27 Febrero 2019 
del Sitio Web 
AgeOfAutism

traducción de Adela Kaufmann
Versión original en ingles

Versión en italiano

 

 

 

 


Hermann Goering

recordando a Augustus Gloop

saboreando un pedacito de chocolate

 


 

"Voz o no voz,

la gente siempre puede ser convencida

del ofrecimiento de los líderes.

Eso es fácil.

Todo lo que tienes que hacer es decirles

que ellos están siendo atacados

y denunciar a los pacifistas

por falta de patriotismo,

y exponiendo al país

a un mayor peligro"

Hermann Goering


 

El mensaje de Hermann Goering no se ha perdido en nuestros "líderes" actuales...

 

Hoy ya no estamos más amenazados por enfermedades que en ningún otro momento de la historia reciente, pero algunos casos de sarampión, ni una muerte a la vista, ni siquiera una lesión, pueden usarse ahora para poner de rodillas a una gran nación.

 

Al igual que los "pacifistas" de Goering, sabemos perfectamente que no existe ninguna amenaza, ciertamente ninguna amenaza que debería involucrar a los ciudadanos en la entrega voluntaria de los últimos derechos sobre sus cuerpos al estado, y no hay motivos para convertir a los escépticos bien informados en enemigos públicos.

 

Estas personas quieren poder absoluto, en parte porque eso es lo que quieren y en parte porque están petrificados de la verdad:

dirán cualquier cosa, harán cualquier cosa, para encubrir lo que han hecho a dos generaciones de niños (que tal vez no sea nada en comparación con lo que planean para la próxima), y no tienen vergüenza ni dignidad.

 

Pensamos que habíamos aprendido algo de la Segunda Guerra Mundial:

Desafortunadamente, sin embargo, parece que muchos de nuestros líderes aprendieron del lado equivocado...

Después de la guerra contra lo que se suponía que era el régimen más malvado de la historia humana, se instituyó el Código de Nuremberg, que consagraba la idea de que la experimentación forzosa en humanos era incorrecta, que el consentimiento informado era necesario para los procedimientos médicos.

 

Ahora todo está torcido para que estos burócratas lamentables, incompetentes y corruptos se conviertan en dictadores absolutos, que no responden a ninguna verdad o crítica, supuestamente protectores de nosotros mismos, contra los contratantes del estado farmacéutico.

 

Mientras tanto, los políticos se postran ante la revelada estupidez, y tampoco parecen estar realmente a cargo del juego.