CAPÍTULO CINCO   
MENSAJES DE LOS ÍNDIGO

En este capítulo oiremos a algunos Índigo que ahora son adultos o casi adultos. Una de las dificultades que encontramos en identificar Índigos adultos que nos escribieran es que el término Índigo es muy nuevo. Si no hubiera sido por un pequeño capítulo sobre los Índigo que incluí en mi último libro Partnering with God no hubiéramos tenido la oportunidad de contar con estas historias. Al momento en que este libro se publique habrá muchos que reconocerán que ellos son Índigo o que tienen amigos o parientes Indigo.

Ryan Maluski está comenzando sus 20. Los Índigo de esta edad son los precursores, los que primero arribaron. Podemos asegurar, que ellos fueron diagnosticados con problemas, aunque los desórdenes de la atención no eran un diagnóstico tan común como lo es ahora. Probablemente, se les calificó con desórdenes mentales o cualquier otra cosa que conllevara la connotación de "no encajar". También, muchos Índigos adultos mencionan aspectos espirituales.

Cuando lea la historia de Ryan trate de identificar algunos de los rasgos de un Índigo, que usted ya aprendió en este libro.
 

 


Creciendo como índigo
Por Ryan Maluski

No es fácil para mí describir mis sentimientos acerca de crecer como un Índigo, ya que hay que mucho que decir, además, no sé lo que es crecer no siendo Índigo, así que usted podrá imaginar mi dilema. Déjeme comenzar diciéndole que yo siempre supe que pertenecía aquí, al planeta Tierra, y que siempre tuve un profundo conocimiento universal de cómo son realmente las cosas y quién realmente era yo.

 

Sin embargo, y con gran sentido del humor, escogí crecer con gente y en situaciones y lugares que no reflejaban para nada el sentido de quién era yo. Fui muy competitivo, me sentí muy diferente y solitario. Me sentí rodeado de extraterrestres quienes habían invadido mi casa, tratando de moldearme como ellos pensaban que yo debía ser.

 

Para resumir, ME SENTÍ COMO UN REY TRABAJANDO PARA CAMPESINOS, QUIENES ME VEÍAN COMO UN ESCLAVO.

Crecí en una familia católica de clase media, en las afueras de Westchester, New York. Escogí dos amorosos padres y una hermana cinco años menor que yo. En mi infancia, tuve fiebres muy altas, convulsiones que me hacían ir al hospital y colocarme sobre hielo. Durante dos años me recetaron Fenobarbital para controlar las convulsiones. Mi madre pronto notó que me enfermaba fácilmente cuando me encontraba entre grandes grupos de personas, así que siempre trataba de mantenerme aparte de las multitudes, tanto como le fuera posible. Sus amigos y parientes nunca entendieron esto y la criticaban, pero ella sabía que lo tenía que hacer.

Mis padres me dieron todo lo que estuvo a su alcance. Recibí mucha atención y amor. Casi diariamente me llevaban a un zoológico de mascotas. Recuerdo los animales allí; sentía que eran míos. Una vez solté a las cabras de su corral lo que me produjo gran diversión.

A los siente años me di cuenta de que algunas cosas las hacía diferente a los demás. Por ejemplo, si yo iba a una tienda de dulces y me decían que cogiera los dulces que quisiera, yo sólo cogía los que quería en ese momento. Yo no hubiera vaciado el lugar. El dependiente resaltaba cuán diferente era cuando la mayoría de los niños acapararían todo lo que más pudieran mientras yo sólo tomaba la cantidad que necesitaba en ese momento.

En Navidad recibía muchos regalos, pero con el primero que abría me quedaba sentado jugando con él por un rato hasta que mi madre me instaba a abrir el siguiente. Yo me sentía agradecido con el primer regalo y realmente en ese momento, me podía quedar todo el día con ese solo regalo

Al llegar a la adolescencia, era capaz de quedarme observando un objeto y podía sentir todo mi ser yendo hacia él. Casi como dejando mi cuerpo, y era capaz de verlo desde cada ángulo, cada uno de mis sentidos se intensificaba dramáticamente. Si contaba estas sensaciones a mis amigos, ellos no tenían la más remota idea de lo que les estaba diciendo. Me sentía extraño, malentendido, ''equivocado". La época de mi bachillerato fue la más difícil y dolorosa de mi vida, cuando los chicos se comparan a sí mismos y encajar y ser aceptados es lo más importante. Me sentía extraño. Tiempo atrás, había tenido muchos amigos y me llevaba bien con todos los grupos, pero a medida que pasaba el tiempo, me iba sintiendo apartado de todo. Me encontraba en mi propio mundo, un mundo solitario que me producía rabia. Todo lo que yo quería ser era ser "normal".

