NOTA DE CONTRATAPA

«A estas alturas, centenares de miles de lectores han disfrutado de nuestro primer libro, Los Niños Índigo, que no sólo ha despertado gran interés en todo el mundo por el profundo cambio de conciencia que manifiestan esos niños especiales, sino que además ha enseñado a padres, maestros y cuidadores a relacionarse con esos niños fascinantes. De modo que nos preguntamos qué podíamos hacer con las miles de cartas, anécdotas y observaciones que recibimos de padres, educadores y otras personas con respecto a sus experiencias con los índigo. La respuesta, evidentemente, fue escribir otro libro.

»Homenaje a los Niños Índigo es una recopilación de textos, artículos e impresiones personales sobre el fenómeno de los niños índigo. Aunque seguro que en el futuro vamos a escribir libros más académicos sobre los índigo, quisimos detenernos momentáneamente para rendir homenaje a estos niños, a su manera de pensar, de comportarse y a lo que aportan a nuestra vida.

»Con este libro no sólo pretendemos entretener sino también inspirar, enseñar y provocar un diálogo valioso. Los niños índigo forman parte de la transformación positiva del nuevo milenio y esperamos que el lector participe en este homenaje que les rendimos. »
Lee Carroll y Jan Tober

JAN TOBER y LEE CARROLL hablan ante los miles de personas que asisten a sus seminarios en todo el mundo sobre la manera de dotar a los seres humanos de posibilidades y de poder. Lee ha escrito ocho libros de autoayuda en los últimos diez años, que han sido traducidos a muchos idiomas. Jan es autora de numerosos artículos, casetes de audio y discos compactos sobre temas de autoayuda. Ambos han sido invitados en tres ocasiones a presentar su mensaje de amor y esperanza ante las Naciones Unidas.


Es posible ponerse en contacto con ellos a través de su página Web: www.indigochild.com
 

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AGRADECIMIENTOS


Algunas de las personas que hicieron posible este libro:
(por orden de aparición)

Nancy Coleman – William Linville – Kim Mander – Mallika Krishnamurthy – Stve Arnold – Cher Matthews – Allison Hurley – Connie Mann – Marie-Helene Dubois – Petra-Sara Neumayer – Dee – Gousei Robert Jacobs – Grace Col – Nancy Shea – Sharon Marshall – Jere Neal – Marcia Pack – Doris Crompton – Justine Turner – Jenny Marrs - Kerry-Lynne Findlay Chapman – Angela Graves – Anna – Bea Wragee – Mary Ann Gildroy – Rabino Wayne Dosick – Nan Sunshine – Umar Sharif – Jaye Powers – Barbara Brandt – Mike Meloy – Joyce Tutty – Kathryn Hutson – Brian Coleman – Joanne Wisor – Monique E. LeBlanc – Constance Snow – Gabby van Hereden – Renee Weddle – Anne Saunders – Susan Saunders – Jennifer Walsh – Robin Rowney – Sally Donovan – Bev Wells – Catherine – Barbra Dillenger – Nikki Dolan – Felicitas Baguley – Evelyn Beatty – Tracy Cisneros – Ivonne Zollikofer – Vanesa – Pamela Hollander – Nancy Tappe – Sharyl Jackson – Barbara Gilman – Shirley Michaels – Lisa Wallace – Katarina Friedrich – Patty Doe – Jacob Buttler – Betsie Poinsett – Karen Eck

A todos ellos ¡muchas gracias!

«Los niños son el mayor recurso sin explotar que tenemos»
EL DALAI LAMA

«Cada niño es una aventura hacia una vida mejor, una oportunidad de cambiar el patrón viejo y renovarlo»
HUBERT H. HUMPHREY


«Si vamos a obtener ayuda y salvación, sólo pueden proceder de los niños, puesto que de ellos salen los hombres»

María MONTESSORI

educadora italiana.

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INTRODUCCIÓN

 
Este es el segundo libro que publicamos sobre los niños índigo, pero en realidad no es una continuación del anterior. En otras palabras, vamos a introducir algunos cambios y vamos a presentar la información que nos brindan los padres, además de algunos conocimientos más profundos que nos proporcionan los educadores y los profesionales. Mientras que el primer libro era una explicación y una revelación sobre el tema de los índigo, éste es menos académico y más divertido, con lo cual queremos decirle al lector que se prepare para encontrar más sentido del humor.


Jan y yo quisiéramos creer que todo aquel que abra este libro ya habrá leído el primero, titulado Los Niños Índigo, cuya edición castellana fue publicada en 2001.


