

Ni la paz ni la guerra pueden solucionar este problema, porque allá, muy arriba, las ocultas cabezas son siempre las mismas. Y esas cabezas sobreviven porque el Mito de la Democracia traba toda liberación.

 

Tiranía de uno o de muchos, siempre ha sido, es y será mala.

Mientras en el mundo haya ignorancia, sectarismo, fanatismo, racismo, puestos de gobierno asalariados, habrá desgracia para los pueblos y oprobiosas vergüenzas para los Gobiernos...