A la edad de 15 años, dije a mis padres lo que estaba pasando: me sentía deprimido, paranoico y diferente. Tenia ataques de ansiedad y actuaba muy extraño, escuchaba voces negativas y manipuladoras en mi cabeza. Era incapaz de concentrar mi atención por mucho tiempo, era incapaz de tener auto control. Me sentía con 10000 voltios en un cuerpo que sólo tenía capacidad para contener la mitad de ese voltaje. Era como un cable eléctrico sin polo a tierra. Tenía tics, el síndrome de Tourette. Mis padres me llevaron a muchos, muchos médicos.

Lograba balancear mi caos interior a través del humor, era el payaso de la clase. Para mí era muy importante hacer todo lo que estuviera a mi alcance para hacer reír a la gente. Cuando lo lograba, estaba interactuando con ellos en el planeta. Me estaba haciendo notar.

Siendo chistoso lograba olvidarme de mis cosas - la risa hace sentir bien - Pero por otro lado, era muy impredecible, cambiaba de estados de ánimo repentinamente sin ningún aviso, me llamaban, sicótico, lunático y todo lo demás y yo lo creía. Pensé que nunca podría escapar de la prisión en que me encontraba. Algunos medicamentos me ayudaron por ciertos períodos de tiempo.

 

A los 15 años, uno de los mejores doctores del mundo, especializado en el síndrome de Tourette nos dijo a mis padres y a mí que yo era el caso más insólito que él hubiera visto jamás.

"Pareciera que cuando arreglamos una cosa, otra se descompone por otro lado"... Nunca me sentí más confundido en mi vida que cuando escuché sus palabras.

En esa época, me sentí orgulloso de que no pudieron diagnosticarme, porque eso significaba que aún tenia esperanza. Los medicamentos no lograban controlar la pena y la confusión, pero descubrí que el alcohol sí. El alcohol aturdía, me hacía sentir seguro, familiar y siempre accesible al resto del mundo. Los cigarrillos fueron también una forma de encajar y hacerme sentir un poco normal.

A los 16 años era hiperactivo y empecé a tomar un nuevo medicamento. Una noche, me encontraba tan exaltado que mi madre y yo llamamos al doctor, este dijo que tomando otra píldora me calmaría, me la tomé y me puse mucho más alterado. Llamé a otra doctora y esta dijo que las mismas píldoras eran las que me hacían sentir así. En ese momento quería salirme de mi propia piel, y supliqué a mi madre que me comprara alcohol para aturdirme. Era una situación insoportable. Morir era un pensamiento placentero ya que terminaría el infierno en que vivía. Me sentía atrapado en mi propio cuerpo.

En mi último año de bachillerato, estaba tan desesperado que voluntariamente acepté ir a un hospital psiquiátrico que mi terapeuta había recomendado. Éramos 25 niños, chicos entre los 10 y 18 años. Al principio me sentí bastante bien allí, viendo toda la gama de problemas que los otros tenían. Estuve allí durante un mes. Pasados algunos días empecé a notar que casi todos los niños venían a hablar conmigo cuando se encontraban mal. Eran muy abiertos conmigo y seguían los consejos que yo les daba. El personal del hospital no estaba muy a gusto con esto y se preguntaban cómo un "paciente loco" podría ayudar a otro.

Una noche, la realidad de mi situación me sobrecogió y me encerró en mi cuarto a llorar preguntándome una y otra vez ¿"por qué yo"?. En mi primer día en el hospital presencié cómo el personal del hospital había sometido a cuatro pacientes fuera de control, tirándolos al piso, inyectándolos con Thorizine, amarrándolos a la cama en el cuarto del silencio hasta que se calmaran. Después venía el castigo - no recibir llamadas telefónicas, no recibir visitas, no ver la TV, no salir de la habitación y "dejar la puerta abierta", para que el personal pudiera observar al paciente. Amé mi libertad y deseé que eso nunca me ocurriera a mí.

