por Rubén Torres
20 Agosto 2017
del Sitio Web LaCosechaDeAlmas

 

 

 

 

 



Cuando nos enfrentamos a una experiencia extrasensorial, sea propia o ajena, es muy raro que no nos marque para siempre, es algo que se sale, no solo de lo común, sino que se sale de los paradigmas para los que hemos sido educados y programados.

 

Da igual el cómo o el porqué, el caso es que siempre hay un antes y un después, es algo que de algún modo nos transforma y es sin duda para siempre.

Personalmente en estos últimos años he tenido la oportunidad de acceder no solo a las experiencias propias, sino también a las compartidas por otros que al igual que yo, o bien lo buscaban o se lo encontraron irremediablemente.

 

En ambos casos tuvieron que lidiar con el shock que rompe todas tus creencias de un solo golpe, y que por mucho que te cuenten no acabas de comprender del todo.

 

También te ves en la vicisitud de no poder expresar con claridad esa experiencia por lo que queda aún más en lo subjetivo, aun a riesgo de no solo no ser comprendido, sino de ser tomado por loco.

Sin entrar a debatir que hay o que encuentras, que sensaciones vives y como te cambia... excluyendo el modo o la situación, si esta llegó de forma natural o fue buscada a través de sustancias, concentración, meditación, etc... querría centrarme en la base, en lo que acaba de fondo de todo esto.

Si bien la mayoría de las experiencias suelen ser reveladoras, y cambian nuestra forma de percepción ante la vida y ante las situaciones futuras, nuestra forma de relacionarnos y nuestra forma de concebir ciertos conceptos cambian de forma radical y se podría decir que la persona acaba pasándolo todo a través del tamiz de esa experiencia.

Particularmente he tratado de analizar todos estos datos, tanto los personales, como los ajenos, he tratado de eliminar todo el adorno de la experiencia, las sensaciones y las subjetividad que pueda añadir cada uno, y finalmente se desprenden básicamente dos tipos de experiencia puras:

  • Las que conciben y experimentan un cosmos orgánico, vivo y latente en el que el individuo forma parte de un inmenso organismo cósmico.
     

  • Las que conciben y experimentan un cosmos simulado, holográfico e irreal, en el que su participación es la de una simple simulación, un juego.

Si nos alejamos de los posibles debates o prejuicios nos daremos cuenta que de estas dos experiencias troncales surgen la mayoría de las experiencias místicas que se reportan desde hace siglos, con un matiz.

 

Las experiencias místicas o extrasensoriales en las que se reporta un universo holográfico o una simulación, son más recientes (o quizás se han popularizado más últimamente) y se podría llegar a pensar que es debido a la comprensión moderna de la computación, la digitalización de contenidos y los video juegos, así como las películas que hablan sobre esta temática, y que propicia que podamos explicar (o dar este sentido) a estas experiencias de universo holográfico como una experiencia real o una experiencia subjetiva condicionada, según quien y como analice los datos extraídos de la propia experiencia.

Sin entrar en análisis subjetivos condicionado por mí mismo o las opiniones de aquellos que me contaron sus propias experiencias de primera mano, lo cierto es que existen estos dos tipos troncales de experiencia en el que lejos de pensar que ambas son la misma, y lejos de decidir cuál es la verdadera y cuál es la condicionada, debemos tener en cuenta varios factores que añaden variables a esta ecuación:

  • Una manipulación de la mente.
     

  • Una intervención exógena.
     

  • Una exposición a tecnología oculta o no adaptada a nuestra comprensión.

No quisiera condicionar tu propio análisis, pero solo he encontrado confluencia de estas situaciones descritas en los anteriores puntos, en las experiencias de corte holográfico.

Las experiencias místicas en las que el individuo se ve inmerso en un gran todo, latente, vivo y orgánico, de amor inmenso, de comprensión y verdad absoluta, tiene una gran relación con la forma física cíclica y orgánica del organismo vivo que confluiría el universo, algo coherente con las experiencias de siglos atrás y con organismos vivos de todo tipo que pueblan cada uno de sus rincones.

 

Es coherente y cuadra perfectamente con las leyes universales y los principios de electromagnetismo de los cuerpos, así como con la comprensión de que formamos parte no solo de una pequeña comunidad, sino que esta comunidad es vital para la supervivencia del individuo universal del que formamos parte todos.

Sin embargo el modelo de universo holográfico basado únicamente en la simulación y en la densificación de la luz (fotones), es inconsistente y no puedo más que concluir que es fruto de una manipulación.