Pero no podemos darlo por hecho, de modo que, por si el lector empieza a leer y se pregunta: «¿Qué es un niño índigo?», vamos a hacer una breve síntesis del mensaje del primer libro sobre los niños índigo, que tuvo tanto éxito de ventas.
 



Un repaso:

 

Jan y yo damos conferencias y escribimos libros de autoayuda. A los asesores que dedicamos mucho tiempo a tratar con personas y a hablar de los atributos humanos, se nos suelen presentar patrones de comportamiento que no resultan obvios, por fuerza, para los que no tienen un «panorama general».


Como decíamos en el libro anterior, empezamos a oír hablar cada vez más de un nuevo tipo de niños o, por lo menos, de un tipo de problema nuevo para los padres. Las dificultades eran de una extraña índole, en el sentido de que representaban un intercambio inesperado y, aparentemente, atípico entre adulto y niño, con respecto a lo que había experimentado nuestra generación, o incluso la anterior.


Numerosos padres estaban perplejos y fuera de sus casillas. Distintas personas que trabajaban en guarderías infantiles de todo el país, algunas de las cuales llevaban más de treinta años en esa profesión, también nos contaban el mismo tipo de anécdotas: que la situación había cambiado en cierto modo con esos niños.


Caímos en la cuenta de que el fenómeno no se limitaba sólo a los niños estadounidenses, puesto que en nuestros viajes por todo el mundo habíamos hablado con muchos padres que se encontraban con el mismo problema. Hasta la cultura asiática, que aparentemente en el pasado producía niños que crecían en el honor y el respeto hacia sus padres, a través de su formación cultural, comenzaba a manifestar las mismas anomalías en su comportamiento (véase el capítulo 8).


De modo que escribimos Los Niños Índigo, para lo cual recibimos muchísima ayuda de reconocidos escritores, académicos, personas que trabajan en guarderías, doctores, médicos y todos aquellos que se dedican a trabajar con niños todos los días.


Nos aventuramos a ofrecer la mejor información que pudimos conseguir sobre lo que observamos acerca de un tema que sabíamos que podía ser polémico. Después de todo, ¿quiénes éramos nosotros para dar a la sociedad un golpecito en el hombro y decirle:

«Perdón, pero nos parece que la humanidad está evolucionando y la prueba son los niños»?

Pues sí, acertamos: el tema resultó polémico y recibimos cartas insultantes y una plétora de agradecimientos por salvar la vida de los niños, todo mezclado en el mismo saco. ¿Qué hace uno con eso? La respuesta es sencilla: ¡se tiran las que a uno no le gustan y sólo se publican las agradables en la página Web!

 

Hablando en serio, el factor que más confianza nos dio fue la gran aceptación que tuvo el libro, que se distribuyó en todo el mundo en cuestión de meses, fue traducido a muchas lenguas y vendió más que todos los demás libros que habíamos escrito hasta entonces. Nosotros lo interpretamos como una prueba de que realmente interesaba lo que decíamos. O eso, o se usaban las páginas del libro para forrar miles de jaulas de pajarillos.


Los Niños Índigo se empezó a vender en las librerías de todo el país, que entonces se dieron cuenta de que tenían un dilema de marketing (positivo, por cierto), porque no sabían en qué sección poner el libro. Lo encontramos en las estanterías de Barnes & Noble en la sección de «Educación de los hijo» y también en «New Age». Nos dijeron que en algunas librerías lo ponían en la sección infantil. Nos pareció extraño, porque lo habíamos escrito pensando en los adultos, no en los niños. Después nos enteramos de que algunos niños hacían que sus padres compraran el libro y se lo leyeran. De alguna manera se sentían atraídos hacia el tema con sólo conocer el título (ya se nos empiezan a ocurrir cosas raras).


También encontramos el libro en Costeo, un almacén mayorista que vende artículos de papel y bebidas a granel; seguro que el lector conoce alguno de ese tipo. En otros estados de Estados Unidos, hay una cadena que se llama Sam’s. No sabíamos si tomarlo como un cumplido para el libro o no, pero ahora estamos seguros de que fue positivo. En la ciudad donde vivimos, San Diego, los libros sobre los niños índigo están justo al lado de las cajas que contienen cuarenta kilos de sujetapapeles. Los que van a la tienda encuentran nuestro libro cuando pasan para comprar el papel higiénico por toneladas.


Al final creamos una página Web: www.indigochild.com, que recibió miles de visitas antes de que se cumplieran ocho meses de la publicación del libro. Muchos profesionales llevan el libro a su consulta y algunos recomiendan su lectura como parte del tratamiento. También nos han contado que los directores de varias escuelas han comprado el libro por cajas y han puesto un ejemplar encima del escritorio de cada uno de los docentes del centro.