La parte más frustrante de las normas del hospital, era que estas eran impuestas por personas a quienes yo le podía ver sus problemas. Yo podía saberlo por el don que tenia de "leer" a la gente. Mi familia y amigos me visitaban en el hospital y me llevaban regalos, dándome gran apoyo. Mi cumpleaños 18 lo pasé allí e incluso me perdí de mi baile anual. No me sentía un hombre. Tenía muchas razones para sentir lástima de mí mismo.

 

Recuerdo que dije,

"Superaré todo esto y les enseñaré a otros niños cómo superarlo para que no vivan lo mismo que yo. Estoy seguro de que hay una forma de salir de esto".

Cuando me gradué de bachiller y decidí no ir a la universidad, mis padres claramente entendieron el por qué de mi decisión. Me dediqué al estudio de la magia, me sumergí en libros de auto ayuda y a la canalización material. Esto era lo que necesitaba después de todo. Esto me (dio esperanzas y la certeza de que lo que hacía estaba bien.

Cuando estaba solo en mi cuarto en la casa, siempre tenía la sensación de sentirme observado, de que cada movimiento y cada momento eran juzgados y grabados en una tabla. Cuando iba a "estar" solo en el bosque me sentía mejor. Era la mejor técnica para balancearme ayudándome a encontrarme a mí mismo en los momentos en que me sentía perdido.

Otra parte de ser un Índigo era sentir una increíble cantidad de enojo y furia mientras crecía, porque cada vez que expresaba cómo me sentía, nadie podía entenderlo. Esto se fue incrementando hasta que finalmente, dejé de expresarme. Sentía que estaba en una frecuencia diferente y listo a explotar a consecuencia de eso. Tiraba una silla, perdía el control, y maldecía a alguien, o simplemente bebía hasta que la ira desaparecía.

Verá, yo me estaba "expandiendo", y como me estaba desviando de la norma, recibía una píldora para tratar de reprimir eso. Pero yo estaba en expansión y jamás podría ser controlado o reprimido. Yo estaba, y aún lo estoy, en constante expansión. Así es como se siente ser un Índigo.

Una de las experiencias más increíbles que tuve jamás fue la del EMF (Electro Magnetic Field) Balancing Technique de Peggy Dubro, que trabaja la realineación del magnetismo del cuerpo a cierto nivel. Después de la primera fase, sentí una gran diferencia en mi interior, como la noche y el día. Sentía como si cada uno de los circuitos de mi cuerpo se hubiera completado. Todos los pequeños caminos en mi cuerpo y los campos que requerían trabajo, estaban completamente terminados y listos. Me sentí muy enraizado, con mucho más control y equilibrio.

Me sentía en paz y con mayor capacidad de contenerme y comprender mis emociones. Era capaz de liberar mis emociones negativas. El mal humor sencillamente pasaba, y después me sentía bien. La alineación EMF me hace mucho sentido, y siento que todo niño Índigo debería aprender esta técnica. De hecho, cada persona en la Tierra debería hacerse esto si quisiera sentirse un poquito mejor y si deseara mayor control de su vida.

Un progreso extraordinario me sucedió cuando me presentaron un alimento esencial vivo llamado super alga verde-azul. Después de consumirla por tres días, toda mi vida empezó a cambiar. Sentía cómo los circuitos de mi cuerpo se reconectaban y me expandía hasta contener todo lo que yo era. Me sentía calmado y en control - mi concentración aumentó junto con mis niveles de energía y memoria. Tenía una nueva sensación de poder interno y me sentía más calmado y equilibrado que nunca. Este alimento realmente salvó mi vida. Yo lo recomiendo altamente a todos los demás Índigos.

Para mí es muy importante pasar un tiempo a solas. Solo, me abro mucho, como una flor. Mi lugar especial es un centro natural cercano. Cuando voy allá, temprano en la mañana, me alejo de la vida diaria y puedo revisarla con desapego, como si fuera una película. Sin este tiempo a solas, solamente puedo ver lo que me rodea directamente, y me confunde y frustra. En mi soledad, puedo ver más claramente mi vida como un todo. Puedo ver más fácilmente la razón por la cual tengo un desafío en determinada área. Puedo ver mi camino en el bosque, y hacia dónde me conduce si continúo por ahí. Puedo ver los caminos sin salida y dónde debo podar el follaje y los matorrales.

