El chamanismo es un fenómeno, cuyo origen se remonta a la prehistoria de la humanidad. El Chamán es una persona a quien se atribuyen poderes para curar a los enfermos y comunicarse con el más allá. Su actividad se traduce sobre todo en lo místico, en términos generales, su tarea consiste en restaurar la salud, limpiar, purificar, reparar, mejorar las relaciones del individuo con su grupo y dar sentido a lo que ocurre.


Las artes son los objetos que componen lo que se puede denominar equipo mágico del Chamán. Cada maestro posee algunas que lo diferencian claramente de los demás. Entre los más importantes tenemos a las varas de madera que forman parte indispensable del equipo, y la clase de maderas que mas se utilizan son la Chonta, el Hualtaco Negro, el Chiquir Huandure y el Ajo Jaspe. Estas varas son las que utiliza el Chaman, en sus dramáticas ofrendas y ritos, para defenderse frente a los influjos y fuerzas negativas, tales como los malos vientos, los malos aires y los hechizos. El Chaman actuaba normalmente frente a una mesa o altar ritual y allí situaba las varas siguiendo un determinado y cabalístico orden, pero siempre tenia una que era la vara superior o vara mayor, que era la preferida del Chaman oficiante. También los puñales y las espadas formaban parte fundamental del desarrollo de las arcanas ceremonias mágicas. Merced a ellos, el Chamán se defendía de los ataques criminales de los enemigos maleros o brujos de la magia negra.

En plena ceremonia se producía una lucha o combate mágico. El Chamán hacia una ingesta de bebidas alucinógenas y después utilizaba las espadas sumamente puntiagudas y afiladas, que eran una de las artes del celebrante. El Chamán al igual que con sus varas siempre tenia una espada preferida, de la que jamás se separaba. Era La espada Mayor y siempre recibía el nombre de una Virgen o Santo, y en algunas ocasiones de alguna laguna mágica o montaña infernal.


Estaban las otras artes, unas extrañas conchas en las que se depositaban el tabaco o el vino, que eran absorbidas por la nariz al realizar la Shingada. Estas conchas tenían varios tamaños, estaban los Toros, que eran bastante grandes y otras mas pequeñas que se denominaban Churitos. El Chamán las utilizaba para atraer a la suerte y eran lanzadas sobre la mesa bajo cánticos extraños y cabalísticas oraciones.


En la mesa también se depositaban piedras de diversas calidades, las cuales todas tenían poderes mágicos y sobrenaturales. La mas apreciada era la magnetita, ya que se empleaba para la denominada Magia Amorosa. Después estaba la Piedra del Relámpago, que en realidad era el sílice, que se usaba contra los diabólicos enemigos invisibles. Estaba también la Piedra Gorda o Andesita, que era la predestinada a absorber los males de la gente que acudía al Chamán.

 

Entre otros ritos que se celebraban, eran los que atraían la lluvia los cuales se celebraban con extrañas y misteriosas pócimas, ayudadas con los cantos rodados o Mushcas, pero no todo terminaba aquí, se usaban toda clase de amuletos, estatuillas, medallas que servían para las consagraciones Chamanísticas, que eran rituales para atacar o defenderse de crueles y vesánicos elementos invisibles.


También existían una serie de ritos que se efectuaban con ingenios musicales tales como la Chungana (maracas) que convenientemente utilizadas al son de otras músicas extrañas y arcaicas servían para alejar espíritus torvos y maléficos invocando al mismo tiempo a espíritus favorables. De la misma manera las denominadas Sonajas, servían para despertar los poderes de los objetos depositados sobre la mesa o altar, y las imágenes de los santos lugareños eran los protectores de la citada mesa.


Pero no todo terminaba aquí, ya que los crucifijos, las cruces, los cabellos, uñas humanas y efectos personales, eran utilizados por el Chamán, para recuperar amistades o traer la fortuna. Finalmente se derramaban esotéricos perfumes por el altar y entre las ropas de los presentes. Lo que diferenciaba específicamente al Chamán de sacerdotes, magos o curanderos es que utilizaba para el desarrollo de su actividad estados modificados de conciencia, a veces identificados con el trance o viaje, en los que podía entrar a voluntad (Según el Chaman), normalmente entraban a estos estados inducidos, ya que en la preparación de la ceremonia el Chaman aspiraba el humo de ciertas yerbas o como decíamos anteriormente ingería ciertas bebidas.