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			por Richard Alleyne 
			Corresponsal de Ciencia 
			08 Septiembre 2010 
			del Sitio Web 
			
			
			Telegraph 
			
			traducción de 
			
			Adela Kaufmann 
			
			Versión original 
			
			  
			
			  
			
				
					
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						Una máquina que lee la mente está a un paso más cerca de la realidad 
			luego que los científicos descubrieran una forma de traducir los 
			pensamientos de las personas a palabras.  | 
					 
				 
			 
			
			 
			  
			
			  
			
			
			 
			  
			
			"Máquina para leer la mente" puede convertir los pensamientos en voz 
			Foto: GETTY IMAGES 
			  
			
			Los investigadores han sido capaces de traducir las señales del 
			cerebro en voz utilizando sensores colocados en la superficie del 
			cerebro, por primera vez. 
			 
			El avance, que es hasta un 90 por ciento preciso, ofrece una manera 
			de comunicar se con los pacientes paralizados que no pueden hablar 
			y, eventualmente, podrían conducir a ser capaces de leer los 
			pensamientos de cualquiera. 
			
				
				"Estábamos viéndonos a nosotros mismos con entusiasmo cuando comenzó 
			a funcionar," dijo el profesor Bradley Greger, un bioingeniero de la 
			Universidad de Utah que dirigió al equipo de investigadores.
  "Fue uno de los momentos en que todo se juntó. 
				 "Hemos sido capaces de decodificar palabras habladas utilizando sólo 
			las señales del cerebro con un dispositivo que promete un uso a 
			largo plazo en pacientes con parálisis que ahora no pueden hablar. 
				 "Yo diría que es lectura del cerebro y esperamos que en dos o tres 
			años estará disponible para su uso en pacientes con parálisis". 
			 
			
			El descubrimiento experimental se produjo cuando el equipo conectó 
			dos rejillas del tamaño de un botón de a 16 pequeños electrodos a 
			los centros del lenguaje del cerebro de un paciente epiléptico. Los 
			sensores estaban unidos a la superficie del cerebro. Al paciente se 
			le había retirado parte de su cráneo para otra operación para tratar 
			su condición. 
			 
			Usando los electrodos, los científicos registraron las señales del 
			cerebro en una computadora, mientras el paciente leía repetidamente 
			cada una de las 10 palabras que pudieran ser útiles a una persona 
			paralizada: 
			
				
				sí, no, caliente, frío, hambre, sed, hola, adiós, más o menos. 
			 
			
			Luego le hicieron repetir las palabras a la computadora, que fue 
			capaz de igualar las señales cerebrales para cada palabra del 76 al 
			90 por ciento del tiempo. La computadora recogió las ondas 
			cerebrales del paciente mientras hablaba y no utilizó ningún 
			software de reconocimiento de voz. 
			 
			Porque sólo de pensar en una palabra - sin decirla - se cree que 
			produce las mismas señales del cerebro, el profesor Greger y su 
			equipo creen que pronto podrán tener mecanismo de conversión y la 
			caja de voz que repite la palabra que se está pensando. 
			 
			Es más, los cerebros de las personas con parálisis a menudo son 
			saludables y producen las mismas señales que las personas en cuerpos 
			sanos - es sólo que están bloqueados de alcanzar el músculo por la 
			lesión. 
			 
			Los investigadores dijeron que el método necesita mejoras, pero 
			podría con ducir, en unos pocos años a ensayos clínicos en personas 
			paralizadas que no pueden hablar debido al llamado síndrome de 
			enclaustramiento. 
			
				
				"Esta es una prueba de concepto", dijo el profesor Greger, "Hemos 
			demostrado que estas señales pueden decirle lo que la persona está 
			diciendo muy por encima de la casualidad.
  "Pero tenemos que ser capaces de hacer más palabras con más 
			precisión antes de que sea algo que pueda resultarle realmente útil 
			a un paciente." 
			 
			
			Las personas que eventualmente podrían beneficiarse de un 
			dispositivo inalámbrico que convierta los pensamientos en palabras 
			habladas por computadora incluyen a las personas paralizadas por un 
			accidente cerebrovascular, enfermedades y lesiones, dijo el profesor 
			Greger. 
			 
			Las personas que ahora están "enclaustradas", a menudo se comunican 
			con cualquier movimiento que puedan hacer - parpadear un ojo o mover 
			un poco la mano - recoger arduamente letras o palabras de una lista. 
			 
			El nuevo dispositivo que les permite la libertad de hablar por sí 
			mismos. 
			
				
				"Incluso si podemos conseguirles 30 o 40 palabras que realmente le 
			pudieran dar una mejor calidad de vida", dijo el profesor Greger. 
				 "Esto no significa que el problema esté totalmente solucionado y que 
			todos podamos irnos a casa. Esto quiere decir que funciona, y ahora 
			tenemos que perfeccionarlo para que las personas con síndrome de 
			enclaustramiento puedan realmente comunicarse." 
			 
			
			El estudio, publicado en el Diario de Ingeniería Neural, utilizó un 
			nuevo tipo de microelectrodos no-penetrantes que se sientan en el 
			cerebro sin tenerlos que meter en él. 
			
				
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					El primero fue adjuntado a la corteza motora de la cara, que 
			controla el movimiento facial y está en la parte superior izquierda 
			del cerebro.   
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					El segundo fue adjuntado al área de Wernicke, un área justo por 
			encima de la oreja izquierda que actúa como una especie de traductor 
			de idiomas para el cerebro.  
				 
			 
			
			Debido a que los microelectrodos no penetran en la materia cerebral, 
			son considerados seguros para colocar en las áreas de lenguaje del 
			cerebro - algo que no se puede hacer con los electrodos que penetran, 
			que han sido utilizados en dispositivos experimentales para ayudarle 
			a las personas paralizadas a controlar un cursor de ordenador o un 
			brazo artificial. 
			 
			Los investigadores fueron más exactos - el 85 por ciento - para 
			distinguir señales del cerebro para una palabra, de aquellas para 
			otra, cuando utilizan las señales registradas en la corteza motora 
			facial. 
			 
			Éstas fueron menos precisas – por un 76 por ciento - cuando se 
			utilizaron señales del 
			
			área de Wernicke. 
			 
			El año pasado, el profesor Greger y sus colegas publicaron un 
			estudio mostrando electrodos que podrían "leer" las señales 
			cerebrales que controlaban los movimientos del brazo. 
			  
			
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