También recibo mayor cantidad de visiones internas amorosas sobre todas las cosas, especialmente sobre mí mismo. Si algo me está irritando, puedo observarlo sin juzgar. Cuando estoy con las personas puedo interactuar bien, pero cuando estoy solo, algo mágico sucede, mi intuición aumenta. Me siento en mayor control de mi vida. Luego, regreso a mi vida diaria con una consciencia más elevada, capaz de enfrentar las situaciones de la vida.

Siento que es muy importante respetar el espacio de las personas y su sagrado tiempo a solas. Cuando estoy solo en el bosque, puedo sencillamente ser yo mismo, y eso es así. Puedo hablarle a los árboles y a todo lo que me rodea, y ellos sencillamente me escuchan y me aman como soy. Es agradable estar en un lugar en el que sencillamente puedo "ser", en donde sé que no existe el riesgo de ser juzgado por nadie. Crecí sintiéndome muy juzgado, muy diferente.

Si tuviera un niño Índigo, trataría a esa persona de manera distinta. Lo/la proveería de inmediato con super-alimentos esenciales de vida de vibración más elevada, especialmente algas verde-azules, le enseñaría técnicas para enraizarse, y haría que se equilibrara con el método EMF. Me aseguraría que tuviera consciencia de sí mismo/a sobre lo especial que es, y que eso es un regalo y no algo erróneo, malo o diabólico.

Posiblemente no los pondría en la escuela. En vez de eso, hablaría con otros padres y formaríamos un grupo para enseñarle a los niños las cosas que realmente necesitan saber: espiritualidad, quiénes son en realidad, cómo pueden expresarse, cómo liberar el enojo, y cómo ganar autoestima, crecimiento interior, amor por sí mismos y amor por los demás, e intuición. Personalmente, pasé totalmente aburrido en la escuela. Nada tenía sentido al estudiar lo pasado. Realmente no me importaba el pasado. Tenía dificultades en el presente, y el futuro parecía bastante oscuro.

Definitivamente, el sistema educativo necesita ser reestructurado, es ridículo que el ser humano en evolución sea tratado como un chiquillo. Debemos asegurarnos de que los maestros estén entrenados adecuadamente y que sean personas equilibradas. Cantidades de maestros desequilibrados "descargan" sus problemas en los niños. Lo mismo sucede en los hospitales psiquiátricos. Deberían permitir que los pacientes pudieran conectarse con la tierra en vez de darles pastillas y mantenerlos aislados unos de otros.

LOS ÍNDIGO TIENEN MUCHAS MÁS HERRAMIENTAS PARA USAR EN LA VIDA. UN NIÑO QUE NO ES ÍNDIGO PODRÍA TENER UNA PALA PARA HACER UN HOYO, EN TANTO QUE UN ÍNDIGO TIENE UN TRACTOR O UNA RETROEXCAVADORA. ELLOS PUEDEN EXCAVAR ESE HOYO MÁS RÁPIDO Y TAMBIÉN HACERLO MUY PROFUNDO Y CAER EN ÉL MUY PROFUNDAMENTE. SI ESTÁN DESEQUILIBRADOS, NO TIENEN LA ESCALERA PARA SALIR DE AHÍ. POR ESO, EN CIERTA FORMA, LOS ÍNDIGO PUEDEN USAR SUS DONES CONTRA SÍ MISMOS.

Permítannos enfatizar que a Ryan no se le advirtió sobre este libro. Le pedimos sus comentarios porque habíamos escuchado su historia, pero no recibió asesoría. Su historia realmente fue auténtica, como posiblemente pueden percibir. Él les habla sobre su "expansión", y que nadie puede comprenderlo, incluso cuando trata de explicar lo que sucede.

 

Este es un típico Índigo. Además, ¿Pudieron percibir lo humanitario que es? En el campo mental, él se dedicó a ayudar a otros, quienes inmediatamente comprendieron. También dijo,

"Me sobrepondré a todo esto y después le mostraré a los otros niños cómo hacer lo mismo. Sé que hay una forma."

Su preocupación es identificar para que otros puedan recibir ayuda. Intuitivamente sabe que hay otros como él.

Constantemente permanecía en el "ahora". Solamente se enfocaba en lo que "es" y no en lo que "será". En eso también es un típico Índigo y es por esa razón por la que no puede ver la consecuencia de sus acciones. Las escenas de apertura de regalos de Navidad, los almacenes de caramelos, el deseo de solamente "ser"; el deseo irresistible de estar a solas, todo ello nos habla de estar en el "ahora" Para un niño, esta es una consciencia expandida, algo que con frecuencia, no se presenta en la vida sino mucho más adelante. Él la tenía instantáneamente, y por eso le pusieron la etiqueta de "raro".