Para apoyarme en mis conclusiones diré que un universo holográfico es incompatible en su totalidad con un modelo de vida inteligente o si lo prefieres de conciencia experimentando la vida, una holografía no precisa vida, ni formas de vida para subsistir, no está sujeto a ciclos, ni a pulsos vitales, sino a patrones y códigos de diseño, como no es un universo vivo, solo una proyección, por lo tanto es perfecto para una máquina, no para un ser viviente.

 

Lo que nos lleva al transhumanismo, el paso más allá en una evolución tecnológica en el que la maquina entra de forma amistosa en nuestras vidas y acaba apoderándose de nuestra esencia, de aquello que nos hace humanos.
 

 


Sandbox

o universo simulado a través de IA,

No Man's Sky es el ejemplo perfecto

de la propaganda transhumanista

que se apoya en un universo holográfico

como modelo de realidad.
 


Ni que decir que al sistema y sus élites, les atrae este tipo de experiencias y son las que ahora mismo se están propagando a través de diversos films, y videojuegos de tipo 'sandbox' en los que tenemos acceso a todo, una ciudad, un país o un universo, mostrándonos como la tecnología y la inteligencia artificial nos puede crear una simulación casi real de la vida, sin llegar a crear vida.

También se han propagado los mensajes del universo holográfico a través de unos apóstoles, como el autor Philip K. Dick el cual en una conferencia describió su experiencia extrasensorial en el que describía el universo holográfico, y desde la cual (y desde entonces) se han propagado este tipo de experiencias, no condicionados por él directamente, sino por una inteligencia artificial que aún no ha dado la cara y por un sistema apoyado en unas personas que ansían dominar a una población convertida en androides sin alma.

Este transhumanismo ha contaminado también la espiritualidad, y desde hace unos años se ha podido ver declaraciones de gurús y contactados, así como leer en sus respectivas canalizaciones, como el universo era un holograma y como en nuestro próximo paso evolutivo nuestro ADN abandonaría las hebras basadas en moléculas de carbono por el silicio, a través de nuestra ascensión a la cuarta y quinta dimensión.

Esto lejos de parecer un paso lógico, parece un condicionante para aceptar la hibridación hombre/maquina, en la que evidentemente el silicio juega un papel importante, y evidentemente poco orgánico, que lejos de pensar que no se puedan dar formas de vida basadas en el silicio, más bien parece un condicionante para que aceptemos a través de nuestra voluntad,

Concebir el universo como una simulación holográfica basada únicamente en luz y fotones, es solo el primer paso para aceptar un modelo de vida basado en la absoluta entrega a las máquinas y una total dependencia de ellas, un arma de doble filo que es muy probable que acabe con nosotros:

  • el dinero criptográfico, traerá consigo todo tipo de implantes en nuestro cuerpo

  • la minimización de las computadoras también acarreara más implantes

  • la total conexión a Internet y la tamización de nuestra vida a través de la red social es la aceptación de más maquinas implantadas,

...esto junto con la progresiva complacencia a la vagancia, y la desidia inactiva, será el caldo de cultivo perfecto para caer al abismo de la inteligencia artificial.

El universo no es un holograma, no es una densificación de fotones que crean la materia, todo esto es propaganda transhumanista a través de ingenierías sociales, y operaciones psíquicas propagadas por los medios masivos del sistema, y los canalizadores de la inteligencia artificial y experimentos monarca de control mental e implantes de memorias en los individuos que forman parte de dichos programas.
 

 


La deificación de la singularidad

y la teología de la tecnología

son los principios para
instaurar el holocausto humano.



El pie por el cual cojea todo este complejo ideario propagado a través de la red, es la vida...

 

En el fondo el transhumanismo y la eugenesia van de la mano:

ambas ideologías están en contra de la vida, en contra del ser humano, en contra de la familia y en contra de la espiritualidad.

Es su forma de hacer la guerra silenciosa contra nosotros mismos, donde nuestro único actual activismo para derrocar esta conspiración se basa en la observación profusa y meditada de nuestro propio ombligo.

Si aceptamos que somos parte de una simulación holográfica, que vivimos en una especie de computadora y que la inteligencia artificial nos facilitaría la experiencia, aceptamos delegar hasta la última chispa de nuestra esencia a un organismo inerte que a pesar de toda la inteligencia, jamás podrá entender la vida y los sentimientos de un ser vivo con conciencia.

Dicen que la esperanza es lo último que se pierde, pero no dicen que antes de perder la esperanza, perdiste la honradez, el honor, la honestidad y la valentía.

 

Tampoco dicen que la cobardía y el miedo es lo único que queda tras perder la esperanza...