De hecho, el libro suscitó una respuesta increíble en el último año y Jan y yo estuvimos concediendo entrevistas sobre el tema desde los controladísimos estudios de Radio Singapore (en Singapur) hasta el programa de radio «Dreamland», en el que «todo vale», que se emite en Estados Unidos, de costa a costa, que antes presentaba Art Bell y ahora presenta Whitley Streiber. (Ya hemos estado dos veces en este programa.) ¿Adónde vamos a ir a parar?


Nos han acusado de ser parciales en nuestras creencias espirituales (nuestra metafísica) y de promover un culto a la infancia (hubo algunas cartas muy airadas). Respondimos que no podíamos limitarnos a dejar a Dios de lado. A los que buscaran un estudio empírico que utilizara a los niños como conejillos de indias nuestra investigación los desilusionaría, porque tenía que ver con la vida y con situaciones profundas que se desarrollaban en todo el país y en todo el mundo. Resulta que nuestra posición espiritual sobre el tema coincidió con la de otros libros que tratan el mismo fenómeno (de los que hablaremos más adelante).


No estamos defendiendo ninguna iglesia ni religión, sino que hablamos de los aspectos espirituales de ciertos comportamientos índigo. Resulta que muchos de estos niños se interesan a menudo por la religión y por su propia espiritualidad. Ellos eligen su propia iglesia, evidentemente. De modo que si el niño decide hablar de Dios, nosotros lo comentamos con el lector. ¡Muchos niños ven ángeles!

 

Para algunos padres eso es un problema y quieren llamar a los cazafantasmas, o salen corriendo a buscar a un exorcista (¡de verdad!); queremos garantizar al lector que los niños están bien. En realidad, pensamos que están mucho mejor que bien.


Si el lector quiere reír un rato, le recomendamos que vaya a www.amazon.com y lea las reseñas:

ponen el libro por las nubes o por los suelos. Los que lo desprecian no han entendido lo que queríamos señalar. A algunos no les sirvió para nada; a otros, muchísimo. Incluso hubo quienes llegaron a la conclusión de que proponíamos que esos nuevos niños que vivían en la Tierra eran extraterrestres.

 

Por supuesto que no era así, pero lo que sí decíamos era que nos parecía que se trataba de un tipo nuevo de evolución de la humanidad. Dejando de lado la diversidad de críticas, al cabo de dos años Los Niños Índigo todavía suele figurar entre los seiscientos libros más vendidos de la lista de Amazon.

Y un dato importante: el tema de los índigo no nos pertenece en exclusiva. Nos limitamos a presentarlo y a exponer lo que conocíamos y lo que veíamos. También sabíamos que iría apareciendo más información a medida que se fuera reconociendo el fenómeno, aunque desconocíamos lo que tardaría.

 

Cuando publicamos Los Niños Índigo, aparecieron otros dos libros sobre el mismo tema que seguían la corriente dominante:

Los dos trataban de los niños índigo, sólo que los llamaban de otra manera. ¿Habrán recibido también airadas cartas religiosas? ¿La gente habrá pensado que los niños que aparecían en sus libros procedían del espacio exterior?


Sin embargo, seguimos todavía en lo alto de la pila de las tiendas mayoristas y nunca vemos los demás libros cerca del nuestro, cuando vamos a comprar kilos de servilletas o esos frascos inmensos de mantequilla de cacahuete que duran cinco años. No está mal.

 


El propósito del libro


Como ya hemos dicho, en realidad este libro no es una continuación del anterior. Hay muchos escritores buenos por ahí que están retomando el tema y ofrecen información sobre la manera de educar a los niños índigo. Nuestra intención, en este caso, es dejar un poco de lado el aspecto académico y convertir el libro en un homenaje a la experiencia de los índigo. Queremos algo fácil de leer, una bocanada de aire fresco, risa, diversión y algunas lágrimas.

 

También queremos tocar un par de temas en los que no entramos en el primer libro, como el de aquellos que suponen que han sido niños índigo pero que son demasiado mayores y no encajan en los parámetros que establecimos. Además, vamos a presentar información contundente (y en parte muy seria) sobre niños que han matado a otros niños, la manera de ayudar a nuestros adolescentes y la importancia de que los adultos trabajen con el niño que llevan dentro. Pero queremos advertir al lector que también le va a resultar divertido.


Muchos padres nos han escrito contándonos anécdotas de sus índigo: alentadoras, esclarecedoras, tristes incluso. Pero todas ellas se referían a la vida con los índigo: unos niños excepcionales que crecen en la Tierra, que son inteligentes, tienen sentido común y no reaccionan en absoluto como los niños de las generaciones anteriores. De modo que este trabajo tiene por objeto entretener, además de brindar cierto estímulo intelectual y educativo. Queremos que este libro proporcione al lector la oportunidad de conocer experiencias reales y también que se divierta con las cosas que los niños han dicho y hecho y que nos han contado sus padres.