 

Ryan decía,

"Yo estaba, y todavía estoy, en constante expansión. Así es como siente un Índigo."

Ryan podía "leer" a la gente. No habló mucho sobre eso porque muchos todavía consideran que él es raro. Para nosotros, es sencillamente la habilidad de percibir la energía que rodea a las personas, y de tomar decisiones inteligentes basados en eso. Algunos adultos lo llaman intuición. Él tuvo una buena dosis de esto desde niño, y sentía frustración porque podía "ver" que sus maestros y médicos estaban desequilibrados. Qué regalo pero también que lastre, si no es comprendido. Ryan se sentía evolucionado, pero sentía que nadie lo sabía.

 

¿Recuerdan cuando nos dijo que los Niños Índigo se sentían como si pertenecieran a la realeza? Ryan dijo que "se sentía como un rey trabajando para los campesinos, y siendo considerado como un esclavo." También sentía amargura sobre la escuela. ¿Qué clase de parodia es tener maestros que no reconocen quién eres?

Las referencias a la super alga verde-azul y a la Técnica de Equilibrio EMF fueron para nosotros una revelación! No teníamos idea de que Ryan estuviese utilizando esos recursos. Sus comentarios suenan a comerciales, tienen que haberle servido mucho.

Tal vez deseen saber que los padres de Ryan sobrevivieron a todo esto, y hoy en día tienen un hijo amoroso que está en equilibrio, feliz, sereno, y es su mejor amigo. Honestamente, solamente eso, podrá indicarles que hay esperanza para cualquiera que se encuentre en su vida y que pareciera no tenerla. Jamás se rindan!

Recibimos esta carta, breve y tierna, de Cathy, otra Índigo:

Tengo 16 años. Creo que estoy iluminada y es muy frustrante tratar de entender las acciones, pensamientos y sentimientos de los que tienen mi edad. Acabo de encontrar a alguien que comparte mis pensamientos y también es un iluminado. Estaba tan sorprendida de encontrar a alguien a quien he estado buscando toda mi vida, alguien que comparte mis experiencias

Acabo de leer su capitulo sobre los Niños Índigo y me sentí extrañamente aliviada por el hecho de que hay otros niños y adolescentes tan frustrados como yo.

Siento que tan sólo con escribir esto y ser escuchada me inspira a creer que algo pudiera estar sucediendo. ¿Reciben ustedes muchas respuestas de personas de mi edad? No sé hacia dónde ir. Supongo que sencillamente sigo con mi vida y veo hacia dónde me lleva mi camino.

Al igual que la carta de Ryan, esta breve nota la recibimos debido a la pequeña mención sobre los Niños Índigo en el último libro [de Lee Carroll] En Sociedad con Dios (Partnering with God). Cathy no nos dice que ella es inteligente. Ella dice "iluminada". También ella encontró la información de los Índigo por sí misma, leyendo un libro metafísico de auto-ayuda para adultos! También ella se está abriendo para ver si hay alguien "allá afuera". Y para completar, ella es muy feliz porque encontró a otra persona de su edad que comprende, porque la mayoría de sus compañeros no lo hacen.

 

La mayoría de los Índigo se encuentran entre los seis y diez años de edad. Cathy es otra precursora, al igual que la siguiente Índigo, Candice Creelman.
 

 


TODO LO QUE NECESITAS ES AMOR
La Experiencia Índigo

Candice Creelman

Desde el principio supe que algo en mí era diferente, aunque no sabía lo que era. Recuerdo claramente mi primer día en el jardín infantil, cuando me acerqué al grupo que ya estaba alrededor de la maestra. Me uní a ellos e inmediatamente supe que algo extraño pasaba y que yo no pertenecía allí. Los otros niños, desde el primer día, comenzaron a tratarme literalmente como si fuera una extraño o algo parecido. No recuerdo lo que dijeron los otros niños específicamente, pero recuerdo que me hicieron sentir que no merecía estar con este grupo.

Esto continuó durante toda mi escuela primaria y secundaria, hasta que salí al mundo "real".

