por Jorge E. Morales H.

25 Julio 2011
del Sitio Web PreparemonosParaElCambio

 

 

 

 

 


Las emociones no son simplemente química en el cerebro.

 

Son señales electromagnéticas que afectan a la química y a la electricidad de cada célula del cuerpo.

 

El estado eléctrico del cuerpo está modulado por las emociones, cambiando el mundo desde dentro del cuerpo.
 

 

La Doctora Candace Pert, Ph.D, es una farmacéutica reconocida mundialmente. Ha publicado más de 250 artículos sobre los péptidos, los receptores y la conducta de estos neuropéptidos (1), en el sistema inmune.

 

Se licenció con un doctorado en farmacología de la facultad de medicina, del John Hopkins University.

Incluso, antes de ser la responsable del departamento de la bioquímica cerebral del Nacional Institute of Health, Candace Pert hizo un descubrimiento que cambió la forma en que los científicos entienden la conexión mente-cuerpo. Encontró en el receptor opiáceo (2), el mecanismo a través del cual una clase de químicos (los péptidos), alteran la mente y el cuerpo.

 

Su investigación, le llevó a la comprensión de cómo funcionan las emociones como sistemas regulatorios en el cuerpo.
 


(1) Son pequeñas moléculas parecidas a las proteínas, con un enlace peptídico de dos o más aminoácidos. Se diferencian de proteínas por su longitud, y que se originan por transducción sináptica, cerebral.

(2) Sitio específico en la superficie de la neurona, que interactúa con las drogas opiáceas, y media, sus acciones farmacológicas. Presumiblemente también media las funciones fisiológicas de los opiáceos endógenos, tales como las encefalinas y endorfinas. Son receptores celulares para neurotransmisores presentes en el sistema nervioso humano, a los que se unen los opioides (Situados principalmente en el sistema nervioso central y en el tracto gastrointestinal).
 


El trabajo de Pert, ha ayudado a cambiar el paradigma de “emociones como neurociencia”, a “emociones como biología”.

 

En su libro (Todo Lo Que Necesitas Saber Para Sentirte Bien/Dios), ella lleva la ciencia del sentir un paso más allá, y presenta, el concepto de “emociones como física”.

Las emociones, aclara Pert, no son simplemente química en el cerebro. Son señales electromagnéticas que afectan a la química y a la electricidad de cada célula del cuerpo. El estado eléctrico del cuerpo está modulado por las emociones, cambiando el mundo desde dentro del cuerpo.

A cambio, Pert descubre que los estados emocionales, afectan al mundo fuera del cuerpo.

 

Le pedí a Pert, que explicara cómo es posible que las emociones tengan ese poder.

“No somos simples pedazos de carne”.

“Estamos vibrando como un tenedor bailante, y mandamos vibraciones a la gente, todo el tiempo. Emitimos y recibimos. Entonces, las emociones orquestan las interacciones entre nuestros órganos y sistemas para controlar eso”.

Tal cual explica Pert en su libro anterior, “Moléculas de Emoción”, los neurotransmisores llamados péptidos, cargan mensajes emocionales.

“Tal como nuestras emociones cambian, la mezcla de péptidos, viajan a través de tu cuerpo y tu mente. Y literalmente, cambian la química de cada célula en tu cuerpo”.

Esto, es ciencia mainstream (o tendencia mayoritaria), pero no explica como las emociones de una persona, afectan a otra y al mundo.

“Nosotros todavía pensamos en esto en términos químicos”.

Se queja Pert.

“Claro, es química pero también física y vibración”.

“Los neurotransmisores son químicos, pero tienen carga eléctrica. Las señales eléctricas de nuestra mente y cuerpo afectan la forma de cómo se comportan e interactúan las células, y las funciones que realizan. Tienes receptores en cada célula del cuerpo.

Son de hecho, como mini bombas eléctricas. Cuando el receptor se activa por una “molécula de emoción”, el receptor pasa una carga a la célula, cambiando la frecuencia eléctrica y química de la célula”.

Pert dice, que tal como nuestras células individuales llevan una carga eléctrica, así también lo hace el cuerpo entero, como organismo.

Como un campo generando electromagnetismo, Pert dice, que la gente tiene una carga positiva en su cabeza y una negativa, debajo.

“Y así, de hecho, nos mandamos varias señales eléctricas o vibraciones.

“Los mensajes electroquímicos se pasan de una célula a otra. Señales semejantes se pasan al resto del cuerpo. Y cada una está cargada con “sitios receptores”, una clase de buzón de correos para estos mensajeros electromagnéticos.”

“Todos estamos familiarizados con un tipo de vibración: Cuando hablamos, mandamos un tipo de vibración a través del aire, que alguien percibe como sonido. Y tal como explico en el libro, también mandamos todo tipo de vibraciones. Es una ley básica de la física, que cuando estás cerca de una fuente de energía, tiene un efecto más grande y disminuye conforme te alejas. Pero cuando estás lejos, no hay efecto.”

“No es algo que se pueda explicar en 25 palabras. Es un nuevo cambio de paradigma, que básicamente te lleva a saber, que no estás solo. Estás conectado a todos los demás. Y las emociones, son la llave. Estamos en un despertar, cambiando ampliamente el mundo alrededor nuestro”.

El libro anterior de Pert, “Moléculas de Emoción”, es en parte ciencia, en parte una biografía que cuenta su proceso de descubrimiento y aprendizaje.

Quizá todos los científicos, que rompen un nuevo camino, tiene que estar conducidos incluso obsesionados con su trabajo.

“He aprendido a tener un mejor balance con mis hijos, con los tres, y espero haber huido de la imagen de madre súper-protectora”.

Pert dice, que su mayor reto fue llevar a la práctica las ideas sobre las que escribía.

 

En su libro, “Todo lo que Necesitas Saber para Sentirte Bien/Dios”, hace una relación implícita entre sentirte bien y conectar con Dios.

Pert admite, que esto es algo inusual para un científico “duro de pelar”.

“Estoy enfadada con todos estos rabiosos científicos ateos, que escriben libros que dicen que Dios es una ilusión. Cualquier científico bueno sabe, que es imposible “desaprobar” algo. Las cosas solo se puede probar”.

Aún así, Pert admite que como científica, lo metafísico le hace sentir incómoda.

A nivel neurológico, continua Pert, el sentimiento de estar conectado con Dios, de sentirse bendecido, es una parte importante para el cerebro. La “bliss response” o “respuesta gozo” (3), está directamente conectada con el trabajo de Pert, sobre los receptores de opiáceos.

Tal como los receptores de otros neuropéptidos, desencadenan una respuesta celular. Los receptores de opiáceos, recogen la presencia de un neurotransmisor para la euforia.

 

Los “químicos gozosos” que ocurren de forma natural se llaman endorfinas (4), y son enviados por el cerebro y en el cuerpo, como respuesta a los estados emocionales y a las actividades físicas.
 


(3) Es un estado de profunda satisfacción espiritual, alegría o felicidad, asociada comúnmente a conceptos religiosos de vida después de la muerte.

(4) Son neurotransmisores opioides, producidos en el sistema nervioso central como moduladores del placer, dolor, reproducción, temperatura corporal, hambre y funciones reproductivas.
 


Pert dice, que la forma en cómo trabajan las endorfinas, es evidencia del gozo como una necesidad de la evolución.

“Es por eso, que las endorfinas son moléculas altamente conservadas. Son los mismos en los organismos unicelulares, y en los humanos”.

En su nuevo libro, habla sobre la evolución de los receptores de opiáceos, y como se encuentran situados en la corteza frontal, la parte más evolucionada de nuestro cerebro.

“Es como si estuviésemos diseñados para hacer elecciones, alrededor del placer. La parte más evolucionada e inteligente de nuestro cerebro, está empapada de receptores que nos hacen utilizar el placer como criterio en las decisiones. Entonces, está bien sentirse bien.

 

Mientras está claro que los receptores del gozo está asentados en la corteza pre-frontal, no esta tan claro la parte del cerebro que toma complejas decisiones.

 

Los científicos no pueden preguntar por qué. Solo qué y cómo. Pero sabemos, que la vibración en estos receptores, median o lideran al organismo entero, hacia al sentimiento de gozo. Y en el libro también hablo, de cómo la vibración de las endorfinas es realmente el gozo de la unión Divina”.

“Así que cuando creamos ese tipo de resonancia internamente, estamos sintonizados con el ser Divino. Este estado, es la función natural del ser, pero nuestra sociedad interfiere. No tenemos que enseñarle esto a gente indígena.

 

La mayoría de nosotros, ha perdido el sentido de la realidad. Todo es sólo, cuestión de sentirse bien”.