De modo que, según convenga, hemos de quitarnos el birrete y ponernos un sombrero de papel. Un homenaje tiene que ser alegre y el lector está autorizado a reír a carcajadas, a llorar, a dar un respingo, a chillar y a exclamar: «¡Eh! ¡Si mi hijo hace lo mismo!» Entonces, quien no haya leído el primer libro, puede leerlo para averiguar de qué trata.

 

Que aproveche para ir al almacén mayorista a comprar una tonelada de toallitas de papel, que están en el mismo pasillo, un poco más allá de la pila de libros sobre los índigo, justo al lado de las cajas que contienen la ración de salvado con pasas para un año.

 


Organización


Pasemos al tema de la organización. Nos gustaría gritarlo: «¡No la hay!» El que habla es el niño que llevamos dentro, al que le gustaría que no hubiera capítulos, ni notas, ni ninguna lata de esas (en el capitulo cinco aparecen más referencias al niño interior). Pero hemos tenido que ponerlos. No muchos, por eso.
La primera parte del libro consiste en una serie de anécdotas que nos han enviado los adultos y algunos niños. Algunas son muy breves; otras no tanto. Las vamos a intercalar con algunas frases de los niños e incluso con alguna poesía.


Como ya hemos dicho, hay un breve capítulo que rinde homenaje a los índigo de más edad y también (igual que en el libro anterior) algunas cartas de los propios índigo. Asimismo, hemos incluido una segunda entrevista con Nancy Tappe, nuestra experta en «color», así como las sabias palabras de muchos colaboradores más.

 

Hemos dedicado un capítulo a la búsqueda del niño interior, que nos parece decisivo para ser buenos padres y, por último, un resumen de lo que hemos aprendido de los educadores, los padres, las noticias y la sociedad en general sobre la educación de los índigo.

 


Los colaboradores


En lo que respecta a los colaboradores, cada vez que presentemos una historia, procuraremos mencionar el nombre del adulto (o el niño, en algunos casos) que nos la ha hecho llegar. Algunos adultos no quisieron que se diera a conocer su nombre verdadero, porque no querían que sus hijos se avergonzaran cuando crecieran y leyeran este libro.

 

Algunos niños que nos escribieron no quisieron que figurara el nombre verdadero de sus padres, lo cual nos revela la naturaleza de algunas relaciones. Hemos respetado sus deseos.

 

Si algún lector encuentra aquí su historia (la que nos contó por carta hace mucho tiempo) y se ha cambiado de casa, o ha cambiado de dirección de correo electrónico desde entonces, por ese motivo no aparece aquí su nombre completo, ya que, en esos casos, sólo hemos mencionado el nombre de pila.

 


Internet: el nuevo dilema editorial

También hemos encontrado un dilema que, en cierto modo, nos ha resultado una novedad: cómo dar crédito a fuentes desconocidas, cuyas palabras encontrábamos en Internet. En el campo editorial, se supone que uno dispone de fuentes de información, o que cita la procedencia de algo que no ha escrito uno mismo. En el caso de los niños o los padres que escribían de forma anónima en la página Web, no sabíamos muy bien qué hacer. Nos preguntamos si teníamos que dejar de lado, sencillamente, un material excelente (y a veces muy divertido) o si lo podíamos publicar. Había que resolver una cuestión de integridad.


Hemos decidido lo siguiente: en este libro hemos publicado las joyas que encontramos en Internet y, debajo del título, hemos indicado que el autor era anónimo y que la fuente era Internet.


Si el lector encuentra en este libro algo que le parece que ha escrito él, o cuya procedencia conoce, le rogamos que se ponga en contacto con nosotros de inmediato, en www.indigochild.com. Podemos introducir en este libro todas las modificaciones necesarias cuando se publique una nueva edición y estamos dispuestos a incluir los créditos que nos soliciten, en la medida en que corresponda.

 

Basta con que nos escriba y nos brinde alguna información sobre los derechos de propiedad intelectual, o alguna prueba de su autoría, para que incluyamos el nombre correcto en la cita mencionada. Además, publicaremos las correcciones en nuestra página Web de forma que se hagan públicas de inmediato.

 

En realidad, existen precedentes de esto en otros libros muy populares y hemos decidido hacer lo mismo.
 



¡Esperamos que este libro proporcione al lector conocimientos y perspicacia, que le haga reír y le brinde esperanza sobre el futuro de nuestro planeta!
 

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