La escuela era para mí muy difícil, no solamente porque me apartaban y consideraban "distinta", sino porque yo sabía que la mayor parte del trabajo en clase era completa basura y no tenía nada que ver con el mundo "real". Supe todo el tiempo que jamás utilizaría lo que me enseñaron, a pesar de lo mucho que trataron de convencerme de lo contrario. Yo sabía que lo que enseñaban en la escuela era relativamente inútil. Aparte de la lectura básica, escritura y habilidades matemáticas, y tener una idea de lo que había ahí afuera, no hacían más que arrojar información inútil.

 

A pesar de que no comprendía plenamente lo que significaba en ese momento, básicamente comprobé que era una verdad para mí. Algo que siempre me preocupó a medida que se acercaba mi graduación era cómo arrojarle de vuelta al maestro lo que nos decía, por la forma en que nos era entregada y entregada la información, sin ningún tipo de razonamiento ni pensamiento independiente, ¿Cómo nos serviría esto en el mundo real?

 

Y así, dada mi frustración con la escuela y el hecho de que me aburría tontamente con esto, no lo hice muy bien. De hecho, tuve suerte de pasar. Me gradué en la secundaria con apenas encima del mínimo para salir de ahí, y así no tener que estar, nunca más, condenada al ostracismo por mis compañeros Sin embargo, eso continuó durante mis años universitarios, y hasta cierto punto, todavía sigue hoy en día.

Mis padres, a pesar de que me amaban tiernamente, en realidad no tenían idea por lo que yo estaba pasando. Escuchaba a mi madre decir cosas como: "Todos se molestan." Y "Los niños pueden ser tan crueles", y aquí viene la mejor, y que hoy en día me hace reír a carcajadas: "Sencillamente ignóralos y te dejarán en paz." No es cierto, y mucho más fácil de decir que de hacer. No solamente no me dejaban tranquila, sino que se burlaban más si yo resultaba sentada en una esquina, tapándome.

En vez de pasar mi niñez haciendo cosas corrientes tales como pasarla con otros chicos, pasaba el tiempo con mi música, en el sótano de mi padre y madre, y eso me ayudó a sobrellevar todo esto. Esto demostró ser algo bueno, ya que la música se volvió mi profesión. Sobra decir que terminé con mi autoestima muy baja y aún persiste. Todavía lucho contra esas viejas voces que suenan en mi cabeza y que me decían que era una perdedora y todo lo demás. Recientemente, fui a un retiro al que no me sentí que pertenecía y de repente, me encontré de vuelta en la escuela. Así que las heridas están todavía ahí. Afortunadamente, desarrollé formas de entrar en mí misma para descubrir lo que pasaba y poder sanarlas ahora apropiadamente.

Justo antes de graduarme en la secundaria, un día me disgusté y decidí preguntarle a alguien por qué me trataban de esa manera. Estaba fuera de la escuela, en el pequeño pueblo de Alberta, justo en las afueras de Edmonton, y vi a una chica con la que había ido a la escuela desde el primer día. La miré y sin más, saqué el valor para preguntarle.

 

Antes de darme cuenta de lo que estaba pasando, las palabras habían salido:

"Tú sabes lo mal que he sido tratada durante estos años, verdad?"

Ella me miró fijamente, con la mente en blanco, fingiendo no saber de lo que le estaba hablando. Cuando la presioné, ella murmuró estar de acuerdo. "¿Por qué?" le pregunté. "¿Qué es lo que les he hecho para merecer eso? ¿Qué es lo que quizás he podido hacer para merecer semejante y horrible trato?

Ella miró a su alrededor, tratando de escapar de la respuesta a mi pregunta. Cuando comprendió que no podía, comenzó a pensar en ello. Todo lo que pudo concluir fue, "Porque eres diferente".

 

En ese momento, todo lo que pude decir o pensar fue,

"De qué estás hablando? ¿A qué te refieres con diferente? Incluso, si lo soy, por qué tiene eso que ser la causa para que la gente me dijera las cosas que dijeron todos estos años?"

En ese tiempo, no tenía idea sobre cómo o por qué era yo diferente, sin embargo, pocos meses antes había comenzado a desarrollar mi intuición. Ahora me alegro, porque esas experiencias me fortalecieron, a pesar de que cuando pasó, fue horrible. Pasé mi niñez y adolescencia sintiéndome completamente sola. No tenía a nadie con quien relacionarme. Por eso, me mudé a Toronto, al otro lado del país, por dos años y medio. Sin embargo, el pasado verano, fui "forzada" a regresar a casa, a Edmonton, porque mi madre estaba enferma. Terminó siendo el mejor verano de mi vida, porque finalmente fui capaz de dejar atrás el pasado.

Al puro final, me dio la habilidad de entrar en mi interior. También, encontré un grupo de personas con las cuales, por fin, me sentí que pertenecía. Jamás sentí que pertenecía a alguna parte. Mis amigos me dieron esto, lo que a su vez me dio una nueva sensación y propósito y confianza. Ahora estoy aprendiendo a no ocultar mi verdadero ser interior; mi verdadero ser es hermoso. Ahora que he regresado a Toronto, me siento mucho más completa en mi interior y mucho más empoderada que antes.

En realidad, regresar fue una decisión difícil, porque nunca tuve esta fuerte sensación de pertenecer. Sin embargo, también sentí con fuerza que tenía cosas que hacer aquí en Toronto. Aprendí que no podemos escapar de nuestros fantasmas. Tarde o temprano, tienes que enfrentarte contigo misma, como lo hice el verano en Edmonton. Conocí mucho sobre mi pasado y su verdadero sentido.

Volverme consciente del fenómeno Índigo también me aclaró muchas cosas y me ayudó a comprender mejor quién y qué soy yo y por qué estoy aquí en este tiempo. Esto me ha dado el poder de sanar todas las heridas del pasado para poder seguir adelante como un ser humano, empoderado y confiado. Decidí poner en mi música toda esta energía sin explotar, escribiendo sobre las cosas que verdaderamente importan en la vida.

Muchas veces encontró resistencia cuando compartía con otros cómo me sentía "adelante" de la mayoría de la gente - adelantada para mi tiempo, tomando prestada la frase. Lo que aprendí, experimenté y sentí va mucho más allá de lo que la gente remotamente pudiera comenzar a entender. Esto para mi demostró ser muy frustrante y a veces devastador, principalmente porque cuando cometí el error de expresar este "saber" a otros que no lo comprendían, la respuesta que recibía era que yo era la que no entendía, que era muy joven para tener esa clase de sabiduría, y que era egoísta al decir que estaba "más allá" de alguien con más experiencia en estos asuntos.

Bien, estoy aquí para decir que la experiencia física no tiene nada que ver con la sabiduría. Todos, sin importar la edad, tienen acceso a la sabiduría; depende de qué tan abiertos están para permitir que les llegue - no qué tan viejos son - lo que cuenta.

Ese mismo verano, crecí espiritualmente de muchas formas. En mi curso a nivel de Maestría en Reiki, supe que había dejado atrás a muchas personas que estaban allí, incluyendo a aquellos que habían estado practicando por muchos años. Antes de incluso darme cuenta de qué se trataba, lo hice todo en un año. Mi error (lo fue?) fue hablarle a muchas personas sobre ello.

 

Sabía que la mayoría se sentía enojada internamente conmigo por decir lo mucho que sentía que había progresado y cómo el retiro Reiki fue sencillamente un juego para mí. Algunas personas trataron de decirme que me había perdido las sutilezas del retiro, aunque yo sabía que no. Disfruté la mayor parte, pero para mí lo que hablamos era muy básico.

Por supuesto, cuando hablo así, las personas automáticamente asumen que esto viene solamente de mi ego. Tuve la misma experiencia con otro maestro, durante este verano, cuando me dijo que estaba siendo egoísta. Me enfrentó con bastante dureza y realmente hirió mi confianza. Sin embargo, todo lo que sé es lo que sé, y no hay forma de que pueda probar lo que sé, sencillamente es así.

No siento que es gran cosa ser una Índigo, lo estoy haciendo solamente con el propósito de ayudar a los que lean este libro a comprender qué se siente. El asunto Índigo solamente me ayuda a comprender lo que me ha sucedido - y sigue sucediendo. En el pasado lo consideré una carga: odió ser diferente. Ahora me regocijo, porque lo comprendo, y puedo llamarlo una aventura. Me despierto cada mañana sintiéndome como un niño en Navidad, y jamás pensé que recobraría ese sentimiento. Pero aquí estoy, amando cada día. Estoy viva y regocijándome en lo maravilloso que es todo. Todos tienen acceso a lo que está ahí afuera, a pesar de que los Índigo pareciera que "lo entienden" mucho más rápido que la mayoría.

Así, por mi experiencia, mi mejor consejo a aquellos preocupados con los Índigo es: ser comprensivo. Los Índigo sencillamente y de verdad, necesitan su amor y apoyo, pero no podemos estar saludables si nos demuestran sentimientos de separación. Necesitamos saber que somos amados, apoyados e importantes. Sabiendo esto, tendremos el poder de ser lo que verdaderamente somos, sin avergonzarnos de ser "diferentes". No sé cuántas veces deseé solamente una cosa que alguien me dijera que me amaba y que era especial. No en una forma condescendiente, sino de una forma empoderadora que me hubiera dado la sensación de que tenía un gran propósito aquí, al igual que todos lo tienen.

No podemos recibir ayuda de los que nos señalan diciendo:

"Oh, esa es una de esos Índigo Wow! Pongámosla en vitrina."

Por favor, en vez de eso, hágannos saber que realmente todo está bien al ser lo que somos, y sencillamente ámennos por ello - por lo que en verdad somos - eso es todo. Esa canción “All You Need Is Love” debería ser el tema del planeta ahora, porque llegar al amor es para lo que verdaderamente estamos aquí - el Ciclo en la Tierra es mucho más que un sueño o imaginación de niños - la imaginación es donde todo comienza. El Cielo en la Tierra es una realidad, a pesar de que no todos pueden verla. Ya está aquí, así que créanlo, así es!

Candice tiene en común con Ryan algunas cosas muy básicas, al igual que con la mayoría de los Índigo. Ella también está en medio de la década de los 20. ¿Se percataron lo mal que se sentía por ser "diferente"? El haber sido apartada realmente la marcó. También pueden percibir el tema en su amargura hacia la escuela. Créannos, esto crecerá rápidamente - esta rebelión por la forma en que se presenta la educación. Esté sucediendo justo ahora, de acuerdo con muchos educadores. Lo que evitó que Candice encajara fue su "saber", que fuera más sabia que la mayoría.

Lo otro que compartieron fue el conocimiento absoluto de que era una iluminada. Ella "sabía" cosas que los estudiantes mayores, más experimentados trataban de aprender. Ella flotó a través de las clases sobre las técnicas de sabiduría ancestral como si siempre las hubiera conocido. Este es otro atributo de los Niños Índigo. Justo cuando tratas de enseñarles algo, manifiestan aburrimiento y quieren seguir adelante hacia los niveles avanzados, o renunciar completamente. Esto puede parecerles obstinación, pero posiblemente ya comprendieron el asunto - así que para qué continuar. No es simplemente inteligencia, es una sabiduría que va más allá de sus años. El artículo de Candice está lleno de evidencias de esto, y en cada oportunidad nos quiere hacer saber que no se trata de ego - que sencillamente "es".

Al igual que en el caso de Ryan, su consuelo era estar a solas. A solas, tenía el control y podía hacer lo que quisiera, a su propio paso acelerado. También la protegía de aquellos que la esquivaban. Aunque ella sentía que era especial, sus compañeros y maestros la golpeaban verbalmente de una manera tal que realmente ponía a prueba su autoestima. A pesar de que los Índigo llegan sintiéndose "expandidos", como dijo Ryan, con el tiempo, esa característica de su personalidad puede ser expulsada por los golpes que reciben en la vida. Este era el caso de ambos, Ryan y Candice. Celebren el hecho de que, con equilibrio, lograron recuperarla!

Ambos sintieron que fue un error haberle comentado a otros lo que sentían! Parece que eso empeoró la situación y los condenó al ostracismo, apartándolos de su grupo de compañeros. Sin embargo, continuaron tratando de hablarle a los demás sobre la forma en que sentían. En retrospectiva, ambos sienten que debieron callarse y dejar que el mundo descubriera lo que cada uno era, sin su ayuda. Nosotros, sencillamente, no podemos imaginar lo difícil que debió ser!

Miren esto: Ryan, Cathy y Candice buscaron todos la sabiduría espiritual por su propia cuenta. Como les dijimos antes, esto es algo que los Índigo prefieren hacer. Ellos sobresaldrán en la iglesia, porque allí es donde pertenece el amor. Se sienten atraídos por los principios universales del amor porque lo comprenden y se sienten "en el hogar" con ello.

¿Qué fue lo que dijo Candice que era la clave de su alivio? El amor. La mayoría de los Doctores (PhD) y educadores entrevistados en este libro dijeron lo mismo. El deseo de Candice de ser amada y respetada superaba casi todo lo demás.

 

Su mensaje a todos nosotros? AMEN A LOS NIÑOS ÍNDIGO